Xenoblade Chronicles 3
- PlataformaNSW9.4
- G¨¦neroAcci¨®n, RPG
- DesarrolladorMonolith Soft
- Lanzamiento29/07/2022
- TextoEspa?ol
- VocesIngl¨¦s, Japon¨¦s
- EditorNintendo
Xenoblade Chronicles 3, an¨¢lisis: Monolith Soft regala un nuevo cl¨¢sico a Switch
La saga rolera de Nintendo regresa por lo alto. No revoluciona, pero mejora casi todo lo mejorable y deja un elenco de personajes para el recuerdo.
?C¨®mo puedes recapturar la magia de tus primeros JRPG? Esas aventuras que parec¨ªan interminables, que se alargaban a trav¨¦s de las semanas y los discos (si creciste en la generaci¨®n PlayStation) sin dejar nunca de sorprender con nuevas intrigas y revelaciones. Pero luego los a?os pasan. Squaresoft se convierte en Square Enix. Compa?¨ªas como Capcom y Konami dejan de apostar por el g¨¦nero. Los mundos abiertos se vuelven omnipresentes, as¨ª que el hecho de que un juego dure m¨¢s de treinta o cuarenta horas ya no significa nada. Y claro, t¨² tambi¨¦n te vuelves mayor.
Has descubierto una y otra vez las memorias de protagonistas con amnesia. Has luchado contra imperios. Has recibido en tu equipo a alguien que horas antes era enemigo y has visto como un supuesto amigo te traicionaba para pasarse al otro bando. Has salvado el mundo, y seguramente tambi¨¦n has matado algunos dioses en el proceso. ?Cu¨¢ntas veces m¨¢s puedes jugar a variaciones de lo mismo hasta que todo pierda impacto? ?Hasta que pienses que gran parte de esa llamada ¡°magia¡± era en realidad inocencia, y ahora es nostalgia? Por suerte, a veces aparecen JRPG genuinamente especiales y te hacen recuperar la fe. Xenoblade 3 es uno de ellos.
Luchar para vivir, vivir para luchar
Lo cierto es que la historia de Xenoblade 3 tambi¨¦n peca de algunos clich¨¦s y momentos ?o?os que el g¨¦nero rara vez evita y sobresalen mucho m¨¢s desde que se cambiaron los globos de texto por secuencias actuadas y dobladas con una localizaci¨®n inglesa de calidad variable. La primera buena noticia en ese sentido es que el doblaje de Xenoblade 3 es muy bueno. Hay algunas lecturas de l¨ªneas que pueden desentonar un poco aqu¨ª y all¨¢, pero el nivel medio es superior a los dos anteriores (tres si contamos Xenoblade X) y cuando se pone dram¨¢tico, hay pocos juegos dentro o fuera del repertorio de Monolith Soft que puedan hacerle sombra.
Parte de ello, de nuevo, se debe al doblaje, que no falla imprimiendo la humanidad deseada en los personajes principales. Parte, tambi¨¦n, a la portentosa banda sonora. Xenoblade siempre ha despuntado cuando se trata de sus selecciones musicales y, aunque quedar¨¢ a gusto de cada jugador decidir qu¨¦ entrega tiene sus temas de exploraci¨®n o batalla favoritos, a la hora de acompa?ar las secuencias m¨¢s melanc¨®licas, reflexivas e incluso tristes, Xenoblade 3 juega en su propia liga. Especialmente cuando por el medio andan las flautas de los Eximios con las que Noah y Mio, sus coprotagonistas, despiden las almas de aquellos ca¨ªdos en combate.
Y luego, claro, est¨¢ el guion. Para posible decepci¨®n de sus fans de la era Xenogears y Xenosaga, Tetsuya Takahashi sigue sin meterse tan de lleno en la metaf¨ªsica y la filosof¨ªa m¨¢s esot¨¦rica de sus primeras obras. Las horas finales, de hecho, ni siquiera reservan tantos giros de guion encadenados como Xenoblade 1 y 2. Su respuesta a ese problema que adelant¨¢bamos al principio, el s¨ªndrome de ¡°esto ya lo he visto¡±, no es retorcer el argumento m¨¢s y m¨¢s hasta que haga falta tener un croquis al lado para seguirlo; sino ir en la direcci¨®n contraria: mantener las cosas relativamente sencillas (para est¨¢ndares Xeno), pero sacar el m¨¢ximo partido posible a su reparto.
