Tragedia en el K2: el precio de la cumbre
Como todos los finales de julio, las expediciones se aprestan a lanzarse a por las cumbres del Karakorum. Este a?o hab¨ªa all¨ª un buen n¨²mero de espa?oles, buenos alpinistas, buenos deportistas y buenas personas, todo al mismo tiempo, tratando de alcanzar la cima de sus sue?os ante una previsi¨®n inusual de varios d¨ªas de buen tiempo. El equipo formado por Alberto I?urrategui, Juan Vallejo y Mikel Zabalza lograron abrir el 26 de julio una ruta nueva al Paiyu Peak, aunque renunciaron a la cima principal (6610 m) debido al riesgo de ca¨ªdas de piedras y hielo que ya hab¨ªan herido a Vallejo.
Mis amigos ?scar Cadiach y Ferr¨¢n Latorre, en pugna por acabar los 14 ochomiles y convertirse en el primer catal¨¢n en lograrlo, tuvieron desigual suerte: ?scar debi¨® renunciar muy cerca de la cima del Broad Peak, mientras Ferr¨¢n, formando parte de un equipo comercial con sherpas, cuerdas fijas y botellas de ox¨ªgeno, conseguir¨ªa la cima del K2, casi como un acto de restituci¨®n hist¨®rica pues hace diez a?os tuvo que renunciar a ella por salvar la vida de sus compa?eros Edurne Pasab¨¢n y Juanito Oiarzabal.
Formaba cordada con ¨¦l Miguel ?ngel P¨¦rez, un alpinista con ocho ochomiles en su haber y que hab¨ªa intentado la cumbre el mismo d¨ªa, tambi¨¦n como Ferr¨¢n sin utilizar botellas de ox¨ªgeno, pero que tuvo que renunciar por la dureza de la ascensi¨®n. Regres¨® al ¨²ltimo campamento, a unos 8000 metros, y decidi¨® volver a intentarlo, esta vez con ox¨ªgeno. Al enterarme ese mismo d¨ªa, coment¨¦ con Dar¨ªo Rodr¨ªguez, director de Desnivel, que me parec¨ªa una p¨¦sima noticia. A esa altitud o tienes muchas botellas de ox¨ªgeno o el deterioro del organismo es irreversible en muy pocas horas. En el K2 si no te sale bien el primer ataque, tienes que bajar al campo base a recuperarte varios d¨ªas antes de volver a intentarlo. Las reglas del juego de las altas monta?as son as¨ª de duras.
Sin embargo, todo comenz¨® bien para Miguel ?ngel pues fue el ¨²nico que consigui¨® la cima al d¨ªa siguiente. Pero sin duda lo debi¨® hacer con las fuerzas muy exiguas pues no pudo regresar a su campamento y tuvo que pasar la noche al raso a unos 8.250 metros. El d¨ªa 29 por fin alcanz¨® el ¨²ltimo campo del K2 aparentemente en buen estado. Pero a la ma?ana siguiente fue encontrado muerto en su tienda. El vivac y la permanencia por encima de 7.700 metros durante cuatro d¨ªas han debido de afectarle de manera irreversible, y ha fallecido probablemente v¨ªctima de agotamiento y de un edema pulmonar mientras su compa?ero Ferr¨¢n Latorre ya estaba coordinando una operaci¨®n de rescate. El K2 nos vuelve a demostrar que merece cada adjetivo que le rodea, sobre todo el de inclemente.