Y c¨®mo arrancamos esto
Ser¨¢ que la Asociaci¨®n de la Prensa ha cursado una circular a todos los periodistas para que usen a porrillo el verbo ¡°arrancar¡±. Arranca el partido, arranca la Liga, arranca la eliminatoria, arranca la jornada, arranca la segunda parte, arranca la Copa Davis, arranca la rueda de prensa, arranca el baloncesto, arranca la asamblea de socios, arranca el plazo para nuevos fichajes...
Todas las definiciones de ¡°arrancar¡± evocan algo que cambia bruscamente de estado: la violencia que se precisa para arrancar una muela o una ra¨ªz; el impulso necesario para arrancarse a cantar; la fuerza que se ejerce al arrancar a un ni?o de su familia; la energ¨ªa desatada al poner en marcha la lavadora o el coche, con cierto estruendo; el esfuerzo de quien emprende una carrera y, por tanto, se arranca a correr...
En la vida com¨²n, nadie dir¨¢ que arranca una procesi¨®n o que arranca un minuto de silencio; o que arranca una reuni¨®n... Sin embargo, en el periodismo deportivo nada parece importante si no se describe como un arranque.
El idioma espa?ol dispone de muchas opciones para nombrar la acci¨®n de poner algo en marcha: empezar, comenzar, acometer, principiar, iniciarse, emprender, desatarse (por ejemplo, se desata una tormenta), desencadenarse, activarse, estrenar... De ese modo, el partido puede comenzar; la Liga puede iniciarse; la pretemporada se emprende; la asamblea se re¨²ne, el programa empieza, el plazo se activa, la jornada se estrena...
El s¨¢bado 1 de octubre, a las 18:30, escuch¨¦ en mi emisora favorita tres veces el verbo arrancar en apenas 30 segundos. En dos de ellas, para decir que arrancaba el partido Las Palmas-Osasuna; y la tercera, para explicar que a tal hora arrancar¨ªa un informativo sobre el comit¨¦ federal del PSOE. El domingo 9, a las 20:45, o¨ª cinco veces ese verbo en 1.10 minutos; las tres primeras, en un margen de cinco segundos. Y adem¨¢s, todos los partidos de la jornada arrancaron en alg¨²n momento; y en ciertos casos, arrancaron varias veces: cuando se dio la palabra al narrador, cuando el narrador empez¨® a hablar, cuando el bal¨®n se puso en juego... Y adem¨¢s, arrancaron luego todas las segundas partes. Todav¨ªa, es verdad, no se ha o¨ªdo ¡°??arranca el descanso!!¡±; pero estar¨¢ al caer.
?C¨®mo extraer esta pesadez del vocabulario deportivo? No s¨¦. Quiz¨¢s podr¨ªamos pedir ayuda al copiloto Luis Moya, para que nos dijera con su justificado ataque de nervios: ¡°???Traten de arrancarlo. Por Dios!!!¡±.