Lluvia de pelotas en Stuttgart
No son naranjas, ni limones, ni melocotones en distinta fase de maduraci¨®n. Son pelotas de tenis. Y no se lanzaron con la intenci¨®n de agredir a nadie. Se arrojaron para llamar la atenci¨®n sobre un problema que afecta al bolsillo de los aficionados. El precio de las entradas se ha disparado en el f¨²tbol alem¨¢n. As¨ª lo quisieron manifestar los seguidores del Dortmund, que, para ver a su equipo en Stuttgart (cuartos de final de la Copa), debieron pagar hasta 70 euros, una barbaridad si pensamos que en la Bundesliga el precio medio de una localidad es de 31¡¯70.
La protesta estuvo germ¨¢nicamente programada. Los aficionados del Dortmund no accedieron al campo hasta el minuto 20. Una vez acomodados en sus asientos, comenz¨® la lluvia de pelotas. El partido tuvo que detenerse y los futbolistas se vieron obligados a recoger la cosecha. Marc Quambusch, fan del Dortmund, se lo explic¨® a la BBC: ¡°No es algo que quisi¨¦ramos hacer, pero deb¨ªamos hacerlo. Es una forma de decir basta¡±. La utilizaci¨®n de bolas de tenis tiene una raz¨®n m¨¢s intrincada. En alem¨¢n, la expresi¨®n ¡°gran tenis¡± sirve para describir algo bueno. Y algo bueno sucedi¨® en el estadio Mercedes Benz Arena, magn¨ªfico lugar para iniciar una revoluci¨®n proletaria.?
La revuelta no es s¨®lo cosa de Alemania. El pasado s¨¢bado, diez mil hinchas del Liverpool abandonaron Anfield en el minuto 77 como protesta por la subida de las entradas, que costar¨¢n 77 libras (100 euros) la pr¨®xima temporada. ¡°Amamos al equipo, odiamos los precios¡±, se pod¨ªa leer en las cuartillas repartidas. ?
El Real Madrid jugar¨¢ el s¨¢bado contra el Athletic con localidades que van de los 150 euros de la tribuna a los 35 del cuarto anfiteatro, junto al Meteosat. A Espa?a, ya se sabe, las revoluciones siempre llegan tarde.
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