El heredero de Kubala
La Catedral. Un respeto para el equipo de Bilbao y un respeto para su estadio, donde el f¨²tbol se estudia como una de las bellas artes. El empate les sabe a gloria, y es natural. Los que hemos compartido pasiones (Athletic, Bar?a) y vivimos con el coraz¨®n dividido, en ocasiones como estas consideramos leg¨ªtima la alegr¨ªa del empate y la fortaleza del f¨²tbol. Los dos equipos se estimularon como si estuvieran en un amistoso serio; los jugadores se entregaron, el Bar?a se tom¨® muy a pecho su resurrecci¨®n y Messi se encarg¨® de convertir, en un instante de belleza, el miedo al rid¨ªculo en una celebraci¨®n de la alegr¨ªa. La Catedral se lo merec¨ªa.
Los agoreros. Cuidado con este equipo, el Bar?a, y atenci¨®n a las burlas. Hizo bien Tito Vilanova en salir a la palestra el viernes para explicar que el f¨²tbol se juega partido a partido, y no seg¨²n las estad¨ªsticas. Hubo momentos del partido de ayer en que parec¨ªa que los futbolistas (comandados sobre todo por Messi y por Piqu¨¦ o Song) le estaban enviando un mensaje de alivio a su entrenador. La nobleza del esfuerzo de todos, ante un Athletic que estuvo subido de f¨²tbol y a veces tambi¨¦n subido de moral, hizo que en la respiraci¨®n azulgrana se vislumbrara un atisbo de esperanza. Que se preparen los agoreros: este equipo, como dec¨ªa Vilanova, no entrega su alma ni al diablo, aunque ¨¦ste hable alem¨¢n.
Ladislao. Escrib¨ª el nombre de Kubala. Est¨¢ asociado a la mejor historia del Bar?a; los que hemos visto sufrir al equipo azulgrana desde que ¨¦ramos chicos confi¨¢bamos en ese jugador para que hiciera milagros. Ayer volvi¨® su figura, pero no porque el Bar?a se jugara su supervivencia. El equipo estaba jugando bien, aunque un poco atontado en los metros finales. Hac¨ªa falta un berbiqu¨ª, una jugada gloriosa, una se?al de humo blanco (o azulgrana), y apareci¨® esa jugada personal que parec¨ªa, en efecto, uno de los milagros de Laszi, y marc¨® Messi. Messi despu¨¦s habilit¨® a Alexis, y ese segundo gol parec¨ªa la celebraci¨®n de una primavera que enseguida cre¨® un nuevo terremoto. ?Se puede hacer!
Empate. Los aficionados tenemos que estar preparados para perder y para ganar. Cuando el Bar?a pierde como perdi¨® el martes en M¨²nich casi todas las cosas en las que creemos se fueron diluyendo fatalmente. Porque, en primer lugar, se diluy¨® Messi. Al d¨ªa siguiente los mensajes de m¨®vil nos alertaron sobre nuestra definitiva desgracia. A Messi se le colg¨® del palo mayor de los rid¨ªculos. Y se esperaba el viaje de Bilbao para certificar la defunci¨®n, el fin de ciclo, el paso final de un equipo que hizo historia. El empate estuvo bien, no hay que objetarlo. Pero hubo una noticia que es m¨¢s importante que un resultado: ese instante en que Messi se hizo Kubala y habit¨® entre nosotros. Dejen por un rato que uno ahora s¨ª tenga esperanza. Es lo ¨²ltimo que se pierde.