50 a?os del primero de Nieto
Se cumple medio siglo del t¨ªtulo que inici¨® la era de campeones espa?oles y quien era enviado especial de AS a los GGPP cuenta c¨®mo fue de trascendental.
Me llaman de mi peri¨®dico. Perdonar por lo de 'mi', pero lo considero as¨ª. Fueron treinta a?os vividos profesionalmente en AS. Unas vivencias inolvidables, junto Rafael G¨®mez Redondo, 'Rienzi', Sarmiento Birba y muchos m¨¢s. Fue una una etapa de mi vida profesional que permanece viva en mi memoria. ?Qu¨¦ recuerdos! Lo hacen para que recuerde uno de los hechos mas trascendentales que ocurri¨® hace cincuenta a?os. El d¨ªa que ?ngel Nieto gan¨® el primer t¨ªtulo Mundial en una especialidad que, entonces, ten¨ªa pocos seguidores: el motociclismo. Nada que ver con lo de ahora. Fue el 14 de septiembre de 1969. Muchos de los que lean este comentario no hab¨ªan nacido. ?Seguro! Un hecho con el que se coloc¨® la primera piedra de lo que es hoy MotoGP.
Han pasado cincuenta a?os. Muchos, demasiados, pero sigue vivo en nuestro recuerdo. Entonces la log¨ªstica, incluso la filosof¨ªa, es tan diferente, que, lo actual, no tiene nada que ver con lo anterior. No hab¨ªa un solo tr¨¢iler. Como mucho, la furgoneta Mercedes que llevaba el equipo Derbi. Tampoco exist¨ªan los motorhome. M¨¢ximo, una caravana arrastrada por el coche del piloto. Por ejemplo, el equipo de Ossa, que costaba de tres personas, Eduardo Gir¨® (ingeniero), Esteban Olivares (mec¨¢nico) y Santiago Herrero (Piloto), se trasladaban en dos veh¨ªculos. Una pickup Seat 1500 con un toldo para tapar el compartimento de carga y el Seat 1430 de 'Santi', en el que viajaba tambi¨¦n Gir¨®, el art¨ªfice de aquella sorprendente Ossa mono cil¨ªndrica.
Diferencia abismal
Tampoco exist¨ªa la influencia inform¨¢tica Y con un juego de neum¨¢ticos se hac¨ªan varias carreras. Los circuitos, en algunos grandes premios, como es el caso del reportaje de hoy, se improvisaban sobre carreteras de uso diario, con el consiguiente peligro de espectadores y pilotos. No exist¨ªan los tiempos parciales y como cronometro, un reloj Omega del que todav¨ªa guardo un ejemplar. Los pilotos se enteraban de sus tiempos al termino de la competici¨®n; ahora disponen de los mismos en el display en el que se comparte bastante informaci¨®n. En aquella ¨¦poca, como mucho, llevaban el cuentavueltas y el term¨®metro de la temperatura del agua de refrigeraci¨®n del motor. El piloto siempre llevaba un dedo en la palanca de embrague. Por si gripaba el motor.
Recuerdo aquella semana que pasamos de viaje desde ?mola a Opatija. Cre¨ªamos que, en el GP de Italia, tanto Nieto como Santiago Herrero pod¨ªan ganar el titulo de 50 y 250. Pero no pudo ser. Los resultados de la carrera italiana retrasaban el ansiado resultado. Por lo tanto, tuvimos que cambiar nuestros planes. Est¨¢bamos en ?mola y, al domingo siguiente, se diputaba la ultima carrera de la temporada y, en consecuencia, los t¨ªtulos en disputa de 250cc y 50cc. Los espa?oles, Santiago Herrero y Nieto se jugaban la ¨²ltima carta de nuestro deporte: los t¨ªtulos mundiales en sus respectivas categor¨ªas.
El ¨²ltimo gran premio
Y all¨ª nos fuimos el que esto escribe, acompa?ado de Fernando Gonz¨¢lez de Nicol¨¢s, 'Ranita' (un gran piloto que tuvo como enemiga a la diosa Fortuna).?Llam¨¦ al director del Diario AS. Le cont¨¦ que el campeonato se decid¨ªa en Yugoslavia, que estaba a menos de cuatrocientos kil¨®metros de ?mola y que se disputaban los entrenamientos cinco d¨ªas m¨¢s tarde. En suma, buscaba su aprobaci¨®n para quedarnos y, en consecuencia, el env¨ªo de dinero para soportar los gastos. Rienzi, entonces subdirector de AS, me dijo que adelante, que hab¨ªa que cubrir la informaci¨®n.