La premisa de un mundo donde casi todos sus habitantes son ni?os soldado con una esperanza de vida m¨¢xima de diez a?os ya es intrigante desde el principio, pero gana puntos a medida que los protagonistas pasan de ser arquetipos a personajes con entidad propia, marcados por relaciones pasadas, traumas o una inquietud existencial que requiere romper el ciclo para conseguir respuestas. La cuesti¨®n no solo es dar con qui¨¦n o qui¨¦nes mueven los hilos de un mundo tan retorcido, es averiguar qu¨¦ se ha perdido por el camino. C¨®mo es la vida que nunca han conocido, y qu¨¦ da prop¨®sito al ser humano cuando su valor no se mide en logros de guerra.
El resultado se presta a descripciones as¨ª de rimbombantes porque, si bien distan de ser temas nuevos para el g¨¦nero, o incluso para esta saga, s¨ª reciben m¨¢s y mejor atenci¨®n en Xenoblade 3. Es un juego humanista hasta la m¨¦dula, capaz de recrearse en el melodrama sin empujar hacia el bochorno, y capaz de justificar la duraci¨®n de su abultado desarrollo principal (por encima de las 50 horas) gracias al equilibrio de tonos que le permite conseguir. Al principio de la aventura, los seis protagonistas se encuentran en bandos opuestos y muestran un recelo l¨®gico; pero hacia el final, la camarader¨ªa es natural porque hemos sido testigos de todo el proceso. Acampadas, discusiones, confidencias, ayuda en combate y soporte emocional.
H¨¦roes: puliendo la integraci¨®n de Blades
Claro que nuestro sexteto protagonista no est¨¢ solo, y aqu¨ª es d¨®nde pasamos a otro de los principales aciertos de Xenoblade 3: los h¨¦roes. En cierto modo, estos personajes toman el relevo de los Blades, aquellos guerreros que pod¨ªamos conseguir abriendo cristales en Xenoblade 2. Solo que aqu¨ª no hay factor azar, todos ellos tienen su lugar predeterminado, puntos fijos en los que los podemos encontrar y reclutar si antes cumplimos una de las misiones especiales dedicadas a ellos. Algunas entrelazadas con la trama principal, muchas otras completamente opcionales, pero casi todas ellas ¨²tiles para ahondar m¨¢s en la idiosincrasia del mundo y sus colonias.
Porque intentar detener una guerra no solo significa eso, parar los combates. Tambi¨¦n implica hacer frente a aquellos que se resisten a cambiar el ¨²nico modo de vida que conocen y crear un nuevo statu quo viable. El desarrollo principal de regi¨®n en regi¨®n trata estos temas de forma superficial, ya que rara vez se nos ata mucho tiempo a un sitio concreto para mantener un ritmo ligero. Pero casi todos los h¨¦roes secundarios sirven como v¨ªnculo directo con alguna de las colonias, nos invitan a regresar e involucrarnos, descubrir nuevos conflictos y misiones seg¨²n pasan las horas.
Problemas de log¨ªstica militar, escasez de provisiones, exploradores desaparecidos, monstruos que amenazan la seguridad del ¨¢rea... Incluso nos toca mediar en la burocracia necesaria para abrir una cantina. Si bien es cierto que muchas de estas tareas pueden ser sencillas y reiterativas desde un punto de vista jugable (buscar y hablar con ciertos personajes, matar X n¨²mero de enemigos o encontrar Y cantidad de objetos), la forma en la que suelen contribuir a la narrativa global las hace menos triviales que muchas de las presentes en Xenoblade 1 y 2. Aunque no falta cantidad, se ha priorizado m¨¢s la calidad, sobre todo cuando se trata de los propios h¨¦roes.
