El fracaso del atletismo y el esqu¨ª
Cualquiera que acudiera ayer a un parque ver¨ªa cantidades ingentes de bicicletas y de personas corriendo, aprovechando que la primavera ha llegado con fuerza. En las pistas de tenis y campos de golf p¨²blicos no hubo manera de encontrar un hueco libre. En las monta?as, las estaciones de esqu¨ª tuvieron que cerrar sus accesos al llenarse los aparcamientos. Cualquier extranjero que contemplara estas escenas sentir¨ªa envidia de nosotros, de nuestro clima, de nuestro deporte. Pensar¨ªa que as¨ª nos va tan bien. Es cierto. No nos podemos quejar. Sin embargo, en algunos de estos deportes de pr¨¢ctica masiva al aire libre, los resultados en la alta competici¨®n son para taparse. S¨®lo hay que ver los recientes Juegos de Invierno y los Mundiales de Atletismo.
Base hay de sobra, porque gente que corra o esqu¨ªe puede acercarse al mill¨®n. Esto es fenomenal, y un ¨¦xito de nuestra sociedad. Lo que cabe considerar un fracaso, en cambio, es que las respectivas Federaciones de estos deportes no hayan sido capaces de sacar adelante alg¨²n talento entre tanto practicante. En los Juegos de Invierno llevamos 22 a?os sin subir al podio, y en el atletismo hemos firmado la peor actuaci¨®n de la historia en los Mundiales en sala por n¨²mero de finalistas, que es lo que mide el aut¨¦ntico nivel de un pa¨ªs, seg¨²n el propio Odriozola. M¨¢s dif¨ªcil era ser campeones del mundo de baloncesto en un pa¨ªs de bajitos, y lo hemos sido. Atletismo y esqu¨ª debieran tomar nota. Lo malo es que su cr¨¦dito est¨¢ ya agotado.