La fiesta del a?o pasado

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Vuelven. ?sa es la palabra. Los ya inolvidables Rabbids reaparecen en Wii y DS con todo el sentido del humor que los caracteriza, tray¨¦ndonos diversi¨®n para todo tipo de jugadores y decenas de minijuegos de sencill¨ªsima mec¨¢nica. No han cambiado. Y esto puede ser visto como un problema, de hecho, se les hubiera agradecido una propuesta algo diferente a las alocadas ideas que nos han dejado ya un par de veces. TV Party es uno de esos t¨ªtulos que parece m¨¢s una expansi¨®n de la idea primaria que una secuela real. Ya pas¨® con la segunda parte y ahora se vuelve a pecar, aun habiendo pasado ya dos a?os desde el original.

Estallan. Pero que nadie se asuste, los conejos de Rayman siguen prestando una de las mejores experiencias multijugador que ha dado Nintendo Wii, y esta vez soportando partidas de hasta 8 jugadores (por turnos). Adem¨¢s, hay una pol¨¦mica novedad: el uso de la flamante Wii Balance Board (inclu¨ªda con WiiFit). Pol¨¦mica porque para disfrutar del juego al 100% se nos exigir¨¢ el uso del perif¨¦rico, algo que no gust¨® a muchos desde que se anunciara y apasion¨® a otros, los ya poseedores de la tabla creada para el mencionado WiiFit y algunas otras curiosidades, como la que hoy nos concierne, Shaun White Snowboarding o Skate it.

Repiten. Sin ning¨²n alarde t¨¦cnico, Rayman Raving Rabbids: TV Party encantar¨¢ a los que a¨²n hoy alucinen con las dos primeras entregas y las tengan cerca de los Wiimotes para cuando haya invitados. Nos encontramos ante una nueva tanda de minijuegos para hasta 4 jugadores simult¨¢neos, aunque las temidas repetici¨®n y monoton¨ªa empiezan a hacer excesiva aparici¨®n con tres t¨ªtulos a sus espaldas. Estos conejos son los de siempre y sus chistes comienzan a oler a podrido o desfasado. Un juego que no alcanza el notable precisamente por su dejadez creativa y jugable. Una joya que s¨®lo brillar¨¢ en las vitrinas de los que no tengan ninguna de las dos primeras entregas.

Funcionan. P¨¢rrafo positivo ahora. Como digo, los seguidores de las andanzas de Rayman en su odisea anti-conejo encontrar¨¢n en este t¨ªtulo un nuevo elenco de chistes, animaciones y minijuegos, algunos de ellos haciendo un s¨®lo correcto uso de la Balance Board. Pero los que no hayan probado la sinergia de la mascota de Ubisoft con estos destructivos roedores p¨¢lidos est¨¢n de enhorabuena: acaba de llegar el momento de conocer la locura y diversi¨®n que pueden llegar a proporcionar, con un juego que, evaluado de manera radicalmente individual, casi mantiene la calidad de sus antecesores. Y decimos "casi" porque se le echa algo de menos

Oscilan. Como toda esta primera p¨¢gina de an¨¢lisis, con lanzas a favor y en contra. Los Rabbids de TV Party nos har¨¢n vibrar de emoci¨®n en algunos momentos y se nos antojar¨¢n algo sosazos en otro, como ya ocurr¨ªa en las dos primeras entregas, aunque quiz¨¢ en ¨¦sta se acent¨²e un poco m¨¢s esto ¨²ltimo. Hay minijuegos divertid¨ªsimos y que querremos repetir hasta la saciedad y otros insusos como ellos solos, que casi da corage tenerlos que jugar, lo que repercute en la p¨¦rdida de inter¨¦s de los nuevos jugadores o los menos experimentados, algo que Ubi ha intentado evitar a toda costa desde que se cre¨® la saga.

S¨®lo cambia el marco, pues el juego es el mismo de siempre. Completar tandas de minijuegos sucesivamente quedando en la posici¨®n exigida en cada uno de ellos. Si el a?o pasado nos enfrent¨¢bamos a un centro comercial totalmente tomado y el anterior a un coliseo del que escapar con Rayman como verdadero protagonista, esta vez la virtualidad del mundo de la televisi¨®n no supondr¨¢ m¨¢s cambio de mec¨¢nica que una diferente organizaci¨®n de los retos y minijuegos.

El sonido tambi¨¦n se mantiene, sensacional. Las voces y alaridos de los conejos siguen siendo desternillantes. Las m¨²sicas son parecidas a las empleadas en los programas reales, las sinton¨ªas de las cabeceras, las cortinillas... Por ello, s¨ª que podemos decir que estamos ante el apartado musical m¨¢s cuidado de la saga, pues se le ha prestado una especial atenci¨®n. Como siempre, ausencia de doblaje a ning¨²n idioma y correct¨ªsimos textos en espa?ol, para explicar los juegos, los controles, mec¨¢nicas, men¨²s, etc.