Como dec¨ªamos, estos compa?eros de quita y pon (solo podemos activar uno a la vez) funcionan como refuerzo jugable y enlace directo con las colonias, pero adem¨¢s sirven para ampliar el mundo m¨¢s all¨¢ de su escala f¨ªsica. Con el tiempo, algunas de sus misiones no solo los involucran a ellos y a los protagonistas, tambi¨¦n a otros h¨¦roes, entrecruzando subtramas que hasta entonces eran paralelas. El afinigrama que se actualiza con relaciones entre personajes es un a?adido m¨¢s pertinente que nunca, y el juego termina recordando a Xenoblade X gracias a este renovado inter¨¦s en el aspecto comunal (aunque est¨¦n desperdigados y no en un solo n¨²cleo urbano).
Otro de los grandes aciertos ¡ªy ahora s¨ª empezamos a tratar el combate¡ª es que cada h¨¦roe dispone de clase propia, una variaci¨®n de los tres roles principales (atacante, sanador y guardi¨¢n) con diferentes atributos, artes y ventajas. Una vez superada su primera misi¨®n, se suman al equipo como una alternativa m¨¢s para elegir (sin necesidad de ir adrede a buscarlos como en Xenoblade X, el cambio se hace desde un pr¨¢ctico men¨²), pero adem¨¢s ceden su clase a uno de los protagonistas en funci¨®n de su afinidad inicial, y a todos si pasan el tiempo suficiente en el grupo.
Es un sistema ideado para la rotaci¨®n, tanto de h¨¦roes como de clases entre los protagonistas. De inicio, el l¨ªmite de todas ellas es el nivel 10, momento en el que se nos permite incorporar un arte de dicha clase al repertorio de otra y tambi¨¦n mantener su indumentaria aunque cambiemos a una clase diferente (si bien ciertas secuencias usan las originales por ser pregrabadas o necesitar enfocar ciertas marcas que otras vestimentas pueden tapar). Luego, mucho m¨¢s adelante, aparecen historias adicionales?para ahondar todav¨ªa m¨¢s en los personajes (sean protagonistas o h¨¦roes, todos las tienen) y desbloquear la subida de su clase hasta el nivel 20.
Las artes del combate
As¨ª, descubrir m¨¢s sobre el mundo y sus habitantes desbloquea beneficios jugables, que a su vez nos invitan a seguir explorando y completando m¨¢s misiones para seguir desbloqueando m¨¢s beneficios, hasta los cr¨¦ditos y m¨¢s all¨¢ (como de costumbre, hay un endgame con enemigos que superan por bastante el nivel del jefe final). Es un c¨ªrculo que se retroalimenta y puede empujar la duraci¨®n por encima de las 100 o incluso las 150 horas... Siempre y cuando uno disfrute el combate, claro est¨¢. Porque aqu¨ª es donde entramos en el aspecto quiz¨¢ m¨¢s contencioso de Xenoblade 3, sobre todo ahora que se han pulido las otras asperezas m¨¢s cuestionadas de las entregas anteriores: su peculiar naturaleza como pseudo MMORPG offline.
Por si alg¨²n lector todav¨ªa no se ha iniciado en la saga, lo primero que debemos aclarar es que un porcentaje importante de cada combate tiene al jugador en un rol pasivo, puesto que los ataques normales son autom¨¢ticos, y solo las artes con periodo de recarga (sea tiempo, sea sumar un n¨²mero concreto de ataques normales antes) se ejecutan de forma manual. Sin embargo, esto tampoco significa que las peleas consistan estar quietos en un sitio, esperando, y activar las artes cuando toca. Poco a poco, el juego introduce un n¨²mero creciente de variables y mec¨¢nicas que debemos tener en cuenta y aprovechar para maximizar nuestra eficiencia.
