Yuppie Psycho, an¨¢lisis: una pesadilla rutinaria

¡°Tienes que estudiar para ser alguien en la vida¡±. En esta motivaci¨®n que ha escuchado casi todo adolescente del mundo moderno, se halla oculta la filosof¨ªa que sustenta la cultura empresarial: nuestro valor depende de nuestra profesi¨®n y ¨¦xito ligado a ella. En pos de esta realizaci¨®n, nos formamos para alcanzar el trabajo de nuestros sue?os y cumplir la promesa capitalista de que, con un salario competente, ascenderemos de clase social. La consagraci¨®n al trabajo se presenta como el sacrificio que asegurar¨¢ nuestra validez como personas. El esfuerzo es la garant¨ªa de ¨¦xito, axioma que conlleva la ilusi¨®n de que, si no hay resultados es a causa de una dedicaci¨®n insuficiente. Y, en ocasiones, s¨ª obtenemos recompensas satisfactorias por un trabajo duro. Otras veces, el aspirante se queda en el camino, sucumbiendo a la frustraci¨®n, a la adicci¨®n al trabajo o al estr¨¦s.

Yuppie Psycho se edifica sobre el ecosistema laboral moderno y lo convierte en el escenario ideal para un survival horror en el que es f¨¢cil sentirse identificado gracias a su cotidianidad. Baroque Decay ha escogido con acierto la experiencia del primer d¨ªa de trabajo y lo ha transformado en una pesadilla que difumina realidad y fantas¨ªa. El terror es la especializaci¨®n de este estudio independiente que en 2016 ofreci¨® con Count Lucanor una visi¨®n peculiar del g¨¦nero que manten¨ªa al jugador con la incertidumbre constante en cuanto a su progresi¨®n, si bien fue castigado por la cr¨ªtica a causa de sus toscos controles. Survival Horror Story: Catequesis (2013) mezclaba la imaginer¨ªa cristiana con la mitolog¨ªa japonesa, la literatura de Poe y el cine de Cronenberg y David Lynch. Yuppie Psycho acata las normas de los survival horror tradicionales y contin¨²a con el sello de Baroque Decay: el pixel art, los entornos poco iluminados y la escasez de recursos valiosos. El pasado 25 de abril, esta pesadilla ejecutiva se lanz¨® para PC (Windows, Linux y Mac).

Brian Pasternack recibe una propuesta de empleo en Syntracorp, la empresa m¨¢s puntera del momento. Toda una sorpresa abrumadora para el joven, de clase baja y sin experiencia laboral. Y, sin embargo, gracias a su primer trabajo puede ascender de estatus en una sociedad organizada en una f¨¦rrea jerarqu¨ªa.

Sin embargo, algo no encaja en la siniestra Syntracorp. No es su extra?o organigrama, en el que el estatus social determina la ubicaci¨®n dentro del edificio. Tampoco lo son los rostros demacrados de sus empleados extenuados, si bien nos saltan las alarmas al verlos. Lo inquietante de nuestro hogar laboral son los sucesos paranormales que el personal ha naturalizado en su d¨ªa a d¨ªa: cad¨¢veres abandonados, pasillos ensangrentados y monstruos acechantes. Pasternack firma su contrato en un f¨²nebre despacho decorado con un mensaje en sangre: ¡°MATA A LA BRUJA¡±. Sus funciones ¡ªque deber¨¢ mantener en secreto¡ª consistir¨¢n en llevar a cabo la b¨²squeda y asesinato de una misteriosa mujer, conocida como la Bruja, responsable de la corrupci¨®n de Syntracorp y que habita en sus instalaciones.

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El mundo de juego se recluye en el mismo edificio de Syntracorp, cuyas plantas podremos recorrer con total libertad, salvo alguna excepci¨®n justificada por la trama del juego. Por supuesto, el desarrollo de la misi¨®n nos indicar¨¢ qu¨¦ departamento visitar en cada momento para cumplir las diferentes fases y no tardaremos en familiarizarnos con las localizaciones.

Syntracorp se rige por una convivencia perturbadora entre realidad y fantas¨ªa, que responde a una alegor¨ªa aterradora del mundo empresarial. Por ejemplo, la planta llamada La Colmena se compone de cub¨ªculos donde los empleados teclean absortos nos atacan, estresados, si invadimos su espacio. Recursos humanos tiene sus paredes decoradas de curr¨ªculum, y su personal est¨¢ formado por v¨ªboras antropom¨®rficas que escupen veneno. Conectar con el universo de Yuppie Psycho ser¨¢ sencillo gracias al retrato estereotipado de sus personajes, en los que identificaremos a m¨¢s de un compa?ero que se ha cruzado en nuestra vida: el ambicioso traidor, la muchacha asocial, la chica popular, la mujer cotilla, etc. En la inmersi¨®n no hay que olvidar el rol que ejerce la impecable localizaci¨®n al castellano, que transmite con una naturalidad exquisita los textos del juego y sus respectivos registros.

Brian Pasternack, como es habitual en el survival horror, es un joven vulnerable. Su ¨²nico arma es su malet¨ªn, que siempre lleva consigo y que cumple el rol de inventario. La supervivencia en su primer d¨ªa se basar¨¢ en cumplir con su misi¨®n vali¨¦ndose de la exploraci¨®n, la resoluci¨®n de puzles y la gesti¨®n de recursos; y no ser¨¢ f¨¢cil en absoluto. Nos moveremos en una interfaz en 2D y en escenarios multidireccionales que evocan los RPG 16-bits, y con la comodidad de configurar los controles a nuestro gusto.?

