El misterio Vargas contra la evidencia Messi
Chile-Argentina. La Copa volvi¨® donde se hab¨ªa quedado el a?o pasado, frente a las dos selecciones que, sumergida Brasil en depresi¨®n y retroceso y hu¨¦rfana Uruguay de Luis Su¨¢rez, mandan de verdad en Sudam¨¦rica. Argentina suma tres finales consecutivas (contando la del Mundial) y Chile aspira a revalidar su corona. La albiceleste se ha mostrado m¨¢s fiable, ha seguido, con Messi y sin Messi, incluso abrasado por las lesiones, una l¨ªnea estable y convincente. Favorita nada m¨¢s pisar suelo yanqui. Lo de Chile, que ya dobl¨® la rodilla ante su rival del domingo en la fase de grupos, ha sido m¨¢s una resurrecci¨®n. Y de golpe. Cuando parec¨ªa revuelta y perdida, v¨ªctima de la nostalgia por Sampaoli y el ego nocivo de sus jugadores, regres¨® estrepitosamente. Otra vez la selecci¨®n que acosa y ataca en manada. Siete goles a M¨¦xico y dos a Colombia en medio de una ins¨®lita tormenta torrencial que prolong¨® durante cuatro horas su victoria. Casi una met¨¢fora: Argentina llovi¨® todos los d¨ªas, Chile es una tormenta.
Messi. Con una barba tupida que se ha convertido en tendencia, un look renovado que promete prolongar si los resultados deportivos no se tuercen, Messi est¨¢ siendo individualmente el nombre de la Copa Am¨¦rica. Y eso que tard¨® en asomarse, que Martino lo cuid¨® y lo guard¨® en la primera fase. Pero cuando ha entrado, lo ha hecho plet¨®rico de juego, goles y asistencias. Estimulado quiz¨¢s por la expectaci¨®n abrumadora que despierta en USA, o por la necesidad de conquistas que tiene con esa camiseta, o por el recuerdo del M¨¦xico 86 de Maradona con el que los argentinos, 30 a?os despu¨¦s, acompa?an su tr¨¢nsito por esta Copa, Messi intenta superarse, agrandar sus maniobras. Y el caso es que lo consigue. Est¨¢ siendo el m¨¢s grande y un poco m¨¢s.
Vargas. El milagro de los goles y los peces. El hombre que le discute a Messi el cetro como m¨¢ximo goleador del torneo compone un misterio de f¨²tbol que nadie ha sido capaz de resolver. Pero que prolonga y prolonga. Desde que abandon¨® Chile, Eduardo Vargas no ha conseguido confirmarse como un especialista del gol. Ha probado ya cinco Ligas, pero en Europa sus tantos no aparecen. Y sin embargo, se pone la Roja y se le caen. Con Sampaoli y tambi¨¦n con Pizzi. El t¨¦cnico argentino lleg¨® con la idea de un nueve alto y de referencia como principal argumento de su estilo, pero ha acabado renunciando y entregando de nuevo esa zona al futbolista indescifrable. Y al calor de sus goles, Chile ha vuelto.
Lavezzi. En un torneo salpicado maliciosamente por las lesiones, especialmente en los equipos que el domingo van a jugar la final (Di Mar¨ªa, Augusto, Mena, Hern¨¢ndez), hubo una que destac¨® por lo ins¨®lito del suceso y lo escalofriante de la imagen. La padeci¨® Lavezzi, que no sufri¨® la entrada criminal de un contrario sino de una valla de publicidad. Quiso controlar con el pecho un bal¨®n que bajaba del cielo, fue retrocediendo con la vista en el aire, y acab¨® sali¨¦ndose del campo y comi¨¦ndose aparatosamente un cartel. Y se rompi¨® el codo. El ¨²ltimo argentino en estrenarse se pierde la final.