Dos gestos y dos primeras damas
De Cristiano a Cristina. De Carmena a Cifuentes. Desde que Mourinho le pas¨® el brazo por el hombro en maniobra correspondida, nadie hab¨ªa osado agarrar a Florentino P¨¦rez por la espalda, al menos p¨²blicamente. Lo hizo el martes la presidenta de la Comunidad de Madrid, amable anfitriona del equipo de baloncesto. La reacci¨®n de Florentino es infrecuente en un hombre tan hier¨¢tico. Jam¨¢s hab¨ªamos apreciado semejante morisqueta en su rostro y nunca se le vio la nariz as¨ª fruncida, como si las cosquillas las tuviera todas en el cuello o como si Cifuentes, aprovechando la palmada, le hubiera introducido un hielo por la testuz.


La imagen contrasta con la que nos dej¨® el encuentro de Florentino con Carmena el pasado mes de junio, en otro homenaje al baloncesto madridista. Aquella ma?ana, la cara del presidente apareci¨® crispada, casi col¨¦rica.
Cuesta entender respuestas tan diferentes en situaciones tan similares. Nada distingue las figuras de Carmena y Cifuentes, primeras damas de municipio y Comunidad, salvo la utilidad que le dar¨¢n a la camisetas que el Madrid las regala en cada visita. Suponemos que do?a Manuela las guardar¨¢ en un caj¨®n, se las regalar¨¢ a una sobrina o les dar¨¢ nueva vida gracias al Cristasol. Intuimos que do?a Cristina las usar¨¢ como pijama. Nada m¨¢s apropiado si sue?as a lo grande.