Zidane-James: un desencuentro que ya es pasado
Sustituy¨® a un entrenador que no hab¨ªa ganado nada (con el Madrid), que no ca¨ªa bien, que hac¨ªa lo posible por agradar (y no agradaba) y que arrastraba el estigma de haber sucedido a Ancelotti (reproche injusto). Lleg¨®, por tanto, en el momento adecuado, en Navidad y con el calendario cuesta abajo.
El resto, es verdad, lo ha hecho Zidane. Su primera aportaci¨®n fue vencer la timidez y librarse de la insoportable gestualidad de los entrenadores torturados. La sorpresa fue may¨²scula: Zizou no s¨®lo hablaba, tambi¨¦n sonre¨ªa. El detalle no es menor: todos conocemos el efecto hipn¨®tico que tiene la sonrisa de los guapos, dicho de modo gen¨¦rico, sean hombres, mujeres o lemures.
Su primera fue decisi¨®n deportiva de cierto riesgo fue apostar por Isco en detrimento de James. Nadie puso pegas a excepci¨®n de James. El entrenador confirmaba una impresi¨®n que en realidad es una certeza: en el equipo no caben todos y la falta de espacio genera, forzosamente, tensiones. Bien lo saben en Gran Hermano.
Hoy mismo, Cuatro emiti¨® las im¨¢genes que confirman el desencuentro: James, suplente contra el Sporting, calent¨® a desgana, se hizo el remol¨®n cuanto pudo y luci¨® todos los s¨ªntomas de los jugadores en rebeld¨ªa.
La escena no volver¨¢ a repetirse, al menos en las pr¨®ximas tres semanas. La lesi¨®n de Bale ahuyenta el problema que se le presentaba a Zidane, al que no le ha hecho falta levantar el brazo para que se le abran las aguas. James volver¨¢ al redil (y al once), el Madrid seguir¨¢ ganando y de las maravillas del 4-3-3 pasaremos a las excelencias del 4-4-2.
Hay quien asegura que la suerte es un estado de ¨¢nimo, pero es mentira. Lo que diferencia a las personas no es la suerte, sino el modo en que la disfrutan. Zidane opta por sonre¨ªr y otros eligen atormentarse. Feliz Blue Monday.