Griezmann y Cristiano, mano a mano
Francia-Portugal, o sea, Griezmann-Cristiano. Acudo de nuevo al reduccionismo al estilo del Portugal-Gales, que funcion¨®. Ca¨ªda Espa?a, hemos tenido alg¨²n consuelo con el desarrollo posterior de la Eurocopa, que nos ha ofrecido focos de atenci¨®n muy familiares. Eso le pone sal y pimienta al guiso del f¨²tbol neutral que sin ello para muchos resultar¨ªa soso. Y hay m¨¢s: Umtiti o Rami (jugar¨¢ uno de los dos) y Pogba, al que el madridismo mira con atenci¨®n por si acaso. Pero, ante todo, Griezmann y Cristiano. En mi ciudad, los atl¨¦ticos van con Francia y los madridistas, con Portugal.
Las propias Francia y Portugal son naciones que no nos resultan indiferentes. Vecinos, uno a cada lado. Casi podemos decir que Espa?a es algo as¨ª como la media aritm¨¦tica de ambos en casi todo. Aunque no en f¨²tbol, porque el que practican, ya coment¨¦ algo de esto ayer, est¨¢ en las ant¨ªpodas del que nos llev¨® a nosotros a unos ¨¦xitos que, ?ay! ya son definitivamente pasado. Ninguna de estas dos selecciones arriesga nada. Las dos se afirman en su seguridad atr¨¢s y el trabajo duro. La otra idea es hacer llegar el bal¨®n al fen¨®meno respectivo, para que este meta gol y gane el partido.?
Cristiano ha reducido m¨¢s sus movimientos. Se ha convertido en un nueve puro y cabeceador. No est¨¢ haciendo un grandioso campeonato, pero ha estado en los momentos necesarios. Es gracias a ¨¦l que Portugal ha alcanzado esta final. Bueno, y al trabajo de todos, en especial de Renato. Del mismo modo Francia busca a Griezmann, que se mueve m¨¢s, viene y va, aparece por sorpresa, bailotea en torno a Giroud, que da la cara por ¨¦l, y clava pu?aladas de p¨ªcaro. As¨ª hasta seis veces. Hoy se miran a la cara. El joven pistolero frente al viejo. Cara a cara en la ¡®main street¡¯ del pueblo. Con todos mirando.
?