El que m¨¢s chufle, capador
Nos envidian. La m¨¦dula de estos pavos es viscosa, hedionda, fofa y blanquecina. Tienen de todo como los ni?os mimados, pero lloran, gritan, patalean, niegan, mienten, ara?an, conspiran, difaman, y llaman desaforadamente a mam¨¢, mam¨¢, mam¨¢, cuando el vecino pobre y espabilado, convierte en caballo su escoba de palo y campea por la plaza como un Cid en peque?ito. Quieren para ellos la escoba de palo, el ¨²nico juguete que no tienen, y si no la consiguen intentan destrozarla. Nunca la convertir¨¢n en caballo, pobres, les falta poes¨ªa. O¨ªdles: cuando hablan de nosotros nos cambian el nombre, "Pat¨¦tico" nos llaman. En su arrogante incultura nos pretenden insultar con un calificativo que es elogio. Pero ellos no lo saben, no tienen ni la menor de lo que significa pat¨¦tico. Se lo diremos: es pat¨¦tico aquello capaz de despertar emociones profundas: el dolor y la pena, s¨ª, y tambi¨¦n la pasi¨®n, la euforia y el amor. Somos pat¨¦ticos, muy pat¨¦ticos; ellos no. Somos del Aleti.
Estos zoquetes que pretendiendo insultarnos insultan a nuestro idioma, sacan el significado de un anglicismo que en realidad les retrata (pathetic: lamentable, penoso, blandengue), as¨ª que a la vez desconocen dos idiomas, el espa?ol y el otro. Que no se desalienten: el ingl¨¦s se lo va a ense?ar Fernando Torres, uno del Aleti. Pero no les saldr¨¢ gratis; lo van a pagar en bilis. Tonticos.