No olvidar¨¦ nunca lo que pasamos para entrar en la Yugoslav¨ªa comunista. Gracias a la gesti¨®n de AS en el consulado espa?ol de Mil¨¢n, nos dieron el visado para entrar en aquel pa¨ªs. El paso por la frontera, cercana a Triestre (Italia), fue un suplicio. M¨¢s de tres horas para atravesar una l¨ªnea. Registraban todo. Adem¨¢s, nos toc¨® el paso del llamado 'Continental Circus', como se denominaba a la caravana de veh¨ªculos participantes del espect¨¢culo deportivo; es decir, todas las furgonetas y remolques de los equipos participantes del GP de Yugoslavia, la ¨²ltima carrera de la temporada 1969.
Durante esos cinco d¨ªas iba enviando noticias, las que buenamente pod¨ªa, porque las dificultades eran notables. No hab¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles y hacerlo desde un fijo, con solicitud de conferencia por medio, te pod¨ªa llevar horas; lo m¨¢s r¨¢pido y c¨®modo era enviar la cr¨®nica por t¨¦lex. Para ello ten¨ªamos que ir a una central de correos situada en Rijeka, as¨ª que optamos por hacerlo telef¨®nicamente, a cobro revertido, aunque tuvi¨¦semos que esperar una o dos horas para conseguir la comunicaci¨®n. En tierras italianas era m¨¢s o menos f¨¢cil, pero cuando llegamos a Yugoslavia, result¨® un aut¨¦ntico suplicio.
Opatija, el escenario
En Opatija, nombre yugoslavo de Abbazia, (Abad¨ªa), buscamos un lugar donde hospedarnos. La zona ten¨ªa una estructura hotelera notable, herencia de los inicios del siglo pasado y de los dorados a?os veinte. Durante la II Guerra Mundial la regi¨®n fue anexionada a Italia, que la devolvi¨® al finalizar la contienda b¨¦lica. En la actualidad pertenece a Croacia, siendo una de las localidades tur¨ªsticas de ese pa¨ªs por excelencia. Por lo tanto, no fue dif¨ªcil encontrar d¨®nde aposentarnos, adem¨¢s logramos establecernos en el mismo hotel en el que estaba el equipo Derbi y los tres componentes del equipo Ossa.
El circuito ten¨ªa la misma pinta de todos los que estaban en pa¨ªses comunistas: se trataba de unir varias carreteras de uso normal. El de Opatija era peor. Dos carreteras llenas de curvas en el litoral y otra paralela de subida y bajada, que desviaba el tr¨¢fico proveniente de Trieste con destino a otros puntos al sur de la costa, como Rijeka.
Ten¨ªa todos los inconvenientes y peligros de una carretera comarcal, por lo que, durante toda la semana, los organizadores hab¨ªan colocado miles de protecciones de paja en las numerosas curvas del trazado de casi seis kil¨®metros; la mitad por un lado y el resto en paralelo, unidos en sus respectivas convergencias por dos ¨¢ngulos de 180 grados, uno en subida y el otro en bajada. No le faltaba de nada, a excepci¨®n de tribunas, zona de boxes, etc¨¦tera, que se improvisaban mal, muy mal, para la carrera. La sala de prensa no ten¨ªa m¨¢s de ocho metros cuadrados, con dos t¨¦lex incluidos y tres tel¨¦fonos. No hab¨ªa m¨¢s.
La estrategia
El viernes por la ma?ana se cerraron las carreteras. Hab¨ªa que madrugar para estar en lo que llamaban 'la l¨ªnea de salida'. Un colegio albergaba a los organizadores, mientras que los equipos de cualquier nivel ten¨ªan que montar sus propias carpas, si es que las ten¨ªan. En la primera salida de entrenamientos, en Derbi hab¨ªan detectado algunos problemas. En los dos ¨¢ngulos de cero (180?), especialmente en el de subida, hab¨ªa que utilizar demasiado tiempo el embrague, lo que supon¨ªa un problema debido al desarrollo largo que requer¨ªa el recorrido.
