M¨¢s vale tarde que nunca
Nadie podr¨ªa oponerse a la elecci¨®n de Maldini como Bal¨®n de Oro. Ser¨ªa un reconocimiento al f¨²tbol m¨¢s que a un s¨®lo jugador. Porque Paolo es el mejor embajador de este bello deporte. Hace 48 horas, el pasado domingo, jug¨® su partido n¨²mero 575 con el Mil¨¢n. Entre ¨¦l y Costacurta, su compa?ero en el centro de la defensa en San Siro, suman m¨¢s de 70 a?os, y sin embargo tuvieron una actuaci¨®n perfecta. Maldini merece el Bal¨®n de Oro por su trayectoria, impecable, por su imagen, impoluta, y por su lealtad, insobornable. Su palmar¨¦s est¨¢ al alcance de muy pocos. Pero su imagen es lo verdaderamente inalcanzable en los tiempos modernos. Paolo jam¨¢s ha sido expulsado de un campo de f¨²tbol, no ha cometido agravios contra ¨¢rbitros, rivales o compa?eros, nunca ha sido fotografiado con otra compa?¨ªa femenina que no sea la de su mujer, ni tampoco en una discoteca.
Adem¨¢s colabora en cuantas iniciativas ben¨¦ficas le proponen, especialmente si son a favor de los ni?os y por eso es embajador de UNICEF. Pero es que, encima, es el mejor en su puesto y por eso ha resistido 20 temporadas de forma ininterrumpida en el Mil¨¢n. Esa lealtad, rara en los tiempos que corren, le ha granjeado el respeto primero de Italia y despu¨¦s del mundo entero. No tengo duda de que si el Mil¨¢n hubiera conquistado la Copa de Europa en Estambul ¨¦l ser¨ªa el ganador. Pero a¨²n con esa derrota, Maldini merece el Bal¨®n de Oro m¨¢s que los otros 49 aspirantes al trofeo.