Cr¨®nicas de una espada sin filo

De un tiempo a esta parte, cada vez son menos los juegos que se apoyan en g¨¦neros 'puros' para triunfar. La irrupci¨®n en el mercado de Grand Theft Auto, que mezclaba la libertad de acci¨®n con elementos de conducci¨®n, desarrollo de personajes (algo simple) o fases m¨¢s animadas fue s¨®lo un peque?o paso. Los 'grandes g¨¦neros', como la aventura o el rol, dieron paso a fusiones, los plataformas adquirieron libertad de movimiento por grandes entornos y obtuvieron fases m¨¢s centradas en la acci¨®n que en los saltos. Estos h¨ªbridos fueron poco a poco desplazando a los productos puros. De hecho, la pasada generaci¨®n de consolas era muy raro encontrar aventuras gr¨¢ficas reales o plataformas como los que en su momento triunfaron en los sistemas de 16bits. A d¨ªa de hoy, casi todos los juegos se acogen a esta mezcla de elementos para dar lugar a h¨ªbridos que, mejores o peores, suelen contribuir a llevar m¨¢s all¨¢ la jugabilidad e intentar dar una vuelva de hoja, reinventar la rueda. Desde la irrupci¨®n de ReZ en el mercado, los puzzles se convirtieron en un g¨¦nero perfectamente apto para los elementos musicales, que a su vez ya daban especial importancia a los reflejos y la habilidad.

M¨¢s recientemente, el pasado 2007, lleg¨® a las tiendas un juego sin hacer demasiado ruido. Su car¨¢tula invitaba a crear inter¨¦s: una especie de cl¨¦riga con la mano abierta se encontraba rodeada por un caballero esqueleto y un extra?o ninja con una gran espada. Su nombre era 'Puzzle Quest: Challenge of the Warlords' y por primera vez en mucho tiempo detr¨¢s de un artwork atractivo, pero no espectacular, pod¨ªamos encontrar una verdadera joya destinada a revolucionar el subg¨¦nero. Originalmente lanzado en PlayStation Portable y Nintendo DS, fue en su salida dentro del Xbox Live Arcade de Xbox 360 cuando empez¨® a hacer ruido y a adquirir adeptos. Su desarrolladora original, Infinite Interactive, afincada en Australia, comenz¨® a compararse con Q Entertainment como uno de los estudios destinados a renovar el g¨¦nero. Y no era para menos. Puzzle Quest fue un ¨¦xito, lo que llev¨® a su estudio a desarrollar nuevas versiones como Puzzle Quest Galactrix o el spin-off Puzzle Kingdoms, que cambiaba los tableros de fichas de colores por la estrategia por turnos. Ahora nos llega el nuevo producto del estudio.

RPG vs. Puzzle
Infinite Interactive puede presumir de haber sido una de las desarrolladoras que m¨¢s provecho ha sabido a sacar de la fusi¨®n de g¨¦neros. En Puzzle Quest, consiguieron crear una aventura de rol profunda, con una historia no muy espectacular pero suficientemente ¨¦pica y -evidentemente- muy por encima del g¨¦nero (los puzzles). Los a?adidos roleros eran los justos y necesarios: movimiento por ciudades, posibilidad de subir de nivel, adquirir habilidades, derrotar enemigos y quitarle puntos de vida con nuestros hechizos, conquistar ciudades, conseguir mascotas para luego usarlas en batalla. Todo lo importante, es decir, el desarrollo, se hacia mediante combates que no eran sino fases de puzzle cl¨¢sicas: hacer estallar bolas de colores. Puzzle Chronicles recupera esta mec¨¢nica, pero le da una vuelta de tuerca para intentar llevarlo todo un poco m¨¢s lejos. As¨ª, tras iniciar a una partida y leer varios cuadros de di¨¢logo que nos sit¨²an en una ambientaci¨®n fant¨¢stica (similar a Conan), toca superar un tutorial en el que aprenderemos las nociones b¨¢sicas del sistema de juego.