Esto da lugar a un recorrido que pod¨ªamos dividir en tres etapas b¨¢sicas. La primera es el aprendizaje de los fundamentos, que no consiste simplemente en lo que acabamos de resumir sobre ataques autom¨¢ticos y manuales, sino tambi¨¦n la importancia del posicionamiento; bien para ejecutar artes m¨¢s efectivas cuando se realizan al frente, desde un lateral o desde atr¨¢s, bien para situarnos sobre las ¨¢reas donde podemos potenciar ataque, defensa u otros atributos si un aliado las invoca para ello.
Tambi¨¦n la importancia del timing, de activar las artes no en el momento en el que est¨¢n disponibles, sino justo en el que impacta un ataque autom¨¢tico para as¨ª ejecutar una cancelaci¨®n y recargar m¨¢s r¨¢pido otras artes. O la importancia de los combos, las cadenas de estados (desprotecci¨®n, derribo, etc.) que aumentan el da?o o los objetos ganados a la vez que incapacitan temporalmente a los enemigos. O la importancia de cada rol para complementar a los otros: aunque sea tentador subir el n¨²mero de atacantes, estos caen m¨¢s r¨¢pido si los guardianes no atraen la atenci¨®n de los enemigos, y quedan inutilizados en el suelo si no hay sanadores para revivirlos.
La cantidad de l¨ªneas, efectos y n¨²meros que aparecen en pantalla pueden confundir al principio, pero a la larga todo cobra sentido y aprendernos a fijarnos en lo que realmente importa en cada momento. Ah¨ª es donde pasamos a la segunda etapa, la de experimentaci¨®n. Donde reside la gracia real del juego. La alternancia entre clases para probar diferentes configuraciones, el cambio de personaje en pleno combate si queremos actuar por ellos en vez de simplemente dar ¨®rdenes b¨¢sicas o por turnos en las cadenas?(aunque no habr¨ªa sobrado un men¨² radial para agilizar la elecci¨®n), y la entrada en escena de los Ur¨®boros como nueva capa superpuesta sobre la normal.
Esta especie de robots org¨¢nicos, a falta de etiqueta mejor, resultan de la fusi¨®n temporal entre dos protagonistas, sean Noah y Mio, Eunie y Taion o Lanz y Sena. Como era de esperar, tienen sus propias artes y un ¨¢rbol de mejoras dedicado, adem¨¢s de dos variantes en funci¨®n de si es uno u otro personaje el que lleva la voz cantante en la fusi¨®n (vamos, que son seis a efectos pr¨¢cticos). Su activaci¨®n se puede realizar desde el principio, algo que podr¨ªa acabar trivializando el combate normal de no ser por el v¨ªnculo, un medidor que aumenta de nivel con las artes de fusi¨®n.
Y qu¨¦ son las artes de fusi¨®n, preguntar¨¦is. ?Record¨¢is cuando antes comentamos que subir al nivel 10 de una clase permit¨ªa sumar una de sus artes al repertorio de forma permanente? Pues eso mismo. Estas artes, llamadas artes maestras, se sit¨²an en la parte izquierda de la interfaz y se pueden activar por separado, como las normales, o en t¨¢ndem con las correspondientes de la parte derecha, combinando sus efectos y contribuyendo al citado nivel de v¨ªnculo. Este empieza en 0 y escala hasta el nivel 3, momento en el que podemos invocar la mejor versi¨®n del Ur¨®boros. M¨¢s potente y duradera (es como un power-up de uso t¨¢ctico, as¨ª que el tiempo cuenta).
Y con esto llegamos a la tercera etapa, la que podr¨ªamos llamar de dominio. Tarde o temprano, a pesar de las muchas variables, clases y submen¨²s con los que cuenta el juego (hemos saltado por encima de bastantes cosas para no marearos, para eso est¨¢n los tutoriales), es f¨¢cil acabar entrando una rutina c¨®moda que funciona bien de forma consistente. Rotar entre dos h¨¦roes concretos en funci¨®n de si necesitamos priorizar ataque o defensa; adquirir y equipar un ¨ªtem para empezar los combates con todas las artes cargadas y subir r¨¢pido el v¨ªnculo; asignar otro para que un atacante o guardi¨¢n pueda revivir y necesitemos un sanador menos; etc¨¦tera.
