???Ens¨¦?ame la pasta!!!
Lo cierto es que Jerry Maguire no está del todo mal. Incluso si te pilla en el día tontorrón puede hasta encantarte. El problema seguramente sea mío. Cuando terminé de verla tenía la sensación de estar embadurnado de sirope de fresa. Todo pegajoso y empachado. Pero quien de verdad me produjo urticaria fue Renée Zellweger. No puedo con ella. Tiene ese gesto permanente y ridículo de: “Uy, qué mal, se me ha vuelto a escapar un pedete”, y oye, eso de ver una escena de amor en la que la protagonista no hace más que ventosearse me resulta bastante embarazoso.
Peor fue lo de Chicago. Cada vez que salía al escenario, cantando, bailando y tirándose pedos, todo simultáneamente, me bajaba el ánimo que Catherine Zeta-Jones me había puesto por las nubes en la escena anterior. Ver Chicago fue como subirse en una montaña rusa de subidones portentosos y bajones inmediatos.
Pero dejémonos de tonterías y vayamos a lo nuestro. Dani, que últimamente está sembrado, ha encontrado una tabla que no necesita explicaciones. En ella están todos los secretos mejor guardados, los datos que siempre quisisteis tener en esos debates de bar en los que pretendíais demostrar a vuestros amigotes que la NFL es el súmmum del deporte.
Hala, a disfrutar empollándose el cuadro. Cada vez me dan más pena los propietarios. Pobrecitos. Cómo sufren. Creo que los jugadores deberían acudir a las reuniones acompañados por Renée Zellweger. Con ella en la sala de reuniones todo se solucionaría en un pis pas.
¡Uy!, perdón. Se me ha escapado. Ha sido sin querer.