Pacify, an¨¢lisis: mu?ecas demoniacas

Reiko Asakawa investiga un suceso extra?o. Como periodista veterana, tiene un olfato para las buenas historias, aunque en este caso concreto, se trate de una especie de leyenda urbana. Seg¨²n las malas lenguas, un viejo VHS provoca las muertes de aquellos que visualizan su contenido, algo que a priori resulta rid¨ªculo. Con todo, la reportera decide seguir adelante con sus pesquisas y descubre la caba?a en la que Tomoko y sus amigos vieron el v¨ªdeo de la muerte. Intrigada, Reiko lo reproduce all¨ª mismo. Es entonces cuando su camino se cruza con el de Yamamura Sadako, una ni?a endemoniada de luengo cabello azabache. Esta figura, la de la muchacha fantasmal. se ha repetido hasta la saciedad en el cine de terror japon¨¦s, sobre todo desde que Ringu la populariz¨®. Tambi¨¦n se ha trasladado a los videojuegos.

La casa de los horrores

Pacify no es un juego japon¨¦s, pero su antagonista recuerda irremediablemente a Sadako. Viste un camis¨®n y comparte otra caracter¨ªstica definitoria: el pelo largo de tono oscuro. A diferencia de la protagonista de The Ring, los mechones no cubren su rostro de p¨¢lidas facciones. El bosquejo de su retrato nos devuelve una imagen fantasmag¨®rica: dos ojos de colores distintos recubiertos por una sombra negra, que como una l¨¢grima de carb¨®n, desciende unos mil¨ªmetros, pero se detiene antes de surcar las mejillas. En los labios, m¨¢s blancos que la tiza, se dibuja una ¡°X¡± de color sangre, algo que le confiere un aspecto terror¨ªfico.

El nuevo trabajo de Shawn Hitchcock, creador de Emily Wants to Play, es una aut¨¦ntica obra de autor. En una industria tan complicada, el mero hecho de lanzar un videojuego frisa el milagro, ya no digamos hacerlo junto a un equipo reducid¨ªsimo. Sin embargo, este desarrollador ha vuelto a publicar un producto meritorio. Se trata de un survival horror enfocado en el juego cooperativo, aunque tambi¨¦n se puede disfrutar en solitario, si bien la experiencia se torna algo m¨¢s dif¨ªcil.

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La ambientaci¨®n no sorprende por su originalidad: una casa destartalada, corro¨ªda por los a?os de dejadez, que tal vez en el pasado fuera deslumbrante, como sus ricos ornamentos sugieren, pero que ahora ha quedado como lo que es. Una vieja gloria pasto de las ratas y de las alima?as. All¨ª se desplaza el protagonista, llamado a investigar los secretos del antiguo caser¨®n, ya sea en solitario o acompa?ado de hasta cuatro compa?eros. Al intentar vivir la aventura junto a otros usuarios (o contra ellos, hay modo PvP), hemos experimentado alg¨²n que otro problema. Dado que no se trata de un videojuego de masas, encontrar una partida no siempre es sencillo. Adem¨¢s, si el host se cae, como nos ha ocurrido en un par de ocasiones, todo el progreso se pierde.

A la ni?a le gustan las mu?ecas que a ti te dan miedo

?Qu¨¦ tienen las mu?ecas para provocar esa sensaci¨®n de inquietud en las personas? No, est¨¢ claro que no todas lo consiguen, pero si nos ce?imos al estereotipo de la mu?eca antigua, la que representa a un beb¨¦ o a un cr¨ªo de aspecto tenebroso, entonces el cuento cambia. A nadie le gustar¨ªa encontrarse con Anabelle en un callej¨®n oscuro, menos a¨²n en el desv¨¢n de casa, por mucho que en el cine nos entre la risa tonta. Sea como fuere, a la chica de esta historia no solo le gustan, sino que le generan una sensaci¨®n de calma.

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Pacify es un juego en primera persona que prima la exploraci¨®n, la b¨²squeda de llaves que abren nuevas estancias para as¨ª cumplir el objetivo ¨²ltimo: quemar todas las mu?ecas marcadas. Por eso, recogemos le?a y cerillas, que usadas en la caldera del s¨®tano, alimentan el fuego purificador. Su sencillez mec¨¢nica funciona dentro de una estructura de juego que, como decimos, no resulta en absoluto innovadora ni arriesgada.

Tal vez lo m¨¢s rese?able en ese sentido sea el comportamiento de la muchacha, inofensiva durante un per¨ªodo corto de tiempo, pero letal cuando los demonios poseen su cuerpo. En esos instantes, una voz de la ultratumba resuena por los pasillos y se filtra por cada rescoldo del edificio. Con cascos, en la intimidad de la noche, la tensi¨®n aflora, aunque al cabo de un tiempo uno se acostumbra. Adem¨¢s, el sonido de las puertas suena falso, casi c¨®mico, una particularidad nada desde?able habida cuenta de que Pacify es un juego de ambiente. Sin presencia de m¨²sica, los efectos de sonido son los que generan el terror. Durante ese proceso, ese lapso de horror primigenio, podemos huir o intentar evitarla a toda costa. Con todo, si le entregamos una mu?eca, nos dejar¨¢ en paz un ratito.

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Si juegas en solitario y la chica te alcanza en su estado desatado, adi¨®s partida, bye bye, ciao ciao, sayonara baby. Morir¨¢s y tendr¨¢s que empezar desde el principio. Por el contrario, si juegas acompa?ado, el personaje se convertir¨¢ en mu?eco, pero podr¨¢ volver a la normalidad m¨¢s adelante. Por eso subrayamos lo evidente, que es m¨¢s f¨¢cil completar la aventura junto a otros jugadores que tratar de quemar las ocho mu?ecas en solitario. En cualquier caso, el juego que nos ocupa es de experiencia r¨¢pida, dura poco m¨¢s de 1 hora a nada que sepas d¨®nde est¨¢ cada objeto.

Pacify prescinde de los puzles y casi de las cinem¨¢ticas, lo que no quiere decir que no cuente con una narrativa subyacente. Estamos ante uno de esos t¨ªtulos que no te cuenta nada de forma expl¨ªcita, sino que lo tienes que descubrir a trav¨¦s de los documentos desperdigados por la casa. Lo que queda es una puesta de escena funcional que nos invita a desentra?ar los secretos del pasado para destapar los sucesos del presente. El guion, aun as¨ª, es el de un videojuego que hemos jugado una y mil veces.

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Mientras escribimos estas l¨ªneas, Shawn Hitchcock ya ha anunciado que se encuentra en proceso de desarrollar nuevos mapas e historias. ¡°Habr¨¢ nuevas localizaciones, monstruos, misiones y cosas por hacer¡±, adelanta en su p¨¢gina de Steam, para luego puntualizar que ¡°trabaja solo¡±, por lo que necesitar¨¢ tiempo para confeccionar ese contenido gratuito. ?A qu¨¦ criaturas nos enfrentaramos en el futuro? Qui¨¦n sabe. De momento, conc¨¦ntrate en ella, la ni?a de cabellos lacios. O mejor dicho, en las mu?ecas, el instrumento del horror. Tu vida depende de ello.