En cierto sentido, es de lo que va esto. Experimentar hasta dar con el punto de confort que permita dedicar m¨¢s tiempo a la exploraci¨®n y a las subtramas que al combate como tal. Pero encontrar confort demasiado pronto es casi tan contraproducente como tener un periodo de aprendizaje demasiado largo (otro problema de Xenoblade 2 que mitiga Xenoblade 3). Con tanta personalizaci¨®n y tres modos de dificultad para elegir, cada jugador puede crear el reto y el ritmo que busca, pero mentir¨ªamos si no dij¨¦ramos que es m¨¢s complejo que profundo y a la larga puede acabar cayendo en cierta monoton¨ªa, especialmente si somos minuciosos con las secundarias y nuestro nivel sube m¨¢s r¨¢pido que el de los enemigos a nuestro alrededor.
Abrumador en su justa medida
Una opci¨®n para contrarrestar eso es que podemos mantener nivel deliberadamente bajo gracias a la subida manual en las acampadas. Estas regresan desde Torna: The Golden Country (la expansi¨®n de Xenoblade 2), ahora tambi¨¦n para tener conversaciones cotidianas o relacionadas con misiones (tras recabar informaci¨®n de NPC con globos amarillos) y servir como men¨² de acceso a otras funciones de personalizaci¨®n como la forja de gemas (m¨¢s simple y accesible que en Xenoblade 1, las gemas se pueden equipar a todos los personajes sin necesidad de crear copias) o la posibilidad de cocinar platos con bonus pasivos (ganar m¨¢s experiencia, dinero, objetos) si antes visitamos las cantinas locales para aprender nuevas recetas.
Una funci¨®n sin aparentes ventajas jugables, pero curiosa, es la de lavar la ropa: a medida que sumamos tiempo de juego, explorando y peleando, nuestros personajes se ensucian de forma visible y permanecen as¨ª hasta que los limpiamos mediante esa opci¨®n o un evento de la trama los hace acampar y se encarga de ello. Puede sonar a tonter¨ªa, y a efectos pr¨¢cticos quiz¨¢ lo sea (se puede ignorar por completo y no pasa nada), pero tambi¨¦n nos lleva de vuelta a esa idea de hacer del viaje eso, una aventura larga y llena de vicisitudes, no un simple recorrido de nivel en nivel.
Hablando de niveles, tambi¨¦n vale la pena comentar que el mundo vuelve a segmentarse en regiones separadas por pantallas de carga, seguimos sin regresar a un escenario totalmente abierto como el planeta Mira de Xenoblade X. Tampoco tenemos de vuelta el esprint (aunque se puede aumentar la velocidad de carrera base gracias a las afinidades de las colonias) ni la posibilidad de caer desde cualquier altura sin recibir da?o, no digamos ya de volar a bordo de un mecha. As¨ª que en t¨¦rminos de exploraci¨®n, la semi olvidada entrega de Wii U sigue marcando un camino propio que estas numeradas de momento no parecen tener intenci¨®n de recorrer.
Dicho esto, la exploraci¨®n de Xenoblade 3 poco o nada tiene que envidiar a cualquier otro JRPG, Xenoblade X incluido. Para empezar, las regiones esta vez no son simples ¨¢reas tem¨¢ticas como pod¨ªan ser las partes del cuerpo de Bionis en el primero o los titanes en el segundo; en cada una pueden coexistir dos o m¨¢s biomas con sus propias floras y faunas, temas musicales (con variantes diurnas y nocturnas como manda la tradici¨®n) y, c¨®mo no, esas colonias en las que encontrar los h¨¦roes y las misiones antes tratadas. A veces de forma del todo opcional, solo si nos salimos del camino que el ¨²til marcador rojo del desarrollo principal nos invita a seguir.
