Una mancha que quedar¨¢ para siempre
Una vez m¨¢s, la historia no ha ense?ado nada. El esc¨¢ndalo de las apuestas de 1980, que provocaron el descenso a Segunda del Mil¨¢n y del Lazio, y sanciones a Paolo Rossi, Giordano y Manfredonia, entre otros encarcelados, no ha sido un caso aislado. Seis a?os despu¨¦s lleg¨® otro esc¨¢ndalo con equipos de Segunda implicados, y ahora la historia se repite. El capit¨¢n del Lazio, Mauri, curiosamente nacido en 1980, ser¨¢ hoy interrogado en la c¨¢rcel de Cremona para defenderse de las acusaciones que le se?alan como uno de los jefes, en Italia, de las apuestas clandestinas, organizadas en Oriente. Todo el f¨²tbol italiano est¨¢ en el centro de un nuevo hurac¨¢n, aunque, como siempre, las ovejas negras pertenecen a una minor¨ªa.
No es justo decir que la selecci¨®n italiana, que no contar¨¢ en la Eurocopa con el lateral izquierdo Criscito, que est¨¢ siendo investigado, podr¨¢ rehabilitarse en Polonia y Ucrania. La mancha se quedar¨¢ porque los hombres, en general, y los futbolistas, en particular, siempre est¨¢n hambrientos de dinero sin darse cuenta de los riesgos y del da?o que provocan a sus equipos y aficionados. No comparto la idea del primer ministro italiano Monti de parar la liga durante dos o tres a?os; de nada servir¨ªa detenerla, sino que lo que hay que hacer es cambiar la mentalidad de los j¨®venes e impartir lecciones en el presente. La esperanza es que esto sirva para el futuro, porque aprender de la historia debe ser un punto de partida. La mancha siempre queda.