La primera novedad es que los niveles de puzzle tienen una movilidad diferente: las piezas no caen de arriba a abajo (ni a la inversa), sino que se mueven de izquierda a derecha. Siguen siendo de colores, bloques de tres inicialmente, aunque seg¨²n se avance en el juego ir¨¢ poni¨¦ndose m¨¢s complicado; el objetivo no var¨ªa: hacerlos explotar cuando varios del mismo color se juntan. Por supuesto, tenemos un bot¨®n para poder rotarlos y otro para enviar el bloque directamente al fondo, lo que nos ahorra tiempo. La siguiente novedad se introduce con la aparici¨®n de los bloques de mayor tama?o, que se crean al conseguir un bloque de 2x2 del mismo color. Similar a Puyo Puyo, los cuadros se convierten en una gran masa que, al ser destruida, golpea m¨¢s fuerte que los bloques normales. El siguiente paso son las bombas explosivas, que nos permiten destruir todos los cuadros del mismo color que toquen y que pueden usarse tanto con los peque?os como los grandes. Son un bien preciado y, al usarlos, atacaremos a nuestro rival, situado en la zona opuesta de la cuadr¨ªcula.

Como se ha explicado, cada puzzle en Puzzle Chronicles est¨¢ relacionado con batallas. De esta forma, tanto en la versi¨®n de Nintendo DS (sobre la cual se ha realizad este an¨¢lisis) como en PlayStation Portable, en la zona superior tenemos una animaci¨®n de combate que muestra a nuestro protagonista golpeando al enemigo de forma similar a Super Puzzle Fighter, aunque con el aspecto visual de un Mortal Kombat. En la zona inferior de la pantalla (la t¨¢ctil de DS) tenemos el tablero de juego dividido en dos mitades perfectas, con una barrera que va cediendo hacia el personaje que est¨¦ perdiendo la partida en ese momento. La forma de derrotarle es ir creando explosiones de bloques para hacer bajar la barrera. Por supuesto, hay m¨¢s formas de hacerlo que con los bloques simples. As¨ª, tambi¨¦n se incluyen bloques comod¨ªn (que sirven para enlazar cualquier color) y bloques con la est¨¦tica de una calavera, que forman bombas m¨¢s da?inas. La mec¨¢nica es sencilla en la pr¨¢ctica y algo m¨¢s dura en la teor¨ªa, no tanto por su complicaci¨®n real como por supuesta en escena, algo pobre, con un control algo deficiente y lento.

Todo esto ser¨ªa lo relacionado con los puzzles, pues evidentemente la parte de RPG adquiere mayor fuerza: nuestro protagonista sube de nivel, podemos mejorar sus atributos con puntos destinados a tal fin, etc¨¦tera. As¨ª mismo, encontramos un desarrollo de personaje modaderamente trabajado, que nos obligar¨¢ a ir resolviendo puzzles diferentes para poder mejorarlo y adquirir nuevos objetos y/o ayudas. Una de ellas es la denominada Bestia de Guerra, una especie de mascota/invocaci¨®n/habilidad m¨¢gica que nos permite llamar a una criatura que aparece en pantalla y realiza un golpe al enemigo. Para poder invocarla debemos rellenar un medidor situado en la zona izquierda de la pantalla, realizando alguna cosa determinada. Por ejemplo, eliminando bloques de un mismo color. La forma de obtener a esta Bestia de Guerra es donde encontramos la 'novedad' o lo destacable: si bien los combates contra los enemigos del juego nos presentan movilidad de las fichas de izquierda a derecha, en ese 'minijuego' los bloques caen de arriba a bajo, como suele pasar de forma convencional en el g¨¦nero de los puzzles.

No es la ¨²nica opci¨®n que encontraremos para hacer de nuestro personaje algo ¨²nico. Adem¨¢s, tendremos otros minijuegos/niveles para subir de nivel las habilidades o directamente conseguirlas. Podremos buscar tesoros y, en este caso, la mec¨¢nica var¨ªa: seguimos con el desplazamiento de arriba a abajo, pero el objetivo es destruir todos los bloques que haya en pantalla del mismo color, independientemente de todos los dem¨¢s. Otro de los minijuegos incluidos, Calabozo, nos va exigiendo que hagamos combos en un orden determinado: primero piezas verdes, luego azules, amarillas, etc¨¦tera, hasta que consigamos terminar el puzzle. El ¨²ltimo ser¨ªa Fabricar objeto, m¨¢s complicado pues los bloques no son de tres piezas, sino de nueve. El objetivo es el mismo: seguir un orden determinado a la hora de ejecutar un combo de destrucci¨®n de bloques. Todos estos minijuegos est¨¢n accesibles desde el men¨² principal y se van realizando en el propio modo principal, que es pr¨¢cticamente el ¨²nico al que dedicaremos algunas horas de juego. ?ste, por otra parte, se desarrolla mediante un mapamundi, en el que nos movemos de punto A a punto B mientras dialogamos o vemos alguna secuencia en pantalla.