Para aderezar las cosas, tambi¨¦n se?introduce un tenue componente metroidvania que incentiva backtracking a lugares cuyo acceso est¨¢ bloqueado hasta que reclutamos al h¨¦roe con la habilidad necesaria (escalar enredaderas, subir pendientes arenosas, deslizarse por tirolinas...). Pero es de uso espor¨¢dico y, una vez conseguida dicha habilidad, se queda en nuestro repertorio de forma permanente aunque el h¨¦roe en cuesti¨®n no forme parte del equipo, as¨ª que en ning¨²n momento ocasiona las molestias que s¨ª pod¨ªan crear las habilidades de campo de los Blades en Xenoblade 2.
Otro aspecto que merece elogio es la interfaz para seleccionar y cumplir misiones. No solo indica donde est¨¢n los objetivos (sean personajes, enemigos u objetos, salvo contad¨ªsimas ocasiones), tambi¨¦n permite activar un rastro de luz hacia ellos en los niveles m¨¢s intricados (con diferentes alturas, en cuevas con bifurcaciones) e incluso abrir un acceso directo a su localizaci¨®n en el mapa para evitar tener que buscarlo de forma manual y teletransportarnos al punto de viaje r¨¢pido m¨¢s cercano en cuesti¨®n de segundos. Todo ello sin obviar la mejor organizaci¨®n general, con varias pesta?as y nivel recomendado, novedad que resulta muy ¨²til cuando se empiezan a acumular.
Xenoblade 3 es gigantesco, pero a la vez m¨¢s ¨¢gil y accesible que nunca. Y tambi¨¦n considerablemente denso para la escala que maneja. Es casi imposible correr m¨¢s de veinte segundos en cualquier direcci¨®n y no dar con algo, sea un contenedor con objetos, cofres con suministros que caen del cielo, puntos de extracci¨®n de ¨¦ter con el que se reactivan ciertos mecanismos, cad¨¢veres a los que despedir con la flauta para conseguir afinidad, signos de interrogaci¨®n que revelan misiones secundarias o enemigos ¨²nicos que al ser derrotados ahora tambi¨¦n activan nuevos puntos de viaje r¨¢pido por si tenemos que regresar en el futuro a esa misma zona. Incluso el agua se convierte en terreno de combate para aprovechar mejor lagunas y mares.
Tambi¨¦n es habitual encontrar escaramuzas entre dos grupos de enemigos entre los que podemos?decantarnos para beneficiarnos de una u otra recompensa. Por un lado, suele haber experiencia y dinero, quiz¨¢ tambi¨¦n afinidad para una colonia cercana. Por otro, doblones nopon, un nuevo coleccionable (o mejor dicho, dos, los hay de oro y de plata) que sirve para paliar otro de los inconvenientes recurrentes de la saga. ?Que quieres cocinar un plato y te faltan ingredientes? Usa un dobl¨®n. ?Que quieres completar una tarjeta de la colecciopedia y te faltan objetos? Usa un dobl¨®n. ?Que quieres subir m¨¢s r¨¢pido el nivel de una clase o crear una versi¨®n mejor de una gema? Usa doblones. Es casi como hacer trampa, pero a veces se agradece.
?El mejor Xeno?
Pregunta abierta donde las haya, y que al final del d¨ªa quedar¨¢ al gusto de cada uno. Lo cierto es que el impacto del original, cuando nos lleg¨® hace m¨¢s de diez a?os en Wii y nadie esperaba algo de semejante envergadura, es casi imposible de replicar. Xenoblade 3 dif¨ªcilmente se propone eso en primer lugar, ya que funciona m¨¢s como refinamiento que como revoluci¨®n. Esperable de un juego que lleva un tres en su t¨ªtulo, aunque eso tampoco quita que mantenga bastante independencia y reciba con los brazos abiertos a aquellos que no han jugado a ninguno de los anteriores.
