Un a?o para la historia del Himalaya
Por primera vez en 41 a?os el Everest no ha sido ascendido. Y tampoco nadie lo va a intentar en periodo invernal, por lo que el 2015 ser¨¢ recordado como un a?o excepcional en la historia de la monta?a m¨¢s alta del mundo. Y sin duda lo ha sido, desde luego, para los pobres habitantes de Nepal debido al terremoto que en abril devast¨® buena parte del pa¨ªs, provocando miles de muertos, entre ellos m¨¢s de veinte en el campo base del Everest. Adem¨¢s, el 2015 tambi¨¦n quedar¨¢ en la historia del Himalaya como uno de los peores pues ning¨²n alpinista habr¨¢ pisado la cima de 9 de los 14 ochomiles. Algo in¨¦dito desde que comenzara su conquista. En el Everest, Kanchenjunga, Lhotse y Makalu, y probablemente en el peligroso Dhaulagiri, han pesado las consecuencias del terremoto que hicieron abandonar a la mayor¨ªa.
En el caso del Cho Oyu y Shisha Pangma las autoridades chinas decidieron, por razones que s¨®lo ellos conocen, cerrar el acceso (y tambi¨¦n al K2). Por lo que respecta al Nanga Parbat se explica porque desde el atentado terrorista de 2013 pocos se exponen a llegar al campo base donde fueron asesinados once alpinistas. Lo sucedido en los cinco ochomiles altos creo que resume la temporada y el momento del himalayismo. Es cierto que ocurri¨® el terremoto, que en el Karak¨®rum el verano estuvo muy inestable y que la temporada post monz¨®nica no deja muchos d¨ªas para atacar las cumbres.
Todas estas razones son excusas de peso para regresar a casa. Pero parece que cada vez hay menos equipos competentes, como ocurr¨ªa hace 20 o 30 a?os, dispuestos, como escribi¨® el poeta Tennyson a ¡°luchar, buscar, encontrar y no rendirse jam¨¢s¡±. A renunciar a la gloria personal por compartir la colectiva. Es cierto que hizo mal tiempo en el K2, pero nadie pas¨® de 7.300 metros justo en el mismo periodo en el que tres alpinistas sub¨ªan en estilo muy ligero y sin porteadores al cercano Hidden Peak (8.068). Pocos quisieron apostar por el post monz¨®n en el Kanchenjunga, Makalu, Lhotse y Everest, pero los que fueron al Manaslu (8.125), no tan distante, gozaron de buen tiempo y, gracias a cuerdas fijas colocadas por otros, subieron 80 a la cima.
Nunca hemos tenido mejores medios y predicciones de tiempo pero se est¨¢n perdiendo los ejemplos de aquellos equipos de la ¨¦poca dorada del himalayismo. Quiz¨¢ falte esfuerzo, trabajo en equipo, sacrificio y valor. De momento est¨¢ bien que los dioses que poblaron la fantas¨ªa de las gentes del Himalaya regresen a las cimas de donde los ahuyentaron las multitudes occidentales.