Laila, la m¨¢s bella y la m¨¢s dura
Alex Txikon lleg¨® al campo base completamente blanco. Por suerte para ¨¦l, ya hab¨ªa dejado atr¨¢s el corredor por el que se hab¨ªa canalizado una gigantesca avalancha, pero la nube de nieve que levant¨® lleg¨® hasta el campo base, adhiri¨¦ndose a su ropa hasta cubrirlo por completo. Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez bajaba m¨¢s retrasado pero, por fortuna, tuvo tiempo de pegarse a la pared del corredor y ver c¨®mo el alud de hielo le pasaba sobre la cabeza en direcci¨®n al glaciar. Hasta el ¨²ltimo momento, el Laila Peak ha querido demostrarnos su poder. Cuando Alex y Jos¨¦ Manuel estaban bajando de su esforzado y expuesto ataque a la cima del Laila, que alcanzaron, casi al l¨ªmite de sus fuerzas, el pasado martes.
Es la primera vez que un equipo espa?ol alcanza una cima invernal en el Karakorum y la primera que se llegaba a la del Laila en condiciones tan duras. Y sin embargo, a pesar de esos datos de un gran triunfo, estoy especialmente orgulloso de haber formado parte de un grupo de amigos magn¨ªfico, mezcla de veteranos y j¨®venes, y haberlo hecho con un estilo lo m¨¢s limpio posible, sin porteadores, con apenas tres tiendas, sin cuerdas fijas y con un grado de exposici¨®n m¨¢ximo. Ser¨ªa, en palabras de Bonatti, la gran dimensi¨®n del alpinismo cl¨¢sico. Tan lejos de las seguridades de las grandes expediciones comerciales como de la multitud que asola las rutas normales en el Himalaya. Si ese camino, duro y arriesgado, terminaba en la cumbre, pues mejor.
No pudo ser en el primer intento del 11 de febrero, cuando Alex, Jos¨¦ Manuel, Ram¨®n Portilla y Juanjo San Sebasti¨¢n decidieron darse la vuelta cuando apenas les quedaban unos cien metros para alcanzarla. Ni Ram¨®n, con algunos dedos afectados por congelaciones, ni Juanjo, con un problema de ligamentos en la rodilla, pudieron acompa?arles en el segundo ataque, que volvi¨® a ser una ascensi¨®n terriblemente dura. Durante m¨¢s de catorce horas tuvieron que enfrentarse a temperaturas inferiores a los 30? bajo cero y un viento que a rachas superaba los 60 km/h, a consecuencia de lo cual Jos¨¦ Manuel tiene tres dedos "tocados". Pero, afortunadamente, todos se encuentran ya bien y seguros en el campo base. Y es normal que hayan sido los m¨¢s j¨®venes los que hayan conquistado esa cima tan bella como esquiva. Ellos son los mejores. Uno de esos espl¨¦ndidos d¨ªas pasados a los pies del Laila, Juanjo me dijo que ¨¦l ya no iba a la monta?a para ser el mejor sino para "ser mejor". Creo que en el Laila lo hemos logrado. Venimos enriquecidos, con la cabeza aireada por el viento del Karakorum y el alma llena de emociones y sentimientos que dif¨ªcilmente olvidaremos.