Cristiano, el minimalismo y los cachorros
Miramos en Espa?a a la selecci車n portuguesa con un punto de nostalgia y algo de envidia, menos por la impresi車n que produce su juego que por algunos datos relevantes. Portugal est芍 en la final y posiblemente ha resuelto el problema de la regeneraci車n del equipo. Es la selecci車n de Cristiano Ronaldo, y as赤 ser芍 hasta que abandone el f迆tbol, pero han bastado seis partidos en la Eurocopa para acabar con la sensaci車n de estancamiento de los 迆ltimos 10 a?os.
En su condici車n de t車tem absoluto, Cristiano gobierna, pero en condiciones menos dr芍sticas que en torneos anteriores. Su viejo poder tambi谷n era absoluto en el campo. Se lo permit赤an su car芍cter y sus cualidades f赤sicas. Cristiano era una amenaza de gol desde cualquier sitio. Ahora su radio de acci車n es bastante m芍s limitado, el 芍rea y sus l赤mites m芍s cercanos. Se ha transformado en un especialista, pero qu谷 especialista. Su amenazante condici車n para los defensas y porteros no ha decrecido.
De alguna manera, Cristiano nos remite ahora a un saludable minimalismo: menos es m芍s. Es una se?al de inteligencia en un jugador que ten赤a m芍s fama de exuberante que de t芍ctico. Su aportaci車n en la Eurocopa ha sido m芍s importante por el valor de sus goles que por el volumen de su juego. Ha asumido, y se lo han tolerado, por supuesto, el papel de rematador, de extraordinario rematador. Su portentoso gol frente a Gales tuvo el aire de los momentos que definen un torneo. Ahora se les llama goles ic車nicos. Pues eso.
Cristiano disfruta de esta Eurocopa porque le quita un enorme peso de encima. Le ocurre lo mismo que a Messi en Argentina. Nunca pierde Argentina, pierde Messi. En Portugal sucede lo mismo con Cristiano. Se necesitan unos hombros inmensos para soportar esta carga. Nadie como su propia generaci車n ha sufrido tanto las enormes expectativas que ha generado Ronaldo. Durante a?os le acompa?車 un grupo de jugadores de gran prestigio: Moutinho, Veloso, Miguel, Pepe, Nani, Bruno Alves, etc. Portugal ten赤a un potencial que nunca lleg車 a concretar. Rara vez pareci車 un equipo unido y competente. Sus jugadores estaban aplastados por la p迆rpura de su crack.
Es cierto que Portugal no ha jugado mejor en esta Eurocopa que en torneos anteriores, y que su llegada a la final no significa un chorro de f迆tbol, pero se han apreciado dos o tres se?ales de cambio. La primera ha sido su resistencia a la derrota, una virtud que esta vez no ha estado ejemplificada s車lo por Cristiano Ronaldo. Todo el equipo le ha acompa?ado, con el admirable Pepe 〞uno de los tres mejores jugadores de la Eurocopa〞 a la cabeza. Tan importante o m芍s ha sido la compa?赤a. Junto a tres veteranos de toda la vida 〞Rui Patricio, Pepe y Nani〞, Cristiano se ha visto rodeado de una imprevista malla de j車venes jugadores, o sin apenas experiencia en la selecci車n: C谷dric, Raphael Guerreiro 〞el mejor lateral izquierdo del torneo〞, William, Danilo, Andr谷 Gomes, Joao Mario, Adrien Silva y esa dinamo inagotable que es Renato.
Desde Espa?a, donde la nueva generaci車n de internacionales parece asustada por el desaf赤o que significa suceder a sus gloriosos predecesores, se observa con atenci車n el impacto de los novatos en Portugal. Pocos momentos han definido m芍s la Eurocopa que la desaparici車n de Moutinho de la titularidad. Ese d赤a se abri車 definitivamente a unos j車venes que han respondido sin complejos, sin el temor reverencial a Cristiano que tanto operaba sobre Portugal. El resultado es un equipo de considerable futuro y la mejor guardia pretoriana que ha encontrado Cristiano Ronaldo en la selecci車n portuguesa.