La aventura de llegar al Calder¨®n
Tengo un amigo del Madrid que se llama Ra¨²l y trabaja en Telepizza; dos tardes a la semana va a sesiones de apoyo cuando sale del curro, otras hace deporte, otras no. Una vez, mi amigo se mosque¨® y se pir¨® de casa, igual estuvo tres horas por ah¨ª, de hu¨ªda. Fue muy comentado, incluso el poli del barrio se puso en alerta porque esa aventura no cuadraba con el car¨¢cter de Ra¨²l, bonach¨®n, familiar, tierno. Ra¨²l vino con s¨ªndrome de Down a este distrito y es para com¨¦rtelo. Le conoc¨ª en las ¨²ltimas fiestas, Candelario arriba, en casa de Juan Carlos, Jacobo, las morcillas picantes; con Laila, Sergio, el hermano de Ra¨²l, y su padre, al que le debe lo blanco, ese mereng¨®n, y lo bueno buen¨ªsimo: Ra¨²l te explica risue?o que tuvo un conflicto con el cromosoma XXI que se le col¨® sin permiso y le hizo as¨ª, achinadito y peque.
Yo digo que no todo est¨¢ perdido, que Ra¨²l todav¨ªa puede ver la luz y descubrir que es del Aleti aunque no lo sepa. Me coment¨® muy serio que estaba buscando una sindromita guapetona y buena gente para ech¨¢rsela de novia. No me equivoco ni un pelo: si le encontramos la sindromita atl¨¦tica que le enamore seremos tres millones uno. Adem¨¢s, aunque ¨¦l est¨¢ entrenado, terminar¨ªa de derrotar a la adversidad porque hacerse del Aleti hoy tiene tela. No por los resultados que no est¨¢n mal y ser¨¢n mejores, sino porque llegar al Calder¨®n es como hacer una marcha legionaria, el camino a Jeric¨® de los jud¨ªos tras el T¨ªo Mois¨¦s, la traves¨ªa por la estepa rusa de las tropas napole¨®nicas, el Dakar en mojado y la marat¨®n en seco, la subida al Karakorum, la bajada del ganado desde puerto; es como cruzar Sao Paulo en coche a las doce de la ma?ana o Lagos andando con un Rolex en la mu?eca izquierda y otro pelucazo en la derecha para combinar, la Puerta del Sol el 31 a medianoche o la de toros con un Vitorino a las cinco de la tarde.
Los convoyes que el metro nos iba a poner son sobrinos del tren fantasma que silba al fondo pero nunca viene; en coche s¨®lo llegar¨ªa a la hora Carlos Sainz, que no es muy partidario y adem¨¢s pinchar¨ªa a cien metros. Al r¨ªo le ha dado por desafiar el cambio clim¨¢tico y es el ¨²nico lugar del globo terr¨¢queo donde la temperatura ha disminuido tantos grados como ha aumentado en el resto. Si jugamos diez partidos nos televisan doce. El equipo le hace un homenaje in memoriam a Max Merkel y como con M¨ªster L¨¢tigo, es el Santos de Pel¨¦ fuera y un flan Mandar¨ªn en casa. Y seguimos yendo, no hay quien nos eche.
Alpinistas, pastores trashumantes, errantes jud¨ªos, soldados del tercio, exploradores, carteros et¨ªopes, viajeros en tercera del Transiberiano. Todo a la vez en fin de semana. Bond, James Bond, pero el nuevo que salta m¨¢s, y el Jorobado de La Morgue dentro del mismo carn¨¦ de abonado. Una aventura contra lo c¨®modo s¨®lo comparable a la fuga del hogar de mi amigo Ra¨²l. Si alguno de los nuestros conoce a una sindromita con bufanda rojiblanca que pueda llevar a nuestro chaval¨ªn por el buen camino, que se dirija a esta columna de AS. Ella que ponga el amor, que el Aleti pondr¨¢ las emociones. Y habr¨ªamos hecho el mejor fichaje de la temporada.