No hay mejor hogar que el Metropolitano
Admito como inexorable la salida del Calder¨®n. Adi¨®s, Manzanares, adi¨®s, que mal momento, etc¨¦tera. Puesto a mitigar dolores, llevo la cura hasta el extremo y me declaro con todo el morro poseedor de la panacea: otra vez al Metropolitano y no es que me quede igual que antes del tajo, es que voy a estar mejor. Os invito a estar mejor, amigos atl¨¦ticos. Volvamos a Cuatro Caminos, otra vez al barrio. Vamos a bajar de la glorieta al campo por el paseo de Reina Victoria y al acercarnos, llenemos las dos aceras y el bulevar, que a¨²n queda algo al final. Gloria cervecera en Herjomar, el bar Metropolitano o el viejo bar Estadio que ahora es un Banco. Y lo de jugar ?d¨®nde? Desechada por molesta la demolici¨®n de la manzana que ocupa el suelo del sagrado recinto, frente al Buen Consejo, encontramos la soluci¨®n a cincuenta metros, ah¨ª mismo. Frente al c¨®rner derecho del fondo norte, el de los vestuarios y la casa de Clar¨¦s, est¨¢ el colegio de la Almudena, con un campazo de hockey hierba m¨¢s su pista de atletismo, uno y otra bastante en desuso, un talud profundo y al fondo el ancestral pabell¨®n con aspecto de hangar, pionero en instalaciones cubiertas en la capital y cancha primitiva de nuestro equipo de balonvolea. Unos cuantos edificios avejentados completan un panorama que ser¨ªa mucho m¨¢s bonito y arm¨®nico para Madrid con un estadio all¨ª plantado, s¨®lo un pel¨ªn urbano, a su espalda todos los aparcamientos de la Ciudad Universitaria y las salidas a la M-40 y M-30 al lado. Que cabe, cabe. Y lo digo porque de tan pesado convenc¨ª a un amigo arquitecto, que dar¨¢ fe despu¨¦s, de acompa?arme al nuevo Metropolitano aquella tarde.
Pero no me subo al guindo para no caerme, as¨ª que en la disyuntiva de salir del Vicente Calder¨®n al lugar que prefiera el alcalde y no al que prefiera yo, ser¨¢ bueno plantar los m¨ªnimos. Aceptar¨ªa a cambio La Peineta siempre que ¨¦sta fuera en propiedad desde el minuto uno, sin m¨¢s pista de atletismo que la habilitada para los Juegos del 16, de pon y quita, en una instalaci¨®n madrile?amente cedida por su due?o, el Club Atl¨¦tico de Madrid, para ser el palacio abierto de la Olimpiada. Como en el trueque nosotros cedemos un coliseo acabado en belleza, es justo exigir que nos den el estadio m¨¢s bonito de Espa?a, como cualquier Arena imperial de esos que da gusto ver. En sus bajos y esquinas, un nutrid¨ªsimo complejo comercial que fuera inagotable manantial de ingresos. Y con esa pasta, equipo. Equipo. Claro que eso tambi¨¦n se podr¨ªa hacer en el Metropolitano, Reina Victoria abajo...