Los agravios exigen buenas explicaciones
Voy en metro al f¨²tbol. Y no se me olvida lo de la publicidad insultante. Quiero un v¨ªdeo encargado por Aguirre, Esperanza, difundido en un acto p¨²blico, que sea desde el principio hasta el fin un homenaje a la afici¨®n atl¨¦tica. Pero lo quiero a lo bruto. No una peliculita l¨ªrica con colorines y dem no. Una exageraci¨®n, quiero; una rendida sumisi¨®n, un novam¨¢s, una barbaridad cobista, una entrega sin tasa, estaciones y estaciones pintadas de rojo y blanco; quiero que lo de Richard Gere en la tienda de Pretty Woman (soy millonario y voy a gastarme una fortuna en su tienda pero h¨¢game la pelota, m¨¢s, h¨¢gamela m¨¢s, m¨¢s, mucho m¨¢s...) sea una tonter¨ªa al lado de la rosca que nos han de presentar. En metro se va al f¨²tbol y tambi¨¦n a votar.
El avispado socio Ra¨²l ?vila, que tiene su abono unas cuantas filas m¨¢s arriba del m¨ªo, ya nos avis¨®: para hacer lo de La Peineta en bonito y que sea del club, inexcusable condici¨®n, habr¨¢ que poner algo m¨¢s de 150 millones de euros. Lo clav¨®, el t¨ªo. Y pudo a?adir: eso sin construir torres m¨¢s altas que las de Babel, cuatro, junto a dos hospitales que padecer¨¢n el ahogo de los atascos y obligar¨¢n, rascacielos que rascan el cielo, a modificar la ruta alternativa del tr¨¢fico a¨¦reo madrile?o: una pastizara que pagamos los vecinos de Madrid. A la espera de m¨¢s informaci¨®n, se anticipa que la hermosa parcela aneja al nuevo estadio no ser¨¢ del Aleti. O sea, de confirmarse: paga el club una pasta para hacer la obra, ser¨¢ due?o de las gradas pero no del suelo, tendr¨¢ la ciudad un hermoso coliseo que dar¨¢ esplendor a la deseada noche ol¨ªmpica, y se acab¨®. O sea, que como en el v¨ªdeo del metro, estamos para que nos vacilen. Para que nos vayamos de nuestro hermoso lugar junto al r¨ªo y nos quedemos sin casa y sin bolsa. Hoy por lo menos, la segunda est¨¢ agujereada pero la primera en pie. Y bien maja. Esperamos aclaraciones. Que el t¨ªo ese del v¨ªdeo, el que fuma y habla por el m¨®vil mientras conduce, es un actor. Pero nosotros, no. Somos del Aleti. Sentimos. Pensamos.