Dieciocho a?os en la ¨¦lite
Un nuevo ¨¦xito del Balonmano en el dif¨ªcil Campeonato de Europa. Competici¨®n dura en la que, salvo sorpresa, no hay lugar para el respiro. Edici¨®n de especial dificultad la que afrontaba la selecci¨®n en las sensibles circunstancias previas: la etiqueta de campeona del mundo conseguida hace un a?o, recuperar un grupo amplio de jugadores instalados en diferentes ligas, las ausencias de jugadores decisivos como Sterbik y Aguinagalde, este felizmente incorporado a posteriori, la llegada de un nuevo equipo t¨¦cnico y, finalmente, la oposici¨®n a selecciones del continente de m¨¢ximo nivel. En tal escenario y ante el escabroso camino a superar la selecci¨®n, una vez m¨¢s, ha brillado y superado con nota el permanente examen a la que se ve sometida.
Precisamente en un Campeonato de Europa se inici¨® el caudal de medallas del Balonmano espa?ol. Con anterioridad un torrente de quintos puestos en la lucha para erigirse entre los mejores. En 1996 comenz¨® la cosecha si bien los precedentes exist¨ªan: desde 1978 Espa?a estuvo siempre en el cartel de los Campeonatos del Mundo Absolutos; particip¨® sin excepci¨®n en las ediciones de los de Europa y, con la excepci¨®n de Montreal 76, en todas las ediciones ol¨ªmpicas. Todo ello bagaje suficiente para calificar y situar al balonmano espa?ol en la elite mundial de este deporte, ejemplo de regularidad y respeto. No es momento aqu¨ª de citar pa¨ªses, en su d¨ªa campeones del mundo, ausentes en ediciones en las que no superaron fases previas de calificaci¨®n.
Vivimos en el deporte espa?ol un periodo exigente, en un entorno medi¨¢tico y social basado en la cultura del ¨¦xito como norma. Concepto contrario y alejado de la propia esencia de la competici¨®n; parece que sea cual fuere la especialidad y lugar no hay cabida ni m¨ªnimo aplauso si el deportista o equipo de turno no retorna con medallas e incluso, en algunos casos, se tilda de fracaso si el color de la misma no est¨¢ ba?ado en el oro brillante. Ante la evidente suma de buenos resultados que el deporte espa?ol ofrece se ha creado un clima de que tales ¨¦xitos son de las pocas v¨ªas de optimismo y fortalecimiento que recibe una sociedad en crisis. Cualquier error se hace imperdonable a los ojos cr¨ªticos no solo de especialistas sino igualmente de los numerosos participantes en las redes y medios. Se camina as¨ª en una direcci¨®n que facilitar¨¢ frustraciones de dimensiones incalculables. Hay que estar en semifinales y ganar pero adem¨¢s, en el camino y de manera permanente, mostrar superioridad incontestable sin cometer el m¨¢s m¨ªnimo error que abra puertas a puntuales cr¨ªticas. El devenir de este campeonato ha sido un ejemplo de esta realidad.
Recordemos pues, tras el reciente europeo, y pongamos en valor una vez m¨¢s, la extraordinaria trayectoria de una especialidad permanentemente infravalorada. En la mesa de an¨¢lisis los siguientes datos: en los ¨²ltimos 18 a?os (bastante antes de los que de manera oportunista se define como edad de oro del deporte espa?ol), el balonmano en su representaci¨®n absoluta masculina presenta las siguientes credenciales: 5 medallas en campeonatos de Europa, 3 en Mundiales y mismo n¨²mero en JJOO lo que suma la friolera de 11 metales m¨¢s el a?adido de 3 semifinales sin premio adicional. Conviene a?adir a tales logros 22 medallas m¨¢s en las aportaciones de la selecci¨®n absoluta femenina (5), junior masculina (8), junior femenina (2), juvenil masculina (5, categor¨ªa que brindara el primer bronce del balonmano espa?ol en el europeo de Suiza 1992) y juvenil femenina (2) hasta un tesoro total de 33 estancias en podium. Esta es nuestra alforja de metales.
Si bien en el futuro inmediato la selecci¨®n absoluta tiene recorrido y perspectivas halag¨¹e?as hay que mirar m¨¢s lejos. El periplo hasta R¨ªo en 2016 est¨¢ asegurado por el potencial actual, la calidad del equipo y la experiencia acumulada. La mejor¨ªa parece evidente salvo incidencias imprevistas. El horizonte debe prever otros aspectos de la compleja realidad tales como facilitar la continuidad y el fortalecimiento de los clubes como medida principal. A partir de ah¨ª, recuperar a jugadores y entrenadores dispersos por el mundo que fortalezcan al m¨¢ximo la liga interna multiplicando su inter¨¦s deportivo y medi¨¢tico y no olvidar nunca la sensibilidad de atender una adecuada formaci¨®n con los j¨®venes. Los resultados y la historia permiten que el Balonmano reciba mayores grados de colaboraci¨®n con retorno asegurado. En esta cantinela llevamos muchos a?os.