"No quiero que mis hijos se encari?en conmigo, alg¨²n d¨ªa podr¨ªa no volver a casa¡±, explic¨® en una ocasi¨®n Antonio Ascari a Enzo Ferrari. El piloto italiano, nacido en la Lombard¨ªa en 1888 e hijo de un comerciante de ma¨ªz, fue un referente de vida para 'Il Commendatore'. "Conoc¨ª a Antonio en Mil¨¢n en 1920. Era un joven de estatura no muy alta pero de constituci¨®n atl¨¦tica, rubio, elegante, dotado de gran capacidad para los negocios. Ten¨ªa un caracter fort¨ªsimo, era un hombre tremendamente activo y de verdadero coraje. Lo llamabamos 'El Maestro" y debo reconocer que mi vocaci¨®n fue debida en gran parte a su ejemplo", defin¨ªa el patr¨®n de la m¨ªtica marca del 'Cavallino Rampante' en el libro 'Piloti, che gente¡­' a aquel valiente 'garibaldino' (forma de definir a los pilotos que antepon¨ªan el coraje y la emotividad al estudio exhaustivo declos circuitos).

Antonio Ascari fue un hombre audaz y atrevido durante los 37 a?os que vivi¨®. Autodidacta en el comercio de autom¨®viles mont¨® una compa?¨ªa para preparar sus coches en colaboraci¨®n con Fiat... hasta que lleg¨® la Primera Guerra Mundial. Lejos de quedarse de brazos cruzados se fue a Para (Brasil) con su hermano Amedeo, que muri¨® all¨ª fiebre amarilla, para construir una l¨ªnea f¨¦rrea y hacer llegar el ferrocarril y a su regreso entra a trabajar en Alfa Romeo y relanza su pasi¨®n por las carreras de coches. En una conoci¨® a Enzo Ferrari que como piloto no fue gran cosa, pero que pronto empez¨® a trabajar mano a mano con Ascari desde la direcci¨®n t¨¦cnica ya que le nombran responsable del ¨¢rea deportiva. De esa uni¨®n nace el P1 y posteriormente el P2 que tanta gloria dio al piloto italiano en el Campeonato Mundial de Fabricantes.

La superioridad del t¨¢ndem se explica mejor en una incre¨ªble an¨¦cdota ocurrida en 1925, en el circuito de Spa, cuando Ascari y su compa?ero Campari, ante la hostilidad del p¨²blico belga y para responder con chuler¨ªa con su insultante dominio pararon en boxes y comieron... con mesa y mantel antes de, por supuesto, ganar la carrera. Lamentablemente, unas pocas semanas despu¨¦s, durante el GP de Francia celebrado en el en el circuito de Montlhery, que tambi¨¦n iba liderando, Ascari perdi¨® el control a 180 km/h, choc¨® contra una valla, volc¨® y qued¨® atrapado dentro del Alfa Romeo perdiendo la vida en la ambulancia camino del hospital de Par¨ªs. ¡°Pap¨¢ ha tenido un accidente, no va a volver a casa", le dijo esa tarde su viuda a sus dos hijos, uno de ellos, Alberto, de 7 a?os.

La tr¨¢gica p¨¦rdida de su padre al volante de un coche de carreras provoc¨® el efecto contrario al esperado en el joven Alberto ya que creci¨® desde ni?o con la exclusiva idea de convertirse en piloto de competici¨®n. Sin embargo, sus inicios y primeras victorias llegaron sobre dos ruedas al manillar de motos Bianchi y Gilera. Su paso a los coches tuvo mucha relaci¨®n con el 'aprendiz' de su padre. Enzo Ferrari decidi¨® crear su propia escuder¨ªa y quer¨ªa a Alberto por amistad, cari?o... y porque vio en ¨¦l un tremendo talento pese a su escasa apariencia de atleta. Apodado con cari?o Ciccio (gordito), Alberto estaba alejado del est¨¢ndar que nos viene a la cabeza cuando pensamos en un deportista de ¨¦lite, pero su cuerpo rechoncho y con alg¨²n kilo de m¨¢s tambi¨¦n escond¨ªa pasi¨®n desmedida por el motor, tenacidad invencible para luchar por sus objetivos y un caracter amable, educado y caballeroso con el que se granje¨® mucho cari?o en las carreras.

