Entre los h¨¦roes y el respeto
Pocas veces un entrenador encontrar¨¢ tanta complicidad en los medios que se supone que han de juzgar su trabajo como desfachatez entre los jugadores que han de aplicar sus ¨®rdenes como se top¨® Jordi Roura. El t¨¦cnico catal¨¢n asumi¨® sin estar preparado (ya se puede decir, ?no?) el mando de un equipo estratosf¨¦rico que hab¨ªa perdido a su capit¨¢n y de paso, a su teniente. El capit¨¢n era Guardiola, que exprimi¨® al grupo hasta que ambos dejaron de soportarse ("me voy porque nos haremos da?o", dijo Pep). Se qued¨® el lugarteniente, que aprovech¨® la ola de rabia que hab¨ªa dejado su predecesor y una nefasta planificaci¨®n de Mourinho para ganar la Liga en 15 jornadas. Luego, la enfermedad volvi¨® a golpear y se recurri¨® a Roura, hasta ayer, un "h¨¦roe". Desde hoy, "el tipo que les dej¨® relajarse".
Para m¨ª, Roura sigue siendo un h¨¦roe, porque si alguien tiene v¨ªnculos personales y afectivos con Vilanova era ¨¦l. Si alguien jam¨¢s quiso ponerse al frente de la nave, ¨¦se era ¨¦l. Y si a alguien lo tomaron por el pito del sereno -los jugadores, no los medios- fue a ¨¦l. Los periodistas dijimos que el equipo no jugaba como otros a?os. La respuesta desde el vestuario fue que "les falt¨¢bamos el respeto". Queda claro qui¨¦n se lo falt¨® a qui¨¦n.