Un gran premio pol谷mico
Bahrain intenta esconder la represi車n ante la F車rmula 1
En Malkiya, a cinco minutos de Sakhir, las protestas son permanentes, lo que provoca una fuerte presencia policial. Los disturbios se suceden, pero los pilotos son ajenos.
Cuando comenz車 a gritar, su padre ya hab赤a desaparecido. Y ese momento le cambi車 la vida. Ahora las cosas son dif赤ciles para Mohamed. Cada acto es un reto, casi una misi車n. Por ejemplo hablar con unos amigos. Saca la cabeza primero, mira a un lado y a otro, frente a 谷l dos mujeres con el burka pasean y un ni?o juega con su bicicleta. Finalmente, 谷l sale de la tienda de comestibles con una botella de agua en la mano, la ofrece a su amigo Ahmed y entra en el coche. Tiene miedo. Y con raz車n. Pocos minutos despu谷s el muchacho de la bici silba y dos coches de Polic赤a aparecen de la nada. Mohamed sale corriendo, se adentra en el laberinto de calles, abre una puerta y sigue con su vida. Libertad de mentira. Es uno de los activistas de una asociaci車n juvenil de los derechos humanos en Bahrain. La escena sucedi車 ayer en Malkiya, un pueblo de cerca de diez mil habitantes, a pocos minutos del circuito de Sakhir.
En este lugar las protestas son diarias. En la ma?ana de ayer sus calles amanec赤an con restos de una batalla. Las barricadas de contenedores quemados, ladrillos y piedras se mezclan con el olor a gasolina y gases lacrim車genos. La Polic赤a volvi車 a tener trabajo la noche anterior. Como casi todos los d赤as desde que hace dos a?os la oposici車n a la monarqu赤a de este pa赤s se decidiera, alentada por las revueltas en los pa赤ses 芍rabes que comenzaron en Egipto y T迆nez, a intentar cambiar las cosas. Dif赤cil. La monarqu赤a de Hamad bin Asi Al-Khalifa comenz車 entonces una represi車n importante que a迆n hoy contin迆a. El de Bahrain es un conflicto olvidado. Y el gobierno quiere que siga siendo as赤. Por esa raz車n intentan esconder lo que pasa a la F-1.
El lugar donde comenz車 la rebeli車n, la plaza de la Perla, ha desaparecido y donde antes estaba la rotonda con un monumento, ahora s車lo hay arena y tanquetas vigilando. Cerca est芍n varios hoteles de Manama, la capital, y de ah赤 se inicia el viaje hasta el circuito. Pocos kil車metros m芍s all芍 hay una zona cerrada con el ejercito en cada entrada. No es la 迆nica. Seguimos por la autopista principal que cruza el pa赤s y lleva el nombre de un t赤o del actual rey, la Shaikh Khalifa Bin Salman Highway. A ambos lados hay coches de Polic赤a con los cristales protegidos por rejillas. A mitad del camino nos encontramos con neum芍ticos quemados en la carretera y una hoguera en el lado derecho. En la mediana los carteles del gran premio siguen reclamando glamour, acci車n y momentos en familia.
La mayor parte de los pilotos no tienen que hacer este camino para ir al circuito. Se hospedan en un hotel de lujo m芍s cercano. No se enteran de lo que pasa. Ellos vienen a hacer su trabajo. Ayer Alonso lo resumi車 as赤: "Aqu赤 hay protestas que esperemos que encuentren las mejores condiciones y la paz pronto. Es algo que tienen que resolver entre ellos y nosotros venimos a dar un buen espect芍culo para que el que venga y para el que lo vea por sus casas". Y ya est芍. Demasiado incluso. Otros ni siquiera se atreven a contestar a la pregunta m芍s incomoda. Jean Todt, el presidente de la FIA, no vendr芍 este a?o, pero escribi車 a la oposici車n para decirles que "el deporte, y la F-1, puede tener un efecto positivo en situaciones de conflicto".
En el paddock la normalidad es absoluta, s車lo la lluvia y unos cuantos rayos hacen diferente lo que se espera de este gran premio. Nada m芍s. En el exterior unos mariachis ensayan, poco m芍s all芍 los zancudos vestidos de pistoleros observan a unos? bailarines rusos. La organizaci車n ha previsto todo tipo de espect芍culo para disolver el ambiente de conflicto.
Al lado aparece una de las pintadas que piden la cancelaci車n del gran premio. ?Por qu谷 no quer谷is la F-1? "Nos gusta la F-1, yo vi ganar a Alonso en 2005, pero ahora no es el momento. Aqu赤 est芍n matando a la gente, por favor. Ahora no, no queremos F-1 aqu赤", explica con vehemencia Mohamed antes de tener que salir huyendo.
Su padre trabajaba en el Salmaniya Medical Hospital, es m谷dico y hace un par de a?os fue detenido por ayudar a los heridos en una manifestaci車n. Sucedi車 en Hamala, a menos de diez kil車metros del circuito donde hoy no se puede entrar. Son pueblos escondidos. En el la pista hoy volar芍n los coches, ajenos a todo. Con su ruido.
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