Paco Tombas ya lo hab¨ªa advertido a sus pilotos: "Ten¨¦is que mimar el embrague. No pod¨¦is abusar, porque podemos quedarnos sin ¨¦l. Hay otra soluci¨®n, poner el desarrollo m¨¢s corto, pero en la bajada pasar¨ªais de vueltas el motor. No me atrevo a cambiar las relaciones cortas, porque el salto entre marchas es largo y baja el motor de revoluciones. Creo que la relaci¨®n y el desarrollo que llevamos es el ideal. No obstante, sois vosotros los que deb¨¦is tomar la decisi¨®n".
Nieto coment¨® con Juan y Garriga, y con sus mec¨¢nicos de confianza, que ¨¦l iba a cambiar el desarrollo, pero que lo iba a hacer en el ¨²ltimo momento. Lo coment¨® en un aparte con ellos dos: "Vamos a probar con la corona de cuarenta y seis dientes, pero tened preparada la de cuarenta y ocho. Despu¨¦s de dos vueltas voy a parar y probamos de nuevo. Poneros lejos de Barry, que no vea lo que llevo montado. ?Est¨¢ claro?". Juan y Garriga hab¨ªan entendido perfectamente las palabras de El Ni?o y as¨ª lo hicieron. Tras seis vueltas al circuito y los cambios realizados, Nieto ya ten¨ªa claro el mejor desarrollo para la carrera.
"Voy a salir con el desarrollo largo, pero la moto la llev¨¢is a la salida con el corto. Cuando est¨¦n todas las monturas all¨ª preparadas, os dir¨¦ que quiero cambiar por el largo. Llevar todo preparado porque tenemos poco tiempo para hacerlo. Creo que lo ten¨¦is claro, ?no?", les coment¨® Nieto. Estaba tan claro como el agua. Ni Juan, ni Garriga hab¨ªan comentado nada, ni siquiera con Paco Tombas. Era la estrategia que ten¨ªa preparada Angelito de cara a su 'compa?ero' Barry Smith, que tambi¨¦n ten¨ªa opciones para ganar el t¨ªtulo en esa ¨²ltima carrera.
El mayor inter¨¦s del piloto neozeland¨¦s era comprobar lo que llevaba ?ngel como desarrollo y saber si hab¨ªa variado la relaci¨®n del cambio. La relaci¨®n de marchas era dif¨ªcil sustituirla, porque no hab¨ªan llevado recambio para las tres motos, por lo tanto, lo importante era saber qu¨¦ relaci¨®n final llevaba su ?compa?ero?; algo que pod¨ªa comprobarse a simple vista. La moto de Nieto llevaba un pi?¨®n de salida de trece dientes con una corona de cuarenta y ocho. Barry llevaba un pi?¨®n id¨¦ntico, pero una corona de cuarenta y cuatro. Cuando se dio cuenta, dijo a su mec¨¢nico que montase en la rueda una corona id¨¦ntica a la de Nieto.
Faltaban pocos minutos para comenzar el Gran Premio. Todos los pilotos ya estaban en la parrilla de salida, momento en el que Nieto orden¨® a sus mec¨¢nicos cambiar la corona de cuarenta y ocho por otra de cuarenta y seis. Visto y no visto, en menos de tres minutos, se hab¨ªa completado la operaci¨®n. Cuando Barry Smith se dio cuenta, quiso a hacer lo mismo, pero no quedaba tiempo material.
La carrera y el t¨ªtulo Mundial
Se dio la salida y la carrera se desarroll¨® como estaba previsto. ?ngel, gracias a tener un peso menor, pod¨ªa sacar m¨¢s jugo a su Derbi. En los ¨¢ngulos de primera, donde uno de sus adversarios, Toersen, se hab¨ªa ca¨ªdo, ?ngel se ayudaba empujando con las piernas para no gastar el embrague. Solo le quedaba vigilar a Barry y controlar a Jan De Vries, que iba pis¨¢ndole los talones. Sab¨ªa que terminando segundo sin tener por delante a Toersen y Smith, el t¨ªtulo era suyo. Barry se vio obligado a retirarse con el embrague totalmente quemado. La estrategia de Nieto hab¨ªa dado sus frutos.