Las conexiones est¨¢n ah¨ª, los veteranos encontrar¨¢n gui?os claros?en escenarios y elementos argumentales; pero el juego, para bien o para mal, no se dedica a explotar el fanservice?(aunque existe, descuidad) y dirige casi toda su energ¨ªa hacia los nuevos protagonistas. A crear un mundo nuevo con trozos de los viejos que, a pesar de ello, tiene una fuerte identidad propia. No podemos ahondar mucho sin fastidiar m¨¢s sorpresas de las necesarias, pero es algo importante para que los usuarios a uno y otro lado en t¨¦rminos de experiencia con la saga se haga una idea de qu¨¦ esperar.
Como dec¨ªamos al principio, su enfoque rematadamente humanista, donde la historia est¨¢ m¨¢s para servir a los personajes que a la inversa, puede dejar a algunos fans de la vieja escuela (incluyendo Gears y Saga) con ganas de m¨¢s enigmas y tirabuzones narrativos, sobre todo en la recta final. Pero Xenoblade 3 prefiere perseguir ¡ªy alcanza¡ª una intimidad que sobre el papel podr¨ªa parecer re?ida con una escala tan majestuosa, pero en la pr¨¢ctica consigue dejar m¨¢s huella con sus di¨¢logos y dramas que con sus elaboradas secuencias de acci¨®n o los paisajes que llevan la h¨ªbrida al l¨ªmite de sus capacidades?(donde naturalmente tambi¨¦n deslumbra).
Hablando de esto, tampoco podemos cerrar el texto sin mencionar la mejora en la optimizaci¨®n respecto a Xenoblade 2. Hay algunas zonas donde el framerate se resiente, y la resoluci¨®n din¨¢mica a¨²n se nota bastante en modo port¨¢til, donde los combates contra grupos numerosos o con mayor carga de efectos pueden distorsionar la imagen. Pero la mejora est¨¢ ah¨ª, es evidente?ya desde la versi¨®n 1.0.0, a la que hemos dedicado cerca de 120 horas con apenas dos cuelgues puntuales que reportar. No es perfecto, y probablemente nunca lo ser¨¢ con este grado de ambici¨®n. Pero eso no le impide de ser uno de los mejores juegos disponibles en Switch.
Conclusi¨®n
Xenoblade Chronicles 3 no reinventa la rueda, pero consigue cuajar un interesante cambio de tono en la obra de Monolith Soft. Con esto no queremos decir que falte el humor, porque lo hay a espuertas. Pero desde el guion hasta el doblaje, pasando por la direcci¨®n de secuencias, el juego trata con mano firme temas algo m¨¢s maduros de lo habitual. Su reparto de protagonistas es digno de ganarse un hueco entre los m¨¢s destacados del g¨¦nero, y los dem¨¢s h¨¦roes que se unen al grupo tambi¨¦n sirven para ofrecer nuevas perspectivas y enriquecer el sistema de combate. A este quiz¨¢ le pesa dar algo m¨¢s de lo que pide, lo que puede desincentivar un poco la experimentaci¨®n desde que encontramos t¨¢cticas eficientes. Pero es un equilibrio por lo general razonable para un juego que nos quiere tener en constante movimiento, de regi¨®n en regi¨®n, de colonia en colonia, de misi¨®n en misi¨®n. Cada decisi¨®n parece dirigida a allanar el camino lo m¨¢ximo posible, a empujarnos hacia delante. Para maravillarnos con sus escenarios e intrigarnos con sus conflictos. Es lo que hace que un Xenoblade sea un Xenoblade, y Xenoblade Chronicles 3 est¨¢ m¨¢s que a la altura.
Lo mejor
- Desarrollo de personajes estelar. Humor, drama, intimidad. Toca todas las teclas con talento y confianza.
- La escala apabulla, pero aporta una densidad de contenido satisfactoria.
- Direcci¨®n art¨ªstica y dise?o de escenarios al mejor nivel de Monolith Soft.
- Como siempre, la banda sonora tambi¨¦n juega en su propia liga. Maravillosa.
- Libertad de acci¨®n y personalizaci¨®n con menos trabas que nunca.
- Interfaz ejemplar para seguir el rastro de sus muchas, muchas misiones.
Lo peor
- El combate prioriza complejidad sobre profundidad y puede volverse algo mon¨®tono a la larga.
Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.