El ganador de la Euro no marca tendencia
Pas車 la Eurocopa y no dejar芍 huella. Torpedeada por la codicia de la UEFA, reuni車 a 24 equipos por vez primera, un exceso que sirvi車 para ganar color en las calles y para perder calidad en el juego. Es el precio del negocio y su af芍n recaudatorio. Se ha disputado una Eurocopa inflada y una Copa Am谷rica sin sentido. Por el horizonte aparecen los Juegos de R赤o, que una vez dieron la espalda al f迆tbol y ahora tambi谷n lo exprimen. No hay tiempo para el descanso. En el mejor de los casos, el torneo dej車 detalles. En el peor, traslad車 la idea de una industria articulada por unos dirigentes m芍s caracterizados por la avaricia que por la sensatez.
Gan車 Portugal, que s車lo venci車 en un partido. Dice mucho del equipo y de la competici車n. Venci車 por resistente, no por brillante. Atr芍s dej車 versiones muy superiores, desde el fabuloso equipo que irrumpi車 hace 50 a?os en el Mundial de Inglaterra hasta las ediciones portuguesas de Chalana en 1984 o de Figo en 2000. El 谷xito de Par赤s consagra al f迆tbol de un pa赤s de tremenda importancia, generador constante de excelentes jugadores, algunos de ellos estrellas hist車ricas, desde Eusebio hasta Cristiano Ronaldo, pasando por Luis Figo. Tres Balones de Oro, nada menos. No ha sido un gran Portugal, pero el f迆tbol ha hecho justicia con su fenomenal tradici車n.
El m谷rito de la victoria fue doble. Derrot車 al favorito y le venci車 en su casa. Francia hab赤a hecho de Par赤s su santuario. En el Parque de los Pr赤ncipes se impuso a Espa?a en 1984. En el Stade de France gan車 el Mundial 98. El domingo quebr車 la racha. Es un equipo que impone por los recursos f赤sicos de sus jugadores, pero que no tiene refinamiento. Francia no enamora. Abandon車 el f迆tbol champagne de los a?os 80 para invertir en unos atletas arrolladores. Si corren est芍s perdido. Ese fue el problema de Portugal con Sissoko, un portento atl谷tico que rompi車 l赤neas como si fueran mantequilla. El problema de Sissoko fue de naturaleza futbol赤stica: le falta sutileza, visi車n panor芍mica, ese detalle que separa a los que comprenden los secretos del juego de los jugadores unidimensionales.
La final quiebra, pero no destruye, la l赤nea que ha marcado el f迆tbol en los 迆ltimos grandes torneos. Espa?a instal車 en 2008 un modelo casi revolucionario, una especie de regreso al futuro. Retom車 los viejos valores de la t谷cnica para imponer el juego corto y las posesiones largas. Cualquiera que sea la opini車n que merezca ese estilo, su huella fue evidente. Defini車 una 谷poca y gener車 el efecto imitaci車n en Alemania. Con las evidentes diferencias culturales que les separan, han sido dos equipos cortados por un patr車n muy parecido. En la Eurocopa volvieron a dominar la estad赤stica de la posesi車n (64% Alemania, 62% Espa?a), con una distancia sideral sobre Francia y Portugal, que apenas llegaron al 52%.
Espa?a sali車 m芍s perjudicada que Alemania, el mejor equipo de la Eurocopa. No le perdi車 el juego, sino un par de errores y la falta de un delantero competente. Espa?a ofreci車 dos malas se?ales. O ha perdido convicci車n en sus ideas o tiene la piel demasiado fina. No logra recuperarse de las malas noticias. Tampoco convence la nueva generaci車n. Ninguno de los j車venes ha superado a sus predecesores. En este cap赤tulo, los portugueses han ofrecido mejores se?ales: Guerreiro, Joao Mario, Danilo y Renato Sanches han entrado como un calcet赤n en el equipo. En cualquier caso, el triunfo de Portugal no marca tendencia. No hay matices singulares en su juego, aunque algunos futbolistas han figurado entre los mejores del torneo, caso de Rui Patr赤cio y Pepe, que ha hecho un arte del ejercicio defensivo.