El Wiimote volver¨¢ a sonar de distintas maneras, seg¨²n la situaci¨®n. Cada minijuego se ambienta en un entorno y tema distinto, sin tener relaci¨®n con la cadena de televisi¨®n o el programa en que se englobe. Esta ambientaci¨®n aparece en los disfraces de los conejos, los escenarios, las m¨²sicas o los efectos de sonido y siempre es introducida por v¨ªdeos que nos presentan a los conejos en acci¨®n. En relaci¨®n a los v¨ªdeos hemos notado que est¨¢n algo m¨¢s trabajados que en los dos anteriores t¨ªtulos, igual que las explicaciones y leyenda de botones para el manejo.

Pero tambi¨¦n encontramos minijuegos sorprendentes, novedosos y no por ello que funcionen peor, casi al contrario para los poseedores de las anteriores entregas. El uso de la Wii Balance Board se convierte en una obligaci¨®n para disfrutar al m¨¢ximo de montones de minijuegos, un error considerable desde nuestro punto de vista, pues no todos los poseedores de Wii tienen el perif¨¦rico. Algunos de estos divertidos eventos y retos utilizan la Balance Board a la vez que un Wiimote y un Nunchuk por jugador, lo que supone que una partida de 4 jugadores en condiciones requiera 4 Wiimandos, 4 Nunchacos y 1 Wii Balance Board. Demasiado costoso. Las partidas de 8 ir¨¢n por turnos, quitando diversi¨®n a la mec¨¢nica pero siendo la ¨²nica posibilidad.

Los nuevos minijuegos son una sorpresa tras otra, y hacen entra?ablemente agradables las primeras partidas, cuando los vamos probando, algo que apasionar¨¢ tambi¨¦n a los m¨¢s ocasionales y a nuestros invitados. Para poder ejemplificar bien el an¨¢lisis explicaremos las mec¨¢nicas de algunos, muy sencillas como siempre pero divertidas, r¨¢pidas y amenas. Uno de los que m¨¢s se ha hablado y hablar¨¢ es el descenso en trineo de un jugador mientras el resto le tira avalanchas de nieve. El protagonista debe sentarse en la Wii Balance Board y con ayuda de su trasero y el Wiimote y Nunchuk pilotar el descenso a toda velocidad del trineo en pantalla. El resto de jugadores apuntar¨¢ a la pantalla y har¨¢ el gesto de arrojar con sus Wiimandos, intentando derribar al del trineo.

Otro minijuego muy trabajado y divertid¨ªsimo es el de baile, que ahora incluye movimientos marcados de brazos y piernas. Lo mismo ocurre con el gimnasio, que nos colocar¨¢ encima de la Wii Balance Board y nos obligar¨¢ a imitar todo tipo de rid¨ªculas posturas, recogiendo nuestra posici¨®n de manos y piernas gracias al uso simult¨¢neo de los tres perif¨¦ricos (Wiimote, Nunchuk y tabla). Hay algunos otros minijuegos que usan los tres perif¨¦ricos. Lo malo e irremediable al mismo tiempo es que, en ¨¦stos, habr¨¢ que turnarse para usar la Balance Board. Es un acierto de Ubisoft dejar que los otros tres jugadores interact¨²en y puedan dificultar la haza?a del protagonista, como con las avalanchas de nieve antes comentadas.

En otros minijuegos se potencirar¨¢ nuestra memoria, nuestros reflejos y rapidez de actuaci¨®n, la velociad de agitaci¨®n, la punter¨ªa, la estrategia, la conducci¨®n... Es precisamente esa variedad la que tan buenos resultados dio a los anteriores y aqu¨ª vuelve a aparecer. Aunque tambi¨¦n debemos recordar que los que ya posean alguno de los dos anteriores ver¨¢n en este nuevo Rabbids algo m¨¢s de monoton¨ªa y pausa, salvo en los mejores minijuegos, que nos llevar¨¢n a surcar el espacio sobre la Balance Board, a disparar a todo conejo que se atreva a moverse, a rebotar por paredes a base de golpecitos de Wiimote... Y no diremos m¨¢s para no quitar la magia esencial de las primeras 10 ¨® 12 partidas

Una vez m¨¢s, seguimos sin modo online. Es cierto que el juego no lo exige, y que presta lo que promete: risas y emocionantes partidas para 8 ¨® 4 amigos. Pero en los tiempos que corren no le hubiera sentado mal un modo online competitivo, aunque fuera s¨®lo cerrado y con lista de amigos. As¨ª podr¨ªamos jugar acompa?ados siempre, est¨¦n o no a nuestro lado f¨ªsicamente.

TV Party volver¨¢ a ser una fiesta que llene de risas el sal¨®n. Su propuesta no ha perdido inter¨¦s pero a la media hora de jugarlo, el experto en el g¨¦nero aprecia que esta vez se ha trabajado un poquito menos, y eso que hay minijuegos complet¨ªsimos, que no pod¨ªamos ni imaginar. No queremos que Rayman tenga canas a¨²n o que los conejos empiecen a marcharse de nuevo a su planeta. Queremos m¨¢s y mejor invasi¨®n rabbidiana pero con distinci¨®n, diferencia y la misma diversi¨®n o sorpresa que trajo a Wii el primero.

Lo mejor: