No me gustar¨ªa ser jugador camerun¨¦s
Desde luego, si fuera camerun¨¦s, no me apetecer¨ªa nada en estos momentos ser un le¨®n indomable y, encima, apellidarme Eyong, Song, Web¨®, Nyon o Etip. Y, por supuesto, nunca jam¨¢s Etoo. Preferir¨ªa ser una humilde ardilla para pasear en paz por las calles siempre ruidosas de Douala o tumbarme al sol en alguna playa de Kribi.
Porque maldita gracia tiene que tras el amago de huelga de estos felinos venidos a menos, por un qu¨ªtame all¨¢ diez mil euros m¨¢s o menos de prima por participar en el Mundial, ahora tengan que volver a Yaund¨¦ cabizbajos, con el rabo entre las piernas y con tres derrotas a cuestas, algunas especialmente dolorosas, como la goleada frente a Croacia.
La cosa pint¨® mal desde el principio, antes incluso de que el bal¨®n empezara a rodar en Brasil: plantear una huelga para lograr unas primas millonarias por jugar al f¨²tbol en la selecci¨®n de un pa¨ªs hundido en una crisis econ¨®mica galopante, no era la mejor manera de lograr el apoyo masivo de la gente humilde que idolatra a los leones, pero que tiene grandes dificultades para llegar a fin de mes.
Para colmo, detr¨¢s de todas estas maniobras orquestales en la oscuridad, todo el mundo adivinaba la alargada mano multimillonaria de Samuel Etoo: el futbolista camerun¨¦s que m¨¢s dinero ha amasado a lo largo de su exitosa carrera, y que la temporada pasada se permiti¨® encima la machada de renunciar a los veinte millones de euros garantizados del Anzhi ruso para poder jugar la Champions League con el Chelsea de Mourinho por mucho menos dinero.