El gobierno del que supo ser mejor
El Real Madrid de Laso empez¨® perdiendo m¨¢s de lo que ganaba al Barcelona de Pascual, una tendencia que ha ido cambiando en un ciclo de cuatro a?os que culmina con este pleno blanco, que env¨ªa al Bar?a a su primer verano sin t¨ªtulos despu¨¦s de siete temporadas. En aquellas primeras versiones, el Madrid era un talento liviano que a veces se achicharraba contra un p¨²gil con ment¨®n de cemento pero al que fue aprendiendo a enviar a la lona. Enredados con el puente a¨¦reo como espejo ¡ª?no es as¨ª siempre?¡ª ambos equipos buscaron corregirse donde el otro les hac¨ªa da?o. S¨®lo uno lo ha conseguido porque s¨®lo uno ha sabido adaptarse sin traicionarse, cambiar sin dejar de ser reconocible. Y ha sido el Real Madrid del poker de t¨ªtulos, claro.
Con el estilo intacto gracias a la fuerza motriz de los Sergios, Rudy y hasta Carroll, este Madrid ha cambiado jugar muchas finales por ganarlas todas. Porque defiende, rebotea, intimida y equilibra per¨ªmetro y pintura cuando sabe que tiene que hacerlo. M¨¢s all¨¢ de los artistas, el peso en los partidos decisivos de Nocioni, Ay¨®n, Rivers y Maciulis ha sido definitivo. Enfrente, el Barcelona se dej¨® su personalidad buscando talento y juventud, potencia de fuego. D¨¦bil en defensa, sin pegamento en las zonas ni liderazgos definidos. En total, 23 derrotas en 77 partidos por las 14 en 78 del Madrid. Esa diferencia incluye los partidos que valen los t¨ªtulos y explica el abismo que separa el poker del rosco, los d¨ªas de celebraciones del per¨ªodo para la reflexi¨®n.