Lancaster y su m¨¢quina de ganar
Nadie lo sospechaba, pero la Inglaterra de Stuart Lancaster va camino del Grand Slam. Y, como dir¨ªa un m¨¦dico guas¨®n, no es una opini¨®n, es un diagn¨®stico: le queda Italia en Twickenham y, prueba definitiva, Gales en Cardiff. Lancaster ha convertido a su biso?o grupo, con pocos jugadores por encima de las 20 caps, en una m¨¢quina inconmovible, un precipitado de las tranquilas virtudes de su hier¨¢tico t¨¦cnico y de Robshaw, capit¨¢n de carisma imperceptible desde fuera, pero muy apreciado dentro: donde de verdad importa. A este equipo no lo afectan las desconfianzas en la calidad de su juego, ni la sospecha sobre su corta edad de vuelo, ni p¨¦rdidas como la de Haskell en Dubl¨ªn o la de Farrell ayer. Tarde o temprano, gana con brit¨¢nica puntualidad.
Llevarse el Seis Naciones es una cosa. Agregarle la grandeza del Grand Slam, otra muy distinta: la Rosa no lo logra desde 2003, el a?o en que Wilkinson y compa?¨ªa le dieron la Copa del Mundo a Inglaterra y un t¨ªtulo de Caballero del Imperio a su entrenador, Clive Woodward. Lancaster lleg¨® de interino, se gan¨® la plaza y va armando un bloque cuyo objetivo es el Mundial 2015. Y, sin embargo, ah¨ª est¨¢: camino de un triunfo hist¨®rico. V¨ªa Cardiff, ojo. Ayer, tras vencer en Roma dirigidos por el impagable Halfpenny, los hinchas del Drag¨®n se frotaban las manos. Qui¨¦n sabe si, despu¨¦s de todo, no acabar¨¢n jug¨¢ndose el t¨ªtulo con Inglaterra en el Millennium; o, al menos, la alegre posibilidad de negarles la gloria a los ingleses. Algo en absoluto desde?able para un gal¨¦s.