El entretenimiento siempre tiene un precio
No deber¨ªamos colarnos en el cine por la puerta de emergencia, ni coger un libro y salir sin pagar de la tienda, tampoco descargarnos m¨²sica de forma ilegal y, por supuesto, tomar por la cara una cerveza en un bar (a no ser que nos inviten, claro¡). Y, desde luego, es inviable pretender disfrutar de los mejores espect¨¢culos deportivos con el planteamiento de que son gratis, porque es algo absolutamente irreal. Hay una aut¨¦ntica conmoci¨®n entre los aficionados al motociclismo porque a partir de esta misma temporada (se esperaba para la siguiente pero los acontecimientos se han precipitado) tendr¨¢n que pagar por ver las carreras del Mundial de MotoGP. Entiendo su malestar pero debemos asumir que era algo que se ve¨ªa venir y que adem¨¢s resulta inevitable en la actual coyuntura, tanto que la F¨®rmula 1 parece abocada al mismo desenlace a corto plazo.
Los derechos televisivos de estos cert¨¢menes son alt¨ªsimos y alguien debe satisfacerlos. En el caso de las motos, durante muchos a?os fuimos todos los espa?oles quienes, con nuestros impuestos, asumimos esa carga a trav¨¦s de la televisi¨®n p¨²blica. Ese tiempo pas¨® y ahora es un operador privado quien debe hacer frente a tales exigencias econ¨®micas, con el inconveniente de que las cuentas no le salen: la publicidad es escasa y barata, as¨ª que la emisi¨®n de los grandes premios resulta deficitaria, algo inadmisible para cualquier empresa. Por eso Mediaset se ha buscado un socio para compartir semejante lastre y Movistar TV rentabilizar¨¢ su inversi¨®n mediante el pago por visi¨®n. ?Un paso atr¨¢s? Para los aficionados sin duda pero con pocas alternativas: alguien debe pagar la fiesta y si no hay dinero p¨²blico y tampoco publicidad, la ¨²nica salida parece clara¡ aunque veremos si exitosa.