Cl¨¢usula del miedo
El lenguaje deportivo re¨²ne muchos desatinos pero ha aportado tambi¨¦n expresiones certeras. Entre ellas, la locuci¨®n ¡°cl¨¢usula del miedo¡±.
En estos d¨ªas en que se rematan fichajes y cesiones, la ¡°cl¨¢usula del miedo¡± se a?ade sin rubor a los contratos; y los aficionados no suelen ser conscientes de ello hasta que se ejecuta en partidos concretos y ven c¨®mo uno de sus mejores futbolistas se queda en el vestuario.
Primero lleg¨® el hecho, y despu¨¦s su denominaci¨®n. El hecho consiste en que un club traspasa o cede a otro un futbolista con la condici¨®n de que no juegue en los partidos en que ambos equipos se hayan de enfrentar. Y la denominaci¨®n ¡°cl¨¢usula del miedo¡± define muy bien la jindama que se experimenta al escribir ese ominoso apartado del contrato.
Se llama ¡°cl¨¢usula¡± a cada una de las disposiciones de un acuerdo, tratado, testamento o cualquier otro documento an¨¢logo, y el t¨¦rmino procede del lat¨ªn ¡°clausus¡± (cerrado). En efecto, las cl¨¢usulas quedan cerradas en s¨ª mismas; y aunque se toque una de ellas, las dem¨¢s siguen vigentes porque no les afecta la alteraci¨®n de su vecina.
Yo aprend¨ª la expresi¨®n ¡°cl¨¢usula del miedo¡± en el diario AS, pero Google da como referencia m¨¢s antigua una publicaci¨®n digital granadina (www.granadadigital.es) que la escribi¨® en 2002, si bien cabe pensar que se usara antes en la radio.
Se pod¨ªa haber denominado a estos acuerdos ¡°cl¨¢usula de veto¡±, o ¡°cl¨¢usula de incompatibilidad¡±; o ¡°cl¨¢usula del ex¡±, como he o¨ªdo en el espa?ol de Am¨¦rica. Pero el hallazgo de ¡°cl¨¢usula del miedo¡± es brillante, porque pone el foco sobre el motivo del acuerdo m¨¢s que sobre su contenido. Y de tal forma denuncia la cobard¨ªa de quien no quiere a un jugador pero teme encontr¨¢rselo en el equipo rival. Es decir, lo que llamamos ¡°ser como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer¡±.
Este dicho define muy bien la ¡°cl¨¢usula del miedo¡±, pues con ¨¦l ¡°se reprende a quien no disfruta de algo y adem¨¢s impide que otros lo hagan¡±, seg¨²n lo define el Instituto Cervantes en su Refranero multiling¨¹e. Y viene de muy lejos. Est¨¢ documentado en la literatura del siglo XI, y Lope de Vega titul¨® El perro del hortelano una de sus obras.
Si el gran dramaturgo del Siglo de Oro naciera ahora, tal vez escribir¨ªa algo sobre las cesiones de futbolistas.