Un a?o m¨¢s, la Super Bowl ser¨¢ portada de AS Color
En los últimos días, el mensaje que más se ha repetido en mi whatsapp es bastante faltón. Muchos aficionados comentan que no saben con quién ir, si con los tramposos o con los guarros. Yo no estoy de acuerdo. Patriots-Seahawks me parece una Super Bowl sensacional. Y los dos equipos me encantan. Me parecen impresionantes por su calidad, sus jugadores, su filosofía y su trayectoria. Pero asumo que quizá sean los dos equipos más odiados de toda la NFL. Los Patriots por sus títulos, por sus escándalos, por la sensación de que Belichick desprecia a todo el mundo y Brady es demasiado guapo, demasiado listo, demasiado suertudo, porque buscan ganar a toda costa por muchos callos que pisen por el camino… Los Seahawks, por ser duros hasta el límite del reglamento, por ser los campeones, porque Sherman es un faltón que no solo molesta al jugador objetivo de sus burlas, sino a todos los aficionados de ese equipo… y porque encima parece que sus aficionados son los únicos que defienden de verdad sus colores en toda la NFL.
Ya que he abierto esta entrada, quiero aprovechar para insistir en un tema que comento casi cada año: odio esta semana sin historia. Entiendo que la NFL quiere tener dos semanas de margen para extraer hasta la última gota del jugo de la Super Bowl, pero lo único que provoca es que, a falta de algo mejor de lo que hablar, acaben saliendo a la palestra asuntos que durante la temporada regular no tendrían prácticamente recorrido y ahora se convierten en asunto de estado.
No voy a insistir mucho más en el tema de los balones. Dani Hidalgo escribió sobre el asunto y en el segundo podcast de esta semana explicamos lo que nos parecía. Eso sí, a estas alturas, la historia se ha convertido en una jaula de grillos en la que ya nadie sabe qué es verdad y qué mentira. Ya no está claro quién fue el que denunció el problema (Jackson ha desmentido a Newsday, y dice que no fue él), si los Patriots jugaron con sus balones o con los de los Colts, si los árbitros comprobaron o no los balones de los Colts además de los de los Patriots, o incluso si revisaron los balones antes del inicio del partido, si la diferencia de presión tiene alguna importancia (incluso ESPN publica hoy un vídeo en el que explica que la diferencia es casi inapreciable). VER VÍDEO. LA IMAGEN INFERIOR NO LLEVA AL ENLACE.
Solo faltó que los Patriots hubieran celebrado la victoria entonando la vieja canción: “¡Hemos ganao’! ¡El equipo colorao’! ¡El portero medio muerto y el balón PINCHAO’!”
Lo único seguro es que la NFL se ha equivocado dejando que una historia sin recorrido creciera hasta convertirse en un monstruo. Que una fuente de la liga saliera diciendo el lunes que la NFL estaba “decepcionada, molesta y perturbada” por el asunto cuando todavía no había ninguna conclusión sobre lo sucedido, fue un error gravísimo, y posiblemente la cerilla que terminó de incendiar el tema. Habría sido mucho más sensato tirar de prudencia, que después de la chapuza del asunto Ray Rice no están las cosas para más patinazos. El departamento de comunicación de la NFL debería replantearse su política, o pedir a los ejecutivos de la liga que se pongan un esparadrapo en la boca antes de rebuznar.
Insisto en que el asunto se ha enredado tanto que difícilmente sacaremos algo claro. Creo que el mayor perjudicado puede ser el director de operaciones de la NFL, Mike Kensil, que debería atornillarse a su sillón para evitar convertirse en chivo expiatorio. Supongo que los Patriots también terminarán recibiendo una multa, se la merezcan o no, aunque solo sea para que Goodell pueda aliviarse, y no le acusen de ceder ante su buen amigo Kraft. Los árbitros serán llamados al orden para que empiecen a hacer en serio un trámite al que, por lo que parece, no le estaban dando la importancia adecuada (que en mi opinión es ninguna), y se publicará un memorandum con cientos de páginas para explicar con pelos y señales cual debe ser el trayecto de un balón desde que sale de la fábrica hasta que termina en un emparrillado.
Eso sí, por el camino nos lo hemos pasado de miedo en la semana más aburrida de la temporada.
Porque el puñetero problema de estos días debería ser que a ninguno nos importa un pimiento si la Pro Bowl se disputa con balones ovalados o con pelotas de golf. Entre otros motivos, porque dudo mucho que más del 5% de los que estáis leyendo este artículo tengáis la intención de ver el partido de las ‘no estrellas’ en el año en que se han borrado hasta los suplentes de los suplentes, y ha habido muchos problemas para encontrar equipo de entrenadores. Ni Carter contra Irvin, ni público en Glendale (¿tendrán que hacer el simulacro a puertas abiertas?), ni historias. Tendría mucha más audiencia si fuera una partida de Madden con Rodgers y Brady a los mandos en ataque, y Sherman y Vontae Davis en defensa.
A estas alturas los jugadores solo quieren que les dejen en paz, y los aficionados que llegue la patada de inicio de la Super Bowl. Todo lo demás es una tocada de pelotas.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl