Una bienvenida expansi¨®n

Las expansiones se han convertido en un elemento cotidiano para los jugadores de PC (mientras que los usuarios de consolas empiezan a conocerlas). No es que convenzan a todo el mundo, pero tienen mucho sentido desde todos los puntos de vista: a los estudios les permite producir m¨¢s contenidos en menos tiempo, aprovechando mejor el material creado originalmente, a las productoras les puede suponer un ingreso extra sin la inversi¨®n que supone un juego nuevo y para los jugadores supone la oportunidad de disfrutar de m¨¢s contenido para un t¨ªtulo que consideren brillante.

Claro que hay expansiones y expansiones, no todo lo que se produce en este campo es bueno o brillante. Hacer expansiones no es siempre f¨¢cil, hay que tener claro que es lo que dicha expansi¨®n va a aportar el juego y tratar de que el contenido est¨¦ a la altura del original. Afortunadamente, Relic parece tener claro lo que tiene que hacer para aumentar la vida de sus t¨ªtulos y crear experiencias nuevas a partir de sus trabajos originales, tal y como demuestran con esta magn¨ªfica expansi¨®n de su aclamado Warhammer 40.000: Dawn of War.

Dark Crusade no es de hecho una 'expansi¨®n' en el m¨¢s estricto uso del t¨¦rmino. Es un nuevo juego en s¨ª mismo, que usa muchos de los elementos del original para crear una nueva experiencia, con sus propias reglas y mec¨¢nicas. Est¨¢ a otro nivel respecto a Winter Assault, que est¨¢ m¨¢s en la l¨ªnea de lo que se entiende como una expansi¨®n al uso. Sabiamente, Relic y THQ han entendido que los a?adidos de esta 'expansi¨®n' son demasiado importantes como para limitarlos s¨®lo a los que ya poseen Dawn of War, de modo que han hecho que la instalaci¨®n sea independiente: no es necesario poseer el juego original o su primera expansi¨®n para disfrutar de Dark Crusade. S¨®lo se requieren los t¨ªtulos previos si quieres jugar en multijugador con las razas propias de cada uno de ellos (Marines Espaciales, Orcos, Eldar y Caos para Dawn of War y Fuerzas Imperiales en Winter Assault).

El ¨²nico problema importante que tuvo en su d¨ªa Dawn of War era lo limitado de su modo campa?a. Si bien estaba provisto de una historia interesante y una buena variedad de misiones, estaba limitada s¨®lo a los Marines Espaciales, lo que era una aut¨¦ntica pena teniendo en cuenta la variedad y riqueza de las distintas facciones de Warhammer 40.000. Incluso las cuatro razas disponibles en total, jugables en el modo escaramuza, se quedaban bastante cortas. Winter Assault a?adi¨® a las imprescindibles Fuerzas Imperiales. Dark Crusade a?ade dos de las fuerzas m¨¢s interesantes (y pol¨¦micas dentro del mundo de Warhammer): Tau y Necrons.

Los Tau son 'los buenos' en del universo Warhammer 40.000, dentro del retorcido sentido del humor de Games Workshop. Una raza joven que ha formado en poco tiempo un gran imperio interespacial gracias a su incre¨ªble pericia para la tecnolog¨ªa. El Imperio de los humanos est¨¢ claramente podrido por dentro, aunque se mantiene por la fuerza de voluntad de su decr¨¦pito emperador y la de sus millones de fan¨¢ticos, ¨²nica salvaguarda contra las fuerzas del caos y el poder corruptor de sus dioses. Los Eldar han sido tan castigados y machacados que ya hace tiempo que dejaron de interesarse por ocupar un puesto predominante en el universo. El Imperio de los Tao es el lugar donde a cualquiera le gustar¨ªa estar (y si no, ya se encargan ellos de convencerte de ello, aunque sea por las malas); siempre optimistas, de buen humor incluso en las situaciones m¨¢s adversas y convencidos de que tienen las respuestas para todas las preguntas del universo, amparados en su omnipresente idea del 'bien mayor'.

Los Necrons son las fuerzas de los no vivos, m¨¢quinas que se mueven gracias a la voluntad de oscuros dioses. Consideran que la vida es un virus, una asquerosa plaga que hay que purgar para preservar la pureza de la no vida y su serena perfecci¨®n. De avance lento pero inexorable, esta fuerza tiene habilidades como las de regeneraci¨®n, que les permite 'resucitar' en medio de una batalla, lo que suele acarrear desagradables sorpresas para sus adversarios.

La gran variedad de unidades presentes sigue estando recreada con mimo y atenci¨®n en las cosas que les dan realmente vida. Est¨¢ muy bien tener modeladas a la perfecci¨®n un gran n¨²mero de tropas, pero para eso ya est¨¢n los propios productos de Games Workshop. Lo que hace que un videojuego sobre esta licencia merezca la pena es ver como las figuras de pl¨¢stico cobran vida, se mueven, gritan y matan de las formas m¨¢s variopintas posibles. Tanto para los amantes de Warhammer como para los no iniciados, es un placer ver detalles como un Lord Necron lanzar a un oponente varios metros con su fuerza inhumana, o ver los efectos de la poderosa artiller¨ªa de los Tau sobre el escenario, provocando un infierno de explosiones y energ¨ªa que engulle todo lo que se pone a su paso.

Incluso a pesar de que el motor que alimenta a Dark Crusade no puede competir con el impacto visual del nuevo motor creado para Company of Heroes, todav¨ªa es capaz de desplegar algunos efectos realmente impresionantes. Una de las opciones m¨¢s interesantes dentro del sistema de configuraci¨®n visual es la de establecer niveles para los cad¨¢veres persistentes, lo que hace que las unidades ca¨ªdas en combate permanezcan en el campo de batalla sin que se vaporicen. Si tu m¨¢quina puede soportarlo, resulta espectacular librar una gran batalla en el que los cuerpos ensangrentados formen un aut¨¦ntico mar de desolaci¨®n sobre el que sigues luchando incansablemente para defender una posici¨®n clave.

Ahora bien, Dark Crusade es una expansi¨®n, muy completa, pero una expansi¨®n a fin de cuentas y por tanto hay detalles que denotan su condici¨®n. Por ejemplo, Dawn of War ten¨ªa una introducci¨®n fant¨¢stica en cuanto a intensidad y calidad, cosa que no se puede decir de este t¨ªtulo, cuya presentaci¨®n  es s¨®lo aceptable. No es ni siquiera un defecto, pero s¨ª es un factor que recuerda la diferencia que existe entre una novedad y una expansi¨®n. Han pasado dos a?os desde la aparici¨®n del t¨ªtulo primigenio, es imposible que tenga el mismo impacto visual que entonces, as¨ª que unas bellas escenas cinem¨¢ticas no van a cambiar esta impresi¨®n.

La m¨²sica es nuevamente competente y transmite con acierto el ambiente del juego, aunque se echa en falta la riqueza de las voces presentes en Dawn of War, ya que las nuevas facciones no desprenden esa sensaci¨®n de vida y variedad que s¨ª que se captaba en el t¨ªtulo original. En cambio, la contundencia de las armas de fuego y el fragor de la batalla es algo que s¨ª se ha conservado, por lo que se recomienda subir los altavoces y disfrutar de la intensidad de la contienda. En general, el trabajo ac¨²stico es m¨¢s que aceptable y alberga algunos regalos para tus o¨ªdos, pero se mantiene sin destacar.

Cada una de las regiones proporciona recursos o una habilidad especial. Cada l¨ªder comienza en una regi¨®n determinada y puede moverse a las casillas a su alrededor para conquistar uno de los terrenos colindantes a su alrededor; tanto si sales victorioso como si pierdes, s¨®lo puedes hacer un movimiento en cada movimiento (una de las habilidades especiales permite hacer dos, lo que es una ventaja considerable). Cada vez que intentes conquistar una casilla saltar¨¢s al correspondiente mapa, ya en lo que es el RTS en s¨ª, y te enfrentar¨¢s con la facci¨®n que ocupe ese territorio.

Las victorias a?aden el territorio, su capacidad para generar recursos y su habilidad especial, que puede ser una habilidad estrat¨¦gica (dos movimientos por turno, atacar casillas m¨¢s all¨¢ de las adyacentes) o una peque?a divisi¨®n de hombres que te pueden acompa?ar desde el comienzo de una misi¨®n de conquista, lo que te permite desplegar una peque?a fuerza antes de que hayas empezado a construir nada. Pero el conquistar un territorio tambi¨¦n implica que puede ser atacado por un rival, por lo que en un turno te puedes obligar a desarrollar varias misiones de ataque y defensa. La ventaja es que en los territorios defendidos contar¨¢s con los mismos recursos, edificios y puntos estrat¨¦gicos que ya ten¨ªas cuando ganaste el mapa por primera vez, adem¨¢s de que puedes gastar recursos en a?adir refuerzos inmediatos. La mayor dificultad reside en acabar con las bases de las facciones rivales, mapas de gran dificultad y en el que el enemigo tendr¨¢ una gran superioridad de hombres y recursos a menos que trabajes muy bien.

Como se puede esperar, siete facciones son muchas para un RTS, especialmente cuando tienen tanta variedad y complejidad como las presentadas en Dark Crusade. Si ya las cinco anteriores eran muy ricas en posibilidades, las dos nuevas facciones, que adem¨¢s son dos fuerzas muy distintas y heterodoxas, a?aden una complejidad que conforma un puzzle que entusiasmar¨¢ a cualquier amante del g¨¦nero.

Como se puede esperar, equilibrar estas siete facciones no es nada f¨¢cil, pero se puede decir que Relic ha hecho nuevamente un buen trabajo en este aspecto, modificando detalles all¨ª y all¨¢ para evitar que alguna raza se quede en clara inferioridad con respecto a las dem¨¢s. As¨ª, los jugadores pueden elegir aquella raza que m¨¢s se adapte a sus gustos y aprender sus entresijos, ya que cada una es muy diferente y ofrece cosas distintas.

El sistema de moral y el de bonificaciones de los terrenos han sido algo difuminados para dar mejor cabida a las dos nuevas razas. Los Necrons no reciben ning¨²n tipo de modificaci¨®n de posici¨®n sobre tablero (ni positiva ni negativa) y los Tao tendr¨ªan una enorme ventaja sobre los dem¨¢s si usaran intensivamente la cobertura a su favor, ya que son expertos en el manejo de las armas de fuego. De ¨¦ste modo, se reconoce una vez m¨¢s que aunque Relic quiera mantener el esp¨ªritu de la saga y sus reglas, algunas simplemente no funcionan para un RTS. Con todo, hay que lamentar que el brillante sistema de cobertura de Company of Heroes no tenga un eco en Dark Crusade (aunque ese es un problema de dise?o que tiene dif¨ªcil soluci¨®n para un juego con siete razas futuristas). Posiblemente, los nuevos mapas y mods que surjan para este t¨ªtulo har¨¢n hincapi¨¦ en dar m¨¢s relevancia a estos apartados, ya que son muy apreciados entre los m¨¢s entendidos y h¨¢biles en el g¨¦nero.

S¨ª que hay en cambio un renovado inter¨¦s por los camuflajes, ya que cada facci¨®n ha adquirido poderosos sistemas de ocultamiento y detenci¨®n que pueden condicionar una partida. La Inteligencia Artificial es buena, aunque a veces peca de inocente y es incapaz de responder adecuadamente a t¨¢cticas de asalto instant¨¢neo (cuando un jugador consigue agrupar r¨¢pidamente a un grupo de hombres y los lanza a un asalto contra los todav¨ªa pobres recursos del adversario). Nuevamente, deber¨¢n ser los modders los que intenten hacer que Dark Crusade ganen en complejidad t¨¢ctica, aunque ese es un tema reservado para los m¨¢s expertos; el grueso de jugadores de RTS encontrar¨¢ un buen reto en cualquiera de los tres modos de dificultad incluidos. Al igual que sus predecesores, es un RTS muy disfrutable por todo el mundo, con un equilibrio razonable entre construcci¨®n, t¨¢ctica y microgesti¨®n y con una gran capacidad de ofrecer 'trucos' para que los jugadores m¨¢s avispados los aproveches en su favor.

Dark Crusade abunda en trucos sucios que pueden operar en tu favor o en tu contra: enemigos invisibles que te machacar¨¢n si no tienes sistemas de detecci¨®n, teletransportes, tropas que pueden salir delante de tus narices, ataques demoledores, criaturas ultrapoderosas? ¨¦sto se aprecia mucho m¨¢s cuando te enfrentas con jugadores experimentados en multijugador, pero no dejes nunca de tenerlo en cuenta.

Tanto los Tau como los Necrons son unidades complejas, tanto como pueden serlo los Eldar, ya que est¨¢n llenas de matices y posibilidades. Si eres un iniciado en el g¨¦nero, ser¨ªa recomendable irse a por los Marines Espaciales, que son m¨¢s simples y con fuerzas m¨¢s equilibradas.

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