Pep Vila, toda una vida de pasi¨®n
Aunque ¨¦l ni siquiera lo imagina, Pep Vila fue uno de mis ¨ªdolos de adolescencia. A comienzos de los 80, yo s¨®lo pensaba en correr en moto y Pep era ya uno de los nombres ilustres de lo que por entonces llam¨¢bamos todoterreno, el enduro de hoy. Era especialista en cilindradas peque?as y logr¨® tres t¨ªtulos nacionales haciendo diabluras con aquellas motos de 80cc que parec¨ªan volar en sus manos. Tiempo despu¨¦s tuve ocasi¨®n de conocerle en los grandes premios, cuando ya se hab¨ªa retirado de la competici¨®n de ¨¦lite y trabajaba para Dorna en los circuitos. Y comprob¨¦ lo que ya imaginaba: su enorme pasi¨®n por el deporte del motor. Toda una vida alrededor de las carreras en sus m¨¢s variadas facetas (de hecho, sigue organizando, entre otros eventos, el Endu-Roc, una exitosa prueba que es toda una fiesta de fin de temporada de esta disciplina).
Pero como lo que de verdad le gusta es darle al gas, pues ah¨ª le tenemos de nuevo, a sus 55 tacos, subido en ese gigantesco Iveco para afrontar el desaf¨ªo del Dakar. Le contrata uno de los mejores equipos de la categor¨ªa de camiones para confiarle su propia asistencia¡ as¨ª que por algo ser¨¢. Desde esa condici¨®n tiene asumido que la lucha por el triunfo no est¨¢ a su alcance, que su funci¨®n es otra, pero lo importante para Vila es continuar disfrutando de esa sensaci¨®n ¨²nica de la competici¨®n, de la aventura, del reto. As¨ª que no me queda otra que seguir admir¨¢ndole por ello, ahora como un ejemplo inmejorable de que la pasi¨®n no entiende de edades sino de sentimientos. Dale fuerte, Pep¡