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La interacci¨®n en Yuppie Psycho no ofrece gu¨ªas al jugador: los objetos que se puedan recolectar no destacan en el entorno de ning¨²n modo, con lo que seremos nosotros quienes escudri?en minuciosamente los muebles susceptibles de ocultar algo: mesas, armarios, papeleras, etc. En cuanto a los acertijos, ¨¦stos exigen una buena capacidad de observaci¨®n, memoria y l¨®gica, y algunos de ellos pueden parecer enrevesados ante su carencia de pistas. Cabe destacar, no obstante, que cada uno de los puzles es ¨²nico y va en consonancia con la alegor¨ªa narrada en Yuppie Psycho.

Los enemigos no ser¨¢n abundantes, pero s¨ª lo suficientemente poderosos como para devorar nuestra barra de vida si no somos cuidadosos. No habr¨¢ combates en el sentido estricto de la palabra, pero s¨ª deberemos elaborar estrategias de sigilo para mantenernos a salvo de sus ataques. Tambi¨¦n deberemos sortear trampas que podemos neutralizar con el objeto adecuado ¡ªcuyas unidades, por supuesto, estar¨¢n contadas¡ª. En cuanto a los jefes, cada uno de ellos supone un rompecabezas que puede costarnos algunas vidas hasta que apliquemos la soluci¨®n con ¨¦xito. El deterioro de nuestra salud se visualizar¨¢ en manchas de sangre que nublen los bordes de la pantalla y, si nuestra barra de salud llega a 0, estaremos "despedidos".?

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La escasez de recursos en Yuppie Psycho nos obligar¨¢ a decidir concienzudamente cu¨¢l es el mejor momento de emplearlos. As¨ª, ante una zona oscura ¡ªabundantes en el juego¡ª, deberemos pensar muy bien si sacar la linterna, el farol o dejar una barrita luminosa. Teniendo en cuenta que dichos objetos son agotables, tal vez nos acabemos planteando memorizar la distribuci¨®n de algunas salas. Adem¨¢s, algunos de los objetos pueden tener una utilidad valiosa para m¨¢s adelante, diferente a su funci¨®n b¨¢sica.

La comida har¨¢ las veces de objeto de curaci¨®n. En el edificio hallaremos alimentos precocinados que podemos consumir fr¨ªos o esperarnos a prepararlos en la cantina para que nos restauren m¨¢s salud. Tambi¨¦n hallaremos garrafas de agua y cafeteras en algunas plantas, as¨ª como m¨¢quinas expendedoras en las que invertir cr¨¦ditos ¡ªnuestro salario en el juego¡ª y tiendas improvisadas por un par de compa?eros. Para guardar la partida, deberemos hacernos una fotocopia de nuestro rostro con folios m¨¢gicos llamados ¡°papel de bruja¡±. Algunas fotocopiadoras requerir¨¢n un t¨®ner, si bien ¨¦ste ser¨¢ necesario para protegernos contra uno de los jefes finales.

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Sobrevivir en Yuppie Psycho nos har¨¢ depender constantemente del equilibrio en la gesti¨®n de nuestro inventario, y no ser¨¢ de extra?ar que nos saboteemos la partida en alguna ocasi¨®n; no en el sentido de bloquearla, pero s¨ª de cargarnos con excesivas penurias. Por fortuna, las fotocopias se guardan en espacios separados y podemos cargar la que deseemos si nos vemos en un apuro. Por otro lado, esta acci¨®n, cuando es necesaria, nos har¨¢ repetir secciones ya superadas con sus correspondientes dificultades. Y es que, al igual que una jornada laboral, la duraci¨®n de Yuppie Psycho se estima en unas 8 horas de juego, que se acabar¨¢n prolongando a unas 12 debido al ensayo y error. Asimismo. el destino de Brian Pasternack se bifurca hacia varios finales distintos, accesibles en diferentes momentos del juego.

El terror que esgrime Yuppie Psycho no consiste en grandes sustos y el estilo pixel art limita las posibilidades de infundir pavor en el jugador, pero Baroque Decay ha sabido jugar muy bien sus cartas. Durante su partida, sentiremos una inquietud constante, provocada por el misterio que envuelve Syntracorp, su t¨¦trica iluminaci¨®n y el surrealismo de su imaginer¨ªa. El efectismo de algunas escenas nos proporcionar¨¢ momentos inolvidables, como el enfrentamiento contra el jefe de la fiesta.

La sencillez del pixel art contrasta con el uso de sonido real, que crea un efecto escalofriante en algunas escenas, como escuchar un llanto aut¨¦ntico o el caracter¨ªstico chirrido de una impresora matricial. Durante las escenas de distensi¨®n, la m¨²sica de ascensor nos proporcionar¨¢ la se?al de que estamos a salvo por el momento, si bien nos transmitir¨¢ el tedio de una jornada de oficina.

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El anime es una fuerte influencia de Yuppie Psycho, como vemos en el estilo de las cinem¨¢ticas y en los retratos de los personajes, quienes guardan parecidos con figuras conocidas de la animaci¨®n japonesa ¡ªel parecido de Pasternack con Yuuri Katsuki (Yuri!!! on Ice) no es casualidad¡ª. Rompiendo con esa est¨¦tica, encontramos el Videoclub Misterio, un huevo de Pascua que consiste en una colecci¨®n de cortos cinematogr¨¢ficos de acci¨®n real que recolectaremos a lo largo del juego y que aportar¨¢n un toque muy especial.

Yuppie Psycho nos har¨¢ sufrir mientras planeamos y modificamos nuestras estrategias de supervivencia, mientras nos abofetea con una dura cr¨ªtica al mundo empresarial y a sus ideas m¨¢s nocivas y asimiladas en nuestra sociedad. ?Cu¨¢nto somos capaces de aguantar en el trabajo de nuestros sue?os a cambio de un salario?

Este juego ha sido analizado en su versi¨®n para PC Linux.

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