Ese canto de La Marsellesa en Wembley
La Marsellesa se elev¨® al cielo de Wembley, entonada por todo el estadio, con los 44 jugadores, ingleses y franceses, mezclados y el Pr¨ªncipe Guillermo a pie de campo. Luego, el partido se disput¨® con normalidad, como deber¨ªa ser siempre. Fue la buena noticia del d¨ªa. La mala fue que el Alemania-Holanda de Hannover, al que pensaba asistir en directo Angela Merkel, hubo de ser suspendido hora y media antes del comienzo, por riesgo serio de atentado. Hubo informaciones que apuntaban a la posible existencia de un artefacto explosivo en el campo y las autoridades prefirieron no arriesgar.
Acudir a Wembley fue inc¨®modo, por los registros. En el futuro se rogar¨¢ a los espectadores que prescindan de bolsos y de mochilas, y que acudan al estadio con el mayor tiempo posible, para evitar aglomeraciones en las puertas por los registros. As¨ª se hizo en Wembley, donde los espectadores acudieron desde las 18:00, tres horas antes del partido, entre grandes medidas de seguridad. Mucha polic¨ªa, esta vez armada, contra la pr¨¢ctica habitual en Inglaterra. Pero el p¨²blico londinense respondi¨® al desaf¨ªo. S¨®lo se devolvieron cien entradas. Esta vez ir al f¨²tbol era reivindicar un derecho.
Nuestra Selecci¨®n, por su parte, pas¨® una mala noche. Casi reci¨¦n acostados se les dijo que saldr¨ªan lo antes posible. Ayer se supo la causa de la suspensi¨®n: el ¡®octavo terrorista¡¯, Salah Abdeslam, fue visto merodeando por el campo no mucho antes del partido. Ahora la gente pregunta qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s, que pasar¨¢, sin ir m¨¢s lejos con el Cl¨¢sico. La respuesta debe ser: confiar en las autoridades, en los cuerpos de seguridad, atenerse a sus instrucciones. Esto no va a ser f¨¢cil, pero en Londres, en Wembley, se ha demostrado que es posible seguir con nuestras vidas y con nuestras inocentes distracciones.