Perdimos el partido que importaba
El Oporto es un buen vino. Y buena gente dada al perd¨®n cuando se ponen tras un pelot¨®n de cuero vestidos de azul y blanco. Son m¨¢s r¨¢pidos que nosotros, m¨¢s fuertes, m¨¢s ordenados. Tienen un punta de 22 a?os al que llaman Hulk que andaba perdido por el Jap¨®n hace unos meses y al que ficharon, no del Vitoria de Guimaraes como Pinto da Costa pretende hacernos creer, sino directamente de un comic. Uf, qu¨¦ t¨ªo m¨¢s potente. Poseen tambi¨¦n un medio, el anhelado Lucho Gonz¨¢lez, que debajo de su pierna medio entablillada por un vendaje gigante lleva el chip del f¨²tbol exacto (un par de veces se volvi¨® al t¨¦cnico Ferreira para decirle qu¨¦ hab¨ªa que hacer). Y les acompa?a Lisandro, el punta que sustituy¨® a Diego Milito en Racing, capaz de marcar la mitad de las que tiene. Por ah¨ª es por donde puede picarles el bichito: el Aleti marc¨® el doble de las que tuvo.
De las doscientas o trescientas cosas a mejorar para el partido de vuelta, una le corresponde al doctor Villal¨®n y ser¨ªa ponerle a Perea una pr¨®tesis de madera en el malar para tener un cohete por detr¨¢s que pueda ganarles una carrera a sus tres delanteros. No siendo posible, que juegue su mujer, que tambi¨¦n es una bala. Aunque me huele a partido digno en la vuelta, empate a uno y hasta luego Champions, tengo una esperanza basada en la piedad del Oporto: no se ver¨¢n en otra para machacar una eliminatoria a domicilio como la tuvieron en el Calder a¨²n respiramos, ojo.
Que sea lo que tenga que ser: es una gota en el mar. El mar entero est¨¢ camino del cielo, ten¨ªa nueve a?os, se llamaba Diego y era jugador del Aleti de Madrid. Ese era nuestro solo partido a vida o muerte. Y lo hemos perdido.