Una tierra donde celebrar mal s¨ª est¨¢ penado
Teo Guti¨¦rrez festej¨® un gol en La Bombonera recordando a River, y se arm¨® el l¨ªo.
Teo Guti¨¦rrez. Marc¨® un gol y de repente se le vino el mundo encima. Casi literal. El delantero Teo Guit¨¦rrez anot¨® el empate de Rosario en La Bombonera y al instante le sobrevino el coraz¨®n gallina que lleva dentro. As¨ª que se dirigi¨® a la grada y celebr¨® la gesta trazando una franja diagonal bajando desde su coraz¨®n. Y luego otra. Y otra. El cintur¨®n de seguridad, un gui?o para River, su ex, al parecer una pu?alada al seguidor bostero. Y se desat¨® el alboroto: los jugadores de Boca en manada insult¨¢ndole, encar¨¢ndole, peg¨¢ndole, empuj¨¢ndole, alguno incluso pate¨¢ndole. Y va el ¨¢rbitro y es al colombiano al primero que expulsa. Y adem¨¢s del castigo que le espera por la v¨ªa deportiva, tambi¨¦n se le abri¨® una causa por la penal, con un caso elevado de oficio por el fiscal por incitaci¨®n a la violencia y una denuncia al hilo presentada por un abogado oportunista. Ma?ana tiene que ir a declarar ante el juez. Vamos, que con el rasero argentino, el derbi madrile?o del pasado s¨¢bado (y m¨¢s de uno en el f¨²tbol espa?ol) duerme en comisar¨ªa.
Klinsmann. Cinco a?os despu¨¦s, Estados Unidos decidi¨® que se acab¨® la era Klinsmann. La derrota en casa frente a M¨¦xico (1-2) y la goleada sufrida ante Costa Rica (4-0) acabaron en guillotina. Tras dos jornadas, los gringos van ¨²ltimos en el Hexagonal final de la CONCACAF para clasificarse al Mundial de Rusia 2018. Y pese a que el t¨¦cnico dijo no temer por su puesto, porque sus cr¨ªticos ¡°no entienden el deporte del f¨²tbol¡±, tuvo que hacer las maletas. Aunque es otra mentalidad, otro concepto, los directivos de Estados Unidos tambi¨¦n pierden la paciencia. Y m¨¢s r¨¢pido que nadie. A la segunda.
Osvaldo. El f¨²tbol se qued¨® sin uno de sus mejores productores de goles (los celebraba disparando al aire como si sus manos fueran pistolas, pero sin molestar) y la m¨²sica gan¨® un aspirante a genio. Con s¨®lo 30 a?os, jug¨® s¨®lo cinco minutos de un partido de la Libertadores, se fue del campo caminando y al llegar al vestuario se encendi¨® un cigarro. Fue su ¨²ltima aparici¨®n en un c¨¦sped. Boca le rescindi¨® el contrato y el argentino que fuera goleador del Espanyol y de la selecci¨®n italiana lleg¨® a la conclusi¨®n de que el f¨²tbol no le hac¨ªa feliz. Estuvo en el mercado durante el verano, recibi¨® ofertas, pero finalmente prefiri¨® montar una banda, Barrio Viejo Blues, y se puso a cantar. Esta semana concedi¨® sus primeras palabras tras su fuga. Se encendi¨® un puchito, una declaraci¨®n en s¨ª misma, y recit¨®: ¡°Me di cuenta en mis dos ¨²ltimos a?os de que el ambiente del f¨²tbol no me entend¨ªa y eso me hac¨ªa mala sangre. Cuando dej¨¦ de jugar me liber¨¦ un poco de toda aquella mierda. Ahora soy feliz¡±. Una pena de desencuentro, casi un drama. Porque le quedaba f¨²tbol. Y el suyo, cerca del ¨¢rea, era de los mejores.