Van Gaal, contra la flema brit¨¢nica y la osteoporosis
Hab¨ªa un juego infantil (imagino que ya extinguido, como tantos) que consist¨ªa en simular ca¨ªdas ante distintos est¨ªmulos, generalmente explosivos. La mec¨¢nica era sencilla. Organizados por turnos, un ni?o ejerc¨ªa de especialista y el otro decid¨ªa el tipo de muerte: ametrallamiento, bombardeo, incineraci¨®n con lanzallamas¡ A mayor teatralidad en los estertores (volteretas, espumarajos¡), m¨¢s posibilidades de ¨¦xito.?
Quien se perdi¨® alg¨²n juego de ni?o suele practicarlo de mayor. Hay muchos presidentes de clubes de f¨²tbol que no hacen m¨¢s que ajustar cuentas con el recreo. Quien no fue aceptado en los juegos infantiles encuentra un morboso placer en la edad adulta: que los dem¨¢s jueguen para ¨¦l.?
Es probable que Van Gaal rodara poco por el suelo cuando era ni?o. Amsterdam no es buena ciudad para jugar a las ca¨ªdas: a la m¨ªnima distracci¨®n, el especialista puede acabar en las fr¨ªas aguas de un canal o atropellado por una docena de bicicletas.?
Reprimir un impulso s¨®lo sirve para que un d¨ªa brote como un geiser. Sucedi¨® el pasado domingo. Van Gaal protest¨® airadamente por lo que entendi¨® como un fingimiento de Alexis S¨¢nchez, lo que llamar¨ªamos un piscinazo (evoluci¨®n futbol¨ªstica del juego infantil). Ante la indiferencia del cuarto ¨¢rbitro, el impasible Mike Dean, decidi¨® parodiar la ca¨ªda del delantero del Arsenal. De modo que se dej¨® caer.
El entrenador del Manchester United, de 64 a?os, se arroj¨® al suelo con una carpeta en una mano y con un bol¨ªgrafo en la otra. Igual pudo clavarse la estilogr¨¢fica en un pulm¨®n que romperse el brazo que sujetaba el cartapacio. No le import¨®. Desafi¨® a la osteoporosis y se rebel¨® ante la flema brit¨¢nica. Cay¨® como si hubiera sido abatido por un francotirador (Mourinho, seg¨²n los memes m¨¢s exitosos).?
Una vez tendido y despatarrado, Van Gaal fij¨® su mirada en el cuarto ¨¢rbitro, a la espera de la puntuaci¨®n. En esto se equivoc¨® gravemente. Debi¨® simular el ¨®bito, la fractura de tibia o el abrasador disparo abdominal. Debi¨®, en pos del verismo, regurgitar el pastel de carne. En tal caso, habr¨ªa sido Alexis quien le hubiera proclamado vencedor: ¡°M¨ªster, usted gana¡±.
?