Oleada de 'divorcios' en los rallys entre pilotos y copilotos
La de Loeb y Elena ha sido la ¨²ltima separaci¨®n sonada tras las protagonizadas por Sordo y Del Barrio, amistosa y cordial, o Neuville y Gilsoul.
El divorcio est¨¢ de moda entre pilotos y copilotos. La pol¨¦mica protagonizada por Sebastien Loeb y Daniel Elena ha llegado despu¨¦s de que otras ilustres parejas hayan separado sus caminos. Primero fueron Dani Sordo y Carlos del Barrio los que anunciaron su decisi¨®n, en este caso amistosa, y despu¨¦s Thierry Neuville y Nicolas Gilsoul en otro episodio sorprendente a pocos d¨ªas del inicio de la temporada.
El divorcio entre Sordo y Del Barrio se conoci¨® mientras se disputaba la ¨²ltima cita del Mundial, el Rally de Monza. El segundo decid¨ªa cambiar de aires y pasar a apoyar a una joven promesa paraguaya, Zau Zald¨ªvar, tras haber compartido el habit¨¢culo del Hyundai oficial durante las tres ¨²ltimas temporadas con Sordo. Prueba de que fue una separaci¨®n amistosa es que Del Barrio accedi¨® a correr con Dani el Rally de Montecarlo para evitar a su sustituto, Borja Rozada, debutar en la prueba m¨¢s complicada del a?o.
Precisamente a menos de una semana de Montecarlo saltaba la noticia de que Neuville ¡®part¨ªa peras¡¯ con Gilsoul, su copiloto de los ¨²ltimos diez a?os. En este caso fue de forma abrupta, seg¨²n las malas lenguas por desavenencias econ¨®micas, y el piloto se vio obligado a encontrar un compa?ero de emergencia, Martijn Wydaeghe. La adaptaci¨®n no est¨¢ siendo nada f¨¢cil, sobre todo por la pronunciaci¨®n del franc¨¦s del nuevo copiloto, aunque ya han conseguido su primer triunfo juntos en el Rally Ciocco, primera cita del Campeonato de Italia, el pasado fin de semana.
Sobre el divorcio de Loeb y Elena han corrido r¨ªos de tinta. La pareja con m¨¢s t¨ªtulos mundiales de automovilismo est¨¢ protagonizando una importante controversia, por tanto el copiloto no ha aceptado la ruptura y ha iniciado una cruzada que podr¨ªa alargarse en el tiempo. Se queja del equipo Prodrive, pero tambi¨¦n son muchos los que opinan que si Loeb impone su continuidad, nada ni nadie se habr¨ªa opuesto a un piloto de su prestigio y palmar¨¦s. Veremos si prosigue el culebr¨®n.