Alonso vuelve a la historia
El asturiano tras tres turnos excepcionales logra su primera victoria en EE UU con Cadillac en una carrera que tuvo interrupciones por la lluvia.
Luchar contra el imposible, intentarlo al menos. Ganar. Eso intentaban con m¨¢quinas, aspiradoras gigantes¡ pero no. La victoria ya era del campe¨®n. Hay a quien le gusta pasear bajo la lluvia. Para pensar, para despejarse, para quitarse el dolor de cabeza. Alonso no es de esos, pero si llega la lluvia se baila. Y no paraba de llover. Clic, clac, clic, clac¡ las gotas ca¨ªan cada vez m¨¢s r¨¢pido con ritmo de metr¨®nomo. La tormenta tropical que asol¨® Daytona en la madrugada del mi¨¦rcoles al jueves era un aviso de lo que estaba por venir.
Alonso vuelve a la historia
Suele ser as¨ª la vida. Antes avisa. A veces. Eso hizo el a?o pasado Fernando Alonso, vino a uno de los circuitos m¨¢s legendarios del planeta a avisar de que pensaba ganar, de que quer¨ªa ganar, de que iba a ganar. Alonso, otra vez en la historia, de vuelta a casa. Alonso que puede con todo, con la leyenda de Daytona, con sus peligros, con la lluvia que no cesa, con los prejuicios y los miedos, con los que pensaban que ya se hab¨ªa ido de todo y para siempre. Alonso estuvo siempre. Y estar¨¢ para los siglos, es eterno. Y gan¨®. Lo hizo ¨¦l, no s¨®lo su equipo, sobre todo ¨¦l, despu¨¦s de dos turnos m¨¢gicos y uno final en el que su escuder¨ªa recurri¨® al primer espada para los momentos en los que hay que enfrentarse a los dragones. Alonso ya es el mejor piloto de Resistencia del momento, gan¨® las 24 Horas de Le Mans el pasado a?o con Toyota, ahora se lleva las 24 Horas de Daytona con Cadillac, las dos pruebas m¨¢s importantes, en Europa, en Estados Unidos, en el mundo.
Y lo hizo en trance, rodando en su primer relevo desatado como si le fuera la vida en el intento, totalmente ido, una especie de Jos¨¦ Tom¨¢s en el centro de Monumental, quieto, sin moverse, estatuarios con la bestia rozando el cuerpo. As¨ª estaba Fernando en Daytona, sin miedo, suicida total ante la pista primero y la lluvia despu¨¦s. Alonso cogi¨® a su equipo en la novena posici¨®n en la que le hab¨ªa dejado el primer turno de Jordan Taylor, a 18 segundos del l¨ªder, aunque en la pantalla pon¨ªa 33, ser¨ªa sin contar las paradas. Lo dej¨® l¨ªder con 21 segundos de ventaja sobre el segundo que en esos momentos era el Mazada 77. Alonso volando con su Cadillac, cantando canciones de amor al cielo de Florida, adelantando a especialistas como si fueran promesas del k¨¢rting.
Tiene m¨¢s m¨¦rito la haza?a porque cuando llevaba 25 segundos de renta hubo un Pace Car, todos se reagruparon y su esfuerzo qued¨® en nada, nuevo ¨¦xtasis de piloto para llegar a la ventaja con la que dej¨® su coche a Kobayashi despu¨¦s de casi tres horas de pilotaje en otro nivel. El japon¨¦s no est¨¢ fino y deja su coche quinto a Van der Zande, con Montoya y su Acura liderando la carrera. El holand¨¦s tampoco est¨¢ al nivel esperado, llega a perder cuarenta segundos, aunque con una nueva bandera amarilla y una estrategia de parar antes a poner gasolina llega a estar l¨ªder con Castroneves segundo y Derani tercero con otro Cadillac.
Es el turno de nuevo de Jordan Taylor, le pasan Rossi y Nasr y deja el coche tercero a Alonso con 23 segundos de desventaja. Pero¡ iba a ser m¨¢s dif¨ªcil a¨²n. En plena lluvia le montan neum¨¢ticos de seco. Otra parada. Sale a m¨¢s de un minuto, pero con la pista mojada empieza a remontar, pasa a Cameron y a Ricky Taylor. Segundo. Pista encharcada. Bourdais estrella sus Ford y se reagrupan todos. Nasr termina su turno y Alonso es primero. Empieza un recital de pilotaje con tiempos dos, tres y hasta cuatro segundos por vuelta mejores que el resto. Llega a tener una ventaja de 55 segundos con su perseguidor inmediato y ha doblado al tercero. Pero otro accidente reagrupa.
Amanece en Daytona. La lluvia quiere su protagonismo en la pel¨ªcula alonsista. Bandera roja. A las dos horas se reanuda con el genio astur al volante. M¨¢s accidentes. Alonso deja su coche a Taylor. Tercero a 18 segundos del primero. Otra remontada. ¡°Haznos ganar¡±, le dice el jefe Wayne. Llueve mucho. Alonso gana un puesto en estrategia al Acura de Rossi, solo queda Nasr, le presiona y el brasile?o falla. L¨ªder. En pocas vueltas lleva 15 segundos de ventaja. M¨¢s accidentes. Se para la carrera a falta de una hora. Llueve, llueve, llueve¡ Alonso sonr¨ªe. Espera en el box, junta las manos, parece rezar¡ recordar que una vez luch¨® contra el imposible y casi gana. Ahora, con un coche similar, demuestra que sigue siendo el m¨¢s grande.