Guardiola, la bronca al becario y la abeja Emma
De un lado, Guardiola, 45 a?os, hoy ?entrenador del Bayern y ma?ana del City, el t¨¦cnico m¨¢s cotizado y venerado del planeta f¨²tbol. De otra parte, Joshua Kimmich, 21, fino centrocampista de 1,76 metros reconvertido en central. La ubicaci¨®n es el centro del campo del Westfalenstadion, apenas un minuto despu¨¦s de la finalizaci¨®n del partido entre el Dortmund y los gigantes de Baviera, empate sin goles que anuncia el cuarto t¨ªtulo consecutivo del Bayern, el tercero de Pep.?
La escena es pl¨¢cida, o pretende serlo. Los jugadores se saludan y proceden a ese intercambio de impresiones y moratones que tanto reconforta a los soldados supervivientes. Hasta que aparece Guardiola. Primero rega?a a Benatia, al que dio entrada en el minuto 90. Despu¨¦s se dirige a Kimmich. El chico es sometido a una avalancha de gritos y aspavientos, supuestas correcciones posicionales. El vocer¨ªo se intercala de un abrazo, pero prosigue al instante con fiereza y braceo espasm¨®dico. Las cabezas est¨¢n separadas por menos de un palmo hasta que el entrenador decide juntarlas para recalcar el mensaje, o para tatuarlo.?
El muchacho asiste al chorreo con paciencia franciscana. Ni una r¨¦plica. La mascota del Dortmund, la abeja Emma (diez a?os de edad y 2,25 de altura), agacha las antenas. La televisi¨®n transmite en directo el incidente. Los SEO se relamen.
Despu¨¦s supimos que aquello no era una bronca, sino un discurso motivacional. El t¨¦cnico aclar¨® en Sky que Kimmich es un ¡°s¨²per jugador, un futbolista que lo tiene todo¡±.?
Por fortuna, Guardiola nunca se equivoca. De estar expuesto a las imperfecciones humanas le reprochar¨ªamos la ri?a en plaza p¨²blica y el asalto v¨ªa sat¨¦lite. Pudo esperar a la intimidad del vestuario para impartir su lecci¨®n magistral, pudo librar al futbolista del bochorno e incluso pudo no gritar.?Sus adeptos dir¨¢n que todo estaba planeado, que la ira era fingida y ten¨ªa como objeto absorber la energ¨ªa negativa fotovoltaica. Nosotros, ignorantes, diremos que Pep hizo honor a la palabra de moda: postureo.?
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