Sin noticias del meta Blacky, al¨ªas Gato Negro
Tres d¨ªas he quedado con Blacky, alias Manajos, alias Gato Negro, y tres d¨ªas que he perdido en vano. Nada. No ha habido manera de quedar con el guardameta m¨¢s espectacular, m¨¢s mediatico y m¨¢s galactico de toda la historia de Guinea Ecuatorial. Y lo lamento de veras, porque el personaje merece la pena y me hubiera gustado que me contase c¨®mo ha vivido esta Copa de ?frica.
?Cu¨¢ntos a?os tendr¨¢ Blacky? ?Setenta y muchos m¨¢s? ?Ochenta y tantos? Imposible de saberlo, pero al parecer sigue l¨²cido, con todas las facultades intactas y con su sentido de humor (esa facultad tan cara de encontrar hoy en d¨ªa en Malabo y que solamente conservan algunos criollos de toda la vida) en plena forma.
?Y qu¨¦ ten¨ªa o tiene de especial Manajos? Para empezar, tiene el honor de contar con su propia canci¨®n en el bonk¨® (esa danza que seg¨²n el patriarca de los Davies, Onkul Moje, sirve para interpretar emociones) y que, cuando ejerc¨ªa de portero ¨¦l mismo, se encarg¨® de tejer en torno de s¨ª un mundo de fantas¨ªas y fen¨®menos m¨¢gicos para justificar muchos de los goles tontos que le colaban por andar distra¨ªdo fij¨¢ndose m¨¢s en las mozas de las gradas que en el delantero desmarcado. En tales casos, bland¨ªa excusas como que la pelota se hab¨ªa convertido en un haz de flechas venenosas o que el atacante era portador de un terrible juju, hechizo o maleficio. Blacky ten¨ªa tal poder de convicci¨®n que la gente acababa por creer en sus patra?as. Pero, pese a ello, se convirti¨® en uno de los grandes porteros de la historia de Guinea Ecuatorial.