La b¨²squeda urgente de un central
D¨®nde vive el clon joven de Luis Pereira; d¨®nde el sosias de Cacho Heredia; d¨®nde el doble de Jes¨²s Glar¨ªa, tan llorado; d¨®nde, si no damos con los otros, el contagioso vendaval que nos traer¨ªa un futbolista como Isel¨ªn Santos Ovejero; en qu¨¦ lugar de Cantabria se esconde el otro Iglesias; qu¨¦ aula del Buen Consejo guarda bajo los libros las botas de un delantero que termine de central como el alumno Mart¨ªnez Jayo; qui¨¦n grita en guaran¨ª: me llamo Domingo Benegas, no te atrevas a pisar mi ¨¢rea, me esperan en Madrid. En qu¨¦ pensi¨®n espabila un extreme?o flaco clavadito a Eusebio.
Y si no damos con cualquiera de ellos, los que fueron astros y los que no, pero todos campeones, d¨®nde damos con el cierre listo como un trilero del Rastro, de car¨¢cter audaz y talento ruso para entender los movimientos de toda la defensa como si fuera la ¨²ltima l¨ªnea del ajedrez, la que evita la derrota movi¨¦ndose al comp¨¢s de ese que es el jefe. Aunque no sea un mago de la t¨¦cnica ni salga driblando a tres mientras pela una naranja y se la zampa, d¨®nde est¨¢ el vivo del barrio que hace de la zaga un chicle que estira y encoge para envolver al contrario. Es decir: qui¨¦n de ustedes hace el favor de localizar a Roberto Soloz¨¢bal antes del pr¨®ximo partido.