Cuando Nieto atraves¨® la bandera ajedrezada, casi al mismo tiempo que Lodewikx (cuatro d¨¦cimas de segundos de diferencia), los pocos espa?oles que nos encontr¨¢bamos all¨ª lloramos de emoci¨®n. Por fin un espa?ol se proclamaba campe¨®n del mundo. La primera vez en la historia del deporte espa?ol. Qu¨¦ pena que solo estuvi¨¦semos informando de aquel acontecimiento Virgilio Hern¨¢ndez Rivadulla (Marca), que hab¨ªa llegado la noche anterior, y el que esto escribe (AS). Vamos, igualito que ahora. Todos nosotros, junto con el equipo Ossa, Herrero, Esteban y Eduardo Gir¨®, as¨ª como los federativos, no d¨¢bamos cr¨¦dito a lo que est¨¢bamos viviendo. La matinal no hab¨ªa podido empezar mejor. Ahora faltaba poner la guinda al pastel con el triunfo de Santiago Herrero y, por ende, la consecuci¨®n del t¨ªtulo de 250 cent¨ªmetros c¨²bicos.
La ca¨ªda de Santiago Herrero
Tras la carrera de 125cc, que fue ganada por Dieter Braun con la Suzuki, se dio la salida a la de 250cc. Los tiempos de entrenamiento hab¨ªan reservado la primera plaza de la parrilla a Santi Herrero y su original Ossa Monocasco. A su lado, el fiel Esteban, ?ngel Nieto y el t¨¦cnico Eduardo Gir¨®. Una estampa que nunca olvidar¨¦ y que plasm¨¦ en una fotograf¨ªa. Se dio la salida y en la primera curva a derechas, antes de entrar en el ¨¢ngulo de subida, Herrero estaba en cabeza; posici¨®n que mantuvo hasta que, coronando el tramo paralelo, pis¨® una raya del asfalto, sufriendo una ca¨ªda que le dej¨® fuera de la carrera. Hab¨ªa terminado la temporada para el piloto al que los italianos llamaban biondo oxigenato (rubio oxigenado). Una pena. Solo consigui¨® la medalla de bronce.
La noche anterior, y dado que los registros de cronometraje le daban como favorito, se tem¨ªa por todo. Entre Rivadulla (qepd), Gonz¨¢lez de Nicol¨¢s y el que esto firma, subimos la moto a la habitaci¨®n del hotel. Cualquier precauci¨®n era poca; no pod¨ªamos dejarla dentro de la Seat Pickup con toldo de lona. Cualquier desaprensivo, y en aquella ¨¦poca hab¨ªa muchos, pod¨ªa llev¨¢rsela o quemarla. Hab¨ªa demasiado en juego. Baste con decir que Benelli, para apoyar a Kevin Carruthers, contrat¨® los servicios de Gilberto Parlotti, cedi¨¦ndole la segunda cuatro cilindros. El Campeonato lo gan¨® el australiano de Benelli, mientras que el subcampeonato se lo llev¨® el sueco Ken Andersson (Yamaha). Santiago Herrero consegu¨ªa la medalla de bronce del Mundial, a solo un punto del sueco.
Enviar aquella cr¨®nica me cost¨® Dios y ayuda. Eran las once de la noche y todav¨ªa no hab¨ªa conectado telef¨®nicamente con el peri¨®dico. As¨ª funcionaban las comunicaciones. Los t¨¦lex los hab¨ªan desmontado en el circuito. Despu¨¦s de picar toda la cr¨®nica que llevaba en una cinta perforada. Menos mal que, tras dos horas de espera, pude hablar telef¨®nicamente con los taqu¨ªgrafos y dictarles una informaci¨®n que, para m¨ª, fue la m¨¢s importante que hab¨ªa vivido desde los comienzos de mi profesi¨®n.
De todo lo que ha sido y es hablo en mi libro, ?ngel Nieto, las curvas de la vida. 58 a?os de convivencia junto al protagonista de lo que hoy es este deporte. A trav¨¦s de AS pod¨¦is solicitarlo.