Par¨ªs fue una fiesta el domingo
Reconozco que el t¨ªtulo no es muy original, pero refleja exactamente lo que era Par¨ªs la noche del domingo 13 de junio. La victoria de Francia sobre Inglaterra en sus ultim¨ªsimos minutos desat¨® una locura colectiva de parisinos que desemboc¨® en los Campos El¨ªseos, con miles de coches ondeando la bandera nacional y miles de personas a pie jale¨¢ndoles, bailando y cantando. Yo sal¨ªa del Lido -qu¨¦ bajo ha ca¨ªdo el m¨ªtico templo del arte er¨®tico-art¨ªstico y vaya pinta la de la clientela que hab¨ªa en su interior- sin saber el resultado del partido y lo primero que pens¨¦ fue, c¨®mo est¨¢ la psiquis, en una protesta colectiva contra un atentado terrorista. Por la tarde, hab¨ªa contemplado al pasar por la plaza del Ayuntamiento de la capital francesa-un poco mayor que la de Alicante- a miles de personas viendo el partido a trav¨¦s de una pantalla gigantesca y su cara no parec¨ªa muy alegre, porque a lo mejor ya iba perdiendo Francia, aunque no lo s¨¦ con certeza.
Y por la noche, cuando concluy¨® el partido, la locura, la exteriorizaci¨®n de un sentimiento no s¨¦ si s¨®lo futbol¨ªstico, de rivalidad enconada con los ingleses; quiz¨¢s la entente cordiale entre ambos pa¨ªses la deja el pueblo para los pol¨ªticos y ¨¦l tiene sus propios sentimientos que, desde luego, no parecen muy angl¨®filos. Y naturalmente, Zidane, su Dios, su Sant¨ªsima Trinidad y el propio Esp¨ªritu Santo, todo en uno, venerado por el mundo del f¨²tbol franc¨¦s y franc¨®fono. Afortunadamente, juega en el Real Madrid y yo puedo verlo directamente durante toda la temporada.