Jugando a ser piloto con Goldcar y la escuder¨ªa Campos Racing
AS pudo asistir a una nueva edici¨®n de la Goldcar Racing Experience, en la que de la mano de la empresa de alquiler y el equipo espa?ol, se nos ofreci¨® la oportunidad de pilotar un F3.
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Posiblemente sea una de las experiencias que los amantes del mundo del motor tienen que vivir al menos una vez. Y no s¨®lo por pilotar un Renault Clio CUP X98 de 230 CV sobre el circuito de Albacete o sentirte por un rato una estrella de los monoplazas a los mandos de un?Dallara F312 de?570 kg y un motor de?245 CV. Porque hab¨ªa m¨¢s sorpresas en la?Goldcar Racing Experience,? de la mano de la empresa de alquiler de coches y el equipo espa?ol Campos Racing
La jornada empez¨® con el viaje a bordo de un coche cortes¨ªa de GoldCar hasta el circuito de Albacete, testigo mudo de las andanzas del grupo de periodistas que tuvimos la suerte de disfrutar de esa aventura. A la llegada al circuito, un peque?o?briefing impartido por Adri¨¢n Campos J¨²nior y miembros de su escuder¨ªa Campos Racing. Consejos b¨¢sicos sobre los coches y una petici¨®n: no sobreconducir ni intentar sobrepasar nuestros l¨ªmites. Que para eso ya estar¨ªa Sebasti¨¢n Fern¨¢ndez, piloto profesional de F3 que nos llevar¨ªa a fondo sobre un Radical SR8 RX biplaza, una bestia de 405 CV que acelera de 0 a 100 en menos de 3 segundos. Esa era una de las sorpresas.
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Y la otra era sentirte parte del equipo que trabaja en los garajes. Divididos los periodistas en dos equipos y cada equipo en grupos de tres (un grupo por cada rueda), una peque?a competici¨®n para ver qui¨¦n era m¨¢s r¨¢pido en cambiar los neum¨¢ticos a un F2. Acostumbrados a ver a los equipos profesionales que realizan esta acci¨®n de trabajo coral en menos de tres segundos, uno se da cuenta del m¨¦rito, trabajo y capacidad de concentraci¨®n que tienen los mec¨¢nicos, parte casi invisible para el aficionado a las carreras.
Colocados en nuestros puestos un compa?ero manejaba la pistola, otro retiraba el neum¨¢tico 'usado' y el tercero colocaba la nueva llanta. Si acertaba con el buje, claro. Una actividad divertida en la que el humor dejaba en un segundo plano los desastres de tiempos en las primeras intentonas. Pistolas que se encasquilla, tuercas que salen rodando, o ruedas que no entran en el buje dejaron unos tiempos de m¨¢s de 10 segundos, que paulatinamente fueron bajando hasta dejarlo en 5,1.??
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Acabada nuestra misi¨®n de mec¨¢nicos, nos tocaba ser pilotos. Esperaba el Clio con?Sebasti¨¢n Fern¨¢ndez de copiloto. Salida y a correr (luego te das cuenta de que realmente paseas) por el circuito. Encajonado en la baquet, amarrado con los arneses de seguridad y embutido en el mono de competici¨®n el coche empieza a rugir. Negociamos cada curva atendiendo levemente las instrucciones que Sebasti¨¢n F¨¦rnadez realiza con sus manos, ya que el ruido en el interior del coche es ensordecedor (y una delicia, claro). Tras unas vueltas, con alguna colada en alguna curva que se cierra antes de lo que uno cre¨ªa, llevamos el coche al pit. Empieza bien la jornada, una experiencia alucinante.
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Las pulsaciones van subiendo cuando llega el turno del F3. En ese coche no te montas, te encajonas. No hay espacio, no vas sentado como en tu utilitario. Medio tumbado y a ras de suelo las referencias son las ruedas delanteras. Mientras los miembros del equipo vuelven a colocarte los arneses, m¨¢s nociones: suelta el embrague poco a poco al salir, sube las revoluciones y no te acerques mucho al Cl¨ªo que nos iba haciendo de gu¨ªa. Parece f¨¢cil, pero en ese habit¨¢culo min¨²sculo, con un calor asfixiante te das cuenta del m¨¦rito que tienen los pilotos profesionales. Y llega el primer problema: calamos el?Dallara. Cosas que pasan. A la segunda fue la vencida. El motor empuja desde abajo, las marchas van engranando con rapidez y sencillez y el freno del monoplaza es espectacular. Como lo es la aceleraci¨®n y el paso por curva. Quiz¨¢ el momento de menor tensi¨®n en el monoplaza es el paso por recta, pero no mucho que espera una curva a derecha que hay que negociar despu¨¦s de ir frenando el coche para no ir a la grava. Te sientes piloto por un rato, v¨¦rtices, pianos, aceleraciones... Pero realmente est¨¢s jugando.
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Y est¨¢s jugando porque viene el turno de los profesionales. Sebasti¨¢n Fern¨¢ndez, piloto que compite en F3 en la escuder¨ªa Campos Racing, te espera con el Radical biplaza. Si ¨¦l tuvo el valor de subirse con nosotros en el Cl¨ªo, tocaba devolver el gesto. M¨¢s bien disfrutarlo. Otra vez los arneses y m¨¢s indicaciones del equipo: si en alg¨²n momento alguien quiere ir m¨¢s despacio, que le haga una se?al a 'Sebas'. No fue nuestro caso. Dan el OK a la salida desde el pit y sin darte cuenta ya has llegado a la primera curva. Freno y los cinturones de seguridad se incrustan en los hombros.?Sebasti¨¢n Fern¨¢ndez negocia la curva y acelera, y ahora es tu casco el que se pega al asiento. El piloto hace rugir a la bestia, utiliza todo el ancho del circuito, vuela sobre los pianos y maneja el biplaza a una velocidad y con una destreza que te das cuenta de que realmente t¨² has estado de paseo con el Cl¨ªo y el F3. Y que ellos son aut¨¦nticos profesionales del mundo de las carreras y t¨² s¨®lo has estado jugando un rato a ser como ellos. Un juego muy divertido gracias a Goldcar y Campos Racing que tarde o temprano hay que probar. O repetir.
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