La Segunda Guerra Mundial hizo que los cuarenta fueron a?os duros para todos y tambi¨¦n para los Ascari. Sin embargo, Alberto lo supera bien gracias a montar con su amigo, y tambi¨¦n piloto de carrera, Luigi Villoresi, una red de transporte de gasolina para abastecer a las tropas italianas del norte de ?frica. Enzo Ferrari cuenta con ¨¦l para el inicio del Mundial de F1 en 1950 y Villoresi se encarga de la parte emocional para convencerle pese a estar ya casado y ser padre de dos hijos. Dos a?os de lucha en clara batalla desigual al volante de un Ferrari atmosf¨¦rico frente a los todopoderosos Alfa Romeo no evitan ver sus dos primeras victorias en el campeonato. Los problemas econ¨®micos de Alfa les separan del certamen y suponen el aldabonazo para Ascari que gana los t¨ªtulos de 1952 y 1953 con dos hechos hist¨®ricos: gan¨® siete carreras seguidas, algo superado ¨²nicamente por Vettel en 2013 con nueve, e imponerse en el 75% de los grandes premios de un a?o, 6 de 8 en 1952, hito que ning¨²n piloto ha podido superar nunca.

Ascari se comvirti¨® en el s¨ªmbolo y el h¨¦roe de Italia ya que fue el primer transalpino, y hasta ahora el ¨²nico, en ganar y encima haci¨¦ndolo al volante de un monoplaza Ferrari. La gente le adoraba y ¨¦l correspond¨ªa con su exquisita educaci¨®n y cercan¨ªa con los aficionados. Supersticioso hasta un l¨ªmite poco conocido odiaba el n¨²mero 13, esquivaba a los gatos negros y s¨®lo sacaba temperamento si alguien osaba acercarse a su malet¨ªn donde guardaba la ropa de piloto y, sobre todo, su amuleto, el casco azul con el que corr¨ªa. Abandon¨® su amor ("?ves mi mono ? En el lado izquierdo lleva el emblema del Cavallino y yo siento latir su coraz¨®n al lado del m¨ªo¡±) para ir a Lancia y el futuro le aguardaba un triste final que lleg¨® tras dos avisos en 1955 que Alberto ignor¨®.

Tremendo accidente en la cita inaugural en Argentina del que sali¨® ileso y en M¨®naco el Lancia vuela disparado y cae al mar desapareciendo bajo el agua. Coraz¨®n encogido de los presentes y Alberto sale a flote solo tras quitarse ¨¦l mismo los cinturones. Su ¨²nico da?o, fractura de nariz. Pese a su parente indestructibilidad, los m¨¦dicos le aconsejan descanso en casa. Sin embargo, mediada esa semana de relajaci¨®n recibe una llamada telef¨®nica. Era su amigo Eugenio Castellotti que le pide si puede ir al circuito de Monza para aconsejarle en la puesta a punto de su Ferrari 750S. Ascari fue vestido de calle y ni tan siquiera se llev¨® su adorado casco azul. Pero... despu¨¦s de comer pidi¨® uno prestado y se puso al volante. Se estrell¨® en la curva que ahora lleva su nombre. ¡°Pap¨¢ ha tenido un accidente, no va a volver a casa", explic¨® su viuda Mietta a sus dos hijos, Patrizia y Antonio, el ni?o que llevaba orgulloso el nombre de su tambi¨¦n malogrado abuelo y que tambi¨¦n dedic¨® su vida al motor hasta que falleci¨® a los 66 a?os por problemas cardiacos y respiratorios.

Fin de una era que honra a un pa¨ªs en las carreras y que a¨²n busca un sustituto m¨¢s de 70 a?os despu¨¦s. "Cuando Alberto iba en cabeza su estilo era tan puro que nadie pod¨ªa seguirlo", explicaba Enzo Ferrari. El gur¨² de la f¨¢brica de Maranello que fue nexo de uni¨®n entre Antonio y Alberto y que juntos escribieron las m¨¢s bellas p¨¢ginas de automovilismo para Italia en el automovilismo. ¡°Despu¨¦s de un accidente lo mejor es ponerse de nuevo al volante lo antes posible", sol¨ª decir Alberto. Padre e hijo perdieron la vida tras uno de ellos, pero nadie podr¨¢ olvidar a un piloto excepcional, ¡°el mejor piloto que he visto nunca, incluso mejor que Fangio¡± como aseguraba Mike Hawthorn, campe¨®n de F1 en 1958 tambi¨¦n con Ferrari.