Entre la f¨ªsica y la magia
A pesar del triple bogey Bryson DeChambeau sal¨ªa del green del 18 sonriente. El amateur de 23 a?os es un soplo de aire fresco en el golf. No ha venido aqu¨ª a por la medalla de plata que distingue al mejor aficionado clasificado en el torneo. Quiere ser el primer amateur en la historia que gane el Masters.
Caen ya las ¨²ltimas luces en Augusta National ante el trasiego del parque m¨®vil; m¨¢quinas segadoras, personal de mantenimiento...todos equipados con potentes y deslumbrantes focos, como en una escena de encuentros en la tercera fase. Ajeno a toda esta preparaci¨®n, s¨®lo queda una persona en el campo de Pr¨¢cticas, DeChambeau, el norteamericano le ha dolido ese ¨²ltimo swing en el tee del 18. Por mucha biomec¨¢nica que haya estudiado, por muchos componentes o vectores de fuerza o puntos gravitatorios, hay algo que escapa a las matem¨¢ticas y que la ciencia nunca podr¨¢ dominar. Esto es golf.
La visera de DeChambeau delata su gusto por lo cl¨¢sico y su admiraci¨®n por uno de los m¨¢s grandes jugadores de la historia Ben Hogan. El prestigioso periodista y premio Pulitzer norteamericano Jim Murray dijo una vez de Hogan que sus palos parec¨ªan 'hechos con los restos de un barril', no exactamente, el material del conocido como 'El Halc¨®n' (por su mirada intensa) estaba perfectamente calibrado y estudiado a conciencia, como el de Dechambeu. Entre sus influencias, adem¨¢s del propio Hogan, est¨¢n Homer Kelly un mec¨¢nico de aviaci¨®n obsesionado por reproducir los aspectos mec¨¢nico del swing y Moe Norman, un jugador canadiense que nunca gan¨® grandes torneos pero si el respeto de todos sus compa?eros por la forma y precisi¨®n que ten¨ªa golpeando la bola. Cuentan que Norman fue capaz de ir con dos golpes de ventaja en el ¨²ltimo hoyo de un torneo del Tour Canadiense y decidi¨® tirar a prop¨®sito su bola al bunker para probar su respuesta bajo presi¨®n. Dechambeu aprendi¨® de Moe su obsesi¨®n por la pr¨¢ctica y a empu?ar el palo con las palmas de las manos y no con los dedos, que es lo que dicta la ortodoxia actual.
En sus concienzudos estudios de f¨ªsica y golf, DeChambeau encontr¨® su swing perfecto de ¨²nico plano, y se fabric¨® palos id¨®neos que cuadraran con su moviendo; todos con la misma longitud (37,5 pulgadas), y tocados cuatro grados 'upright', puso tambi¨¦n sus grips diferentes. Se ha fabricado un modelo ¨²nico y heterodoxo. Una especie de Dick Fosburi, al que muchos tildaron de loco cuando en la d¨¦cada de los sesenta apareci¨® superando el list¨®n de salto de altura saltando de espaldas y con el brazo extendido.
El list¨®n de DeChambeau este fin de semana est¨¢ muy arriba, pero el chico est¨¢ tan obsesionado con vestir la chaqueta verde este domingo que se ha empapado de todas la historia, todos los ricones, y ha jugado Augusta National hasta en diez ocasiones antes de la semana definitiva. S¨®lo se le escapa una parte importante del golf que no es solo mec¨¢nica, es inspiraci¨®n, es MAGIA, palabra que escribo en may¨²sculas conmemorando precisamente hoy el cincuenta y nueve cumplea?os del jugador que regal¨® m¨¢s fantas¨ªa en los campos, Seve Ballesteros.
De eso tambi¨¦n sabe Sergio Garc¨ªa. Pero no es un secreto que Augusta desquicia a Sergio. Probablemente s¨ª esta semana no fuera un Major, Garc¨ªa estar¨ªa en Castell¨®n o Valderrama preparando el Open de Espa?a. Ayer fue una nueva muestra de esta tortuosa relaci¨®n. Sergio terminaba octavo, con plenas opciones a cuatro golpes de Jordan Spieth, pero no pod¨ªa disimular su enfado: - mi juego ha sido para hacer 68 y he hecho 75- explicaba a los micr¨®fonos de Canal+Golf. Cuando el periodista Carlos Palomo intentaba ahondar en el motivo, respuesta lac¨®nica y cortante:
-son cosas que pasan-.
En realidad Sergio se mord¨ªa la lengua, el de Castell¨®n hizo un enorme ejercicio de contenci¨®n minutos antes de atender a la prensa: paseaba, perd¨ªa la mirada, dejaba pasar el tiempo... sab¨ªa que en caliente sus declaraciones podr¨ªan ser incendiarias.
Espero que a estas horas, se haya quedado con lo positivo de estar a solo cuatro golpes del l¨ªder del Masters de Augusta con 36 hoyos por jugar.
Rafa Cabrera-Bello se mostraba, sin embargo, encantado con su trig¨¦simo tercer puesto (a siete de la cabeza). Una vez pasado el corte, tiene todo por ganar y no descarten alguna sorpresa del canario. Tiene juego, mentalidad